Ya huele a expresidente. Y he visto todas las encuestas...
Saltaron del barco quienes también las leían. Su escudero Germán Chica y J.J. Rendón el encargado de hacer el milagro. ¿Qué pasó con el milagro? De pasar un gobierno intrascendente, soportado en una coalición con maquinarias políticas de congresistas, a un gobierno atrapado en una “paloma blanca” y de resultados, que convenciera a los colombianos que la realidad es cuestión de un nuevo “tal paro”. Que los que están equivocados son los trabajadores de la salud, los educadores y no el gobierno con sus reformas; que Colombia es más segura hoy que nunca y San Andrés una región sin gratitud por que el gobierno siempre ha estado allá. Que las pruebas PISA se equivocaron y su política de educación, su ministra, siempre han acertado. El milagro se convierte a diario en un imposible, tanto como para mostrar que no existen los motivos de peso, que ha llevado a los colombianos a las calles en este cuatrienio, sin antecedente alguno desde los años 90.
Los tres primeros años de Santos fueron normales, planos, nada sustancial para pasar a la Historia. La prueba es que necesita cuatro más para que los libros de texto no lo recuerden en una sola línea referida a “perdimos el mar de San Andrés bajo el gobierno de Juan Manuel Santos”.
Pudo dar el revolcón que necesitan nuestras corruptas e ineficaces altas cortes, y prefirió pactar la continuidad. Pudo iniciar un ambicioso plan de infraestructura para paliar el desastre anterior y nos encontramos con que se vanagloria de entregar cien miserables kilómetros de doble calzada y de estar a punto de abrir licitaciones. Y preocupa que presumiera de tener más billones que nadie para invertir en la jurásica red vial y se anunciara la venta de Isagén para pagar las obras. ¿En qué quedamos?
Quiero como joven desde ahora llamarlo expresidente Santos, para que la paz deje de ser parte de una estrategia en busca de reelegirse, y algún día se hable con sinceridad de ella, sin que haya un un relajo frente al mar de La Habana de por medio, y los heridos por bombas abunden en Pradera (Valle), Inzá (Cauca) por solo nombrar unos.
Con visión amplia y moderna del mundo, pensé que transformaría desde la raíz algunos de los muchos torcidos que hay en el país, como politiquería y corrupción. Contaba con el 80 % del Congreso y más millones de votos que cualquiera de sus antecesores. Ni Uribe atesoró tanto poder.
Se lanzó a firmar una vorágine de TLC que hundieron a sectores vitales para esa otra Colombia que no está preparada ni de lejos para competir. Y la estrategia de dar subsidios a los que gritan más no obedece a políticas de largo aliento, como cabría esperar, sino a tapar bocas y huecos. También me decepcionó que para disminuir la pobreza modificara su gobierno la metodología de medición. Ahora $300.000 mensuales sacan a una familia de las estadísticas de miseria, y $600.000, de las de pobreza.
Quiero decirle expresidente Santos, para que lo que llaman mermelada no siga aceptándose en medio de una institucionalidad que hoy tambalea. Me niego hacerle un homenaje a su ego, de convertirse en el segundo presidente reelegido y mostrar que sí pudo como lo hizo su antecesor aunque esto le cueste al país un paso al vacío.
Le digo desde ya expresidente, para salvar mi conciencia que mi voto no respaldó por cuatro años más un gobierno mediocre, donde no puedo premiar los adefesios que se propusieron a la hora de hablar de justicia, ni mucho menos cuando quien sin responsabilidad alguna no leyó, firmó, celebró y campante hoy aclama continuidad de la Unidad nacional, en busca del Ministerio de Hacienda.
No quiero escuchar más la mediocre alabanza de este cuatrienio, que el crecimiento económico colombiano fue del 4,5 % cuando Perú creció 7 %, un legado pobre para un presidente que tenía visión, una excelente preparación y ningún peaje, como demostró al volverse contra el uribismo que lo eligió.
La reelección se quedó sin escuderos y va en picada, así se verá el 25 de mayo. Triste noticia para un líder de quien yo esperaba más y hoy prefiero decirle expresidente Santos.
@josiasfiesco
