Es increíble, estoy pagando impuestos. Recuerdo cuando era niño que solo los ricos, los que tenían propiedades, lo hacían. Yo no tengo donde caerme muerto y sin embargo estoy ahogado de impuestos. No existe nada más triste que ese pago. Uno sabe que es un atraco a mano armada. Uno sabe que esa platica se irá directamente al bolsillo de Luis Carlos Sarmiento Angulo, verdadero señor de Colombia, el hombre al que se le abren las carreteras, al que se le caen los puentes, el que escoge presidente y congresistas a su medida.
Si, es el verdadero emperador y por eso le ha dado una orden contundente a Uribe, en la última Asociación Nacional de Instituciones Financieras el fundador del Grupo Aval dijo que se necesitaba con urgencia una reforma laboral. Inmediatamente Iván Duque, quien está en la natural obligación de servirle a los poderosos, está contemplando seriamente la posibilidad de pagarle menos del mínimo a los jóvenes profesionales menores de 25 años. Obviamente que estos jóvenes de 25 son los hijos de obreros, de ayudantes domésticas que, haciendo un esfuerzo titánico, logran pagarles una mediocre educación a sus muchachos con la esperanza de que sean alguien en la vida. Los delfines, los vástagos de los Santos, de los Uribe, de las élites, seguirán entrando de una al mercado laboral siendo jefes, perteneciendo de entrada al selecto grupo de 120.000 colombianos que ganan más de 10 millones de pesos mensuales.
La reforma pensional que plantea Duque
nos dejará literalmente en la calle
Cada día a este gobierno se le nota más la terrible influencia que tiene sobre él Sarmiento Angulo. La reforma pensional que plantea Duque nos dejará literalmente en la calle. Cuando termine este gobierno seguramente seremos los venezolanos del momento. La tercerización laboral se habrá duplicado, los impuestos acabarán con la clase media y Sarmiento Angulo y los Ardila serán aún más ricos. Nosotros comeremos solo los mendrugos de pan que caigan de sus mesas.
Por eso, pobres de Colombia, no se les olvide seguir votando por el que diga Uribe –quien pareciera mandar solo para los grandes empresarios- en las próximas elecciones. Sigan sumidos en su nefasta ignorancia que los hace tan mezquinos, tan xenófobos, tan feos, tan sucios, tan malos. Sigan votando en contra de sus intereses para que las presentadoras de televisión sigan gritando con orgullo que esta es la democracia más estable del continente. Qué triste, ¿no? Mientras en Ecuador los indígenas lideraron una protesta que hizo recular los abusos económicos de Lenin Moreno, en Colombia los esclavos aman las cadenas. Ellos solo se conforman con saber que si votan por el que diga Uribe el próximo 27 de octubre sus hijos seguirán siendo machos y el comunismo estará lejos de nuestras fronteras así esto nos cueste la más cara y terrorífica de las cortinas de humo: la posibilidad de una guerra con Venezuela.
La base social del uribismo es mantener al pobre lejos de una verdadera educación de calidad, la base social de Sarmiento Angulo es que la señora que sirva tintos tenga los suficientes problemas y desgracias como para pensar en que lo único que podría romper sus cadenas es votar por el candidato que le convenga más a ella y a los de su clase. Los que son acusados de populismo solo porque prometen educación gratuita y servicios de salud de calidad. Acá, en esta republiqueta, el único populismo que es válido es el que le conviene a Sarmiento Angulo.
Sigan votando por los muchachos de Uribe, sean obedientes, pobres de Colombia, que gracias a ustedes los noticieros y columnistas de los periódicos manejados por los grandes grupos económicos podrán diciendo con orgullo que a diferencia de los miserables indios patirrajados del Ecuador nuestra democracia es la más sólida del hemisferio.
