Dos números especiales de nuestra revista y no fueron suficientes para incluir a todos los que hubiéramos querido que hicieran parte de esta selección, que quiso ser en principio un solo número, pero que en la medida en que fuimos descubriendo, recordando, recibiendo y leyendo textos y nombres, poco a poco fueron llenándose de cuentos las páginas previstas y fue surgiendo la necesidad de ampliar el volumen planeado, sin cumplir del todo, estamos seguros, con el objetivo ambicioso de que ambos números pudieran contenerlo todo. Vano propósito. Porque ya es sabido que toda antología, toda escogencia, es la historia de una exclusión. Un pobre gesto inacabado.
Al comienzo no teníamos claro si la selección incluiría importantes cuentistas ya fallecidos. Era un dilema. Más aún, debo confesar que dentro de los primeros autores contactados para esta muestra estuvo nuestro amigo Roberto Burgos Cantor, quien no alcanzó a enviarnos el texto prometido antes de que llegara la sorpresiva muerte. Y entonces se nos ocurrió que haríamos esta antología como un homenaje póstumo a quien fuera uno de los más exquisitos narradores del Caribe colombiano. Pero nos inhibió el temor a resultar oportunistas.
¿Qué haríamos entonces con los nombres de Jairo Mercado Romero, Leopoldo Berdella de la Espriella, Rafael Salcedo Castañeda, Germán Espinosa, Manuel Zapata Olivella, Eligio García Márquez o Marvel Moreno, para nombrar sólo algunos? Todos ellos estuvieron haciéndonos señas todo el tiempo desde la memoria para hacer parte de ambas selecciones. Pero empezó a animarnos la idea decidida de que esta sería entonces una antología de cuentistas vivos; y así se concretó. Aunque nos asiste la convicción de que algunos de los que ya no están con nosotros en viva presencia, están ahora más vivos que nunca.
Desde luego que esta selección de víacuarenta dialoga en varios sentidos con los criterios de un trabajo de extraordinario valor historiográfico, consagrado y lúcido, como el realizado por Jairo Mercado Romero y Roberto Montes Mathieu, titulado Antología del cuento caribeño, sin duda un libro que es cifra referencial cuando se habla del cuento en el Caribe colombiano, por el número de textos y autores antologados y por el amplio arco histórico y social en el que los compiladores contextualizan su trabajo. Con esa selección compartimos nombres - no textos - tanto en el primero como en el segundo número de esta revista. Me refiero a nombres inevitables como los de José Ramón Mercado, Ramón Illán Bacca, Guillermo Henríquez, Álvaro Medina, Antonio Mora Vélez, Eduardo Márceles Daconte, Guillermo Tedio, Roberto Montes Mathieu, Miguel Fálquez-Certaín, Antonio Del Valle Ramón, José Luis Garcés González, Julio Olaciregui, Martiniano Acosta, Carmen Victoria Muñoz, Jaime Cabrera, Pedro Badrán Padauí, Joaquín Mattos Omar, Gustavo Tatis Guerra, Clinton Ramírez, Joaquín Robles, Efraím Medina Reyes y John J. Junieles.
Pero lamentamos también no poder contar, por razones básicamente de comunicación (silencios indescifrables, indecisiones, contactos desactualizados, entregas tardías) y olvido nuestro, con nombres como los de Fanny Buitrago, Jaime Manrique Ardila, Andrés Elías Flórez Brum, Lenito Robinson-Bent, entre otros.
Dialoga igualmente nuestra revista con la Antología del Cuento Corto del Caribe Colombiano, que organizó el investigador y escritor Rubén Darío Otálvaro, que trabaja con cien textos de esta especialidad narrativa que desde los inicios de los años 80 ha devenido un género en franco ascenso en nuestro quehacer literario nacional y regional. Con este volumen compartimos nombres como los de Adolfo Ariza Navarro, Paul Brito, Jaime Cabrera G., Nora carbonell, Walter Fernández, José Luis Garcés, Naudín Gracián, Guillermo Henríquez, John Junieles, Joaquín Mattos Omar, Roberto Montes Mathieu, Julio Olaciregui, Carmen Victoria Muñoz y Carmen Amelia Pinto, entre otros, y agregamos a esa larga lista de “bateadores en corto” nombres como los de Boris Oyola (invisible por voluntad propia) y Bertha Cecilia Ramos.
Nos asiste la certeza de haber podido proponer
nuevos nombres de la narrativa de esta región
incluidos en un amplio arco generacional
Sin embargo, nos asiste también la certeza de haber podido proponer nuevos nombres de la narrativa de esta región incluidos en un amplio arco generacional que va, en la primera entrega, de Ramón Illán Bacca, un autor canónico de nuestra narrativa, al joven poeta y cuentista Kirvin Larios, pasando por nuestra figura insular de la ciencia ficción Antonio Mora Vélez; o rescatando de la simple anécdota una pieza antológica como El desagüe, de José Luis Hereyra; para llegar a voces descollantes como las de Beatriz Vanegas Athías, Paul Brito, Carlos Polo, Claudia Lama Andonie, Fabían Buelvas o Ricardo LLinás.
Así también, en este segundo volumen el arco de representación se extiende desde el maestro José Ramón Mercado, de larga trayectoria en la poesía y el cuento, hasta nuevas figuras como Oriana Russo y Luis Felipe Núñez, pasando por maestros como Guillermo Henríquez, Álvaro Medina y Roberto Montes Mathieu; rescatando nombres como los de Antonio del Valle Ramón, Boris Oyola y Henry Stein; celebrando sorpresas como las de Juan Miranda Marañón y Viviana Vanegas; y ratificando importancias como las de Nora Carbonell, Carmen Victoria Muñoz, Martiniano Acosta, Robinson Quintero, Antonio Silvera, Alfredo Baldovino, Rodolfo Lara y Efraín Villanueva, para mencionar sólo algunos.
Debemos destacar y agradecer las interesantes colaboraciones de la artista boliviana Antagónica Furry por sus extraordinarios collages que ilustran ilustrar la portada y las páginas interiores de esta publicación, así como también a Edgardo Solano Bárcenas la partitura de su pieza musical que se suma a la memoria documental que ´víacuarenta´ ha ido haciendo a lo largo de los años para destacar la literatura musical de los compositores del Caribe colombiano.
Esta selección de ´víacuarenta´ dialoga en varios sentidos con los criterios de un trabajo de extraordinario valor historiográfico, el realizado por Jairo Mercado Romero y Roberto Montes Mathieu, ´Antología del cuento caribeño’