A mí me encanta Robinson Díaz, tanto que por él pagué por primera vez una boleta de teatro. Es que ahora no hay otra forma de verlo, ya que en televisión no volvió a aparecer. Lo vi en su monólogo del Cabo y en la impresionante versión teatral de la Dama de Negro. Es que soy fan de él desde que en 1996 nos deslumbró en su papel de La mujer del presidente y nunca me he perdido una sola de sus producciones. Sin embargo, desde el 2016, el que yo creía era el mejor actor de Colombia fue borrado por todos los grandes canales. La razón puede ser su prepotencia.
Es que estoy literalmente mamado de que Robinson cada vez que hable nos cuente lo malos que son los actores colombianos, lo mal preparados que están los galanes menores de treinta. Así no se puede hablar de los colegas. Robinson fue premiado con un don, el de actuar, pero lo malgasta por debajeando a los demás. Dicen que además sus exigencias en el set son casi las mismas de las de Robert de Niro.
Sí, uno puede decir que a Robinson Díaz le quedó chiquita la televisión colombiana. El resultado está en el rating, yo creo que desde el Cartel de los sapos, donde él realizó una magnifica actuación que toda Latinoamérica recuerda, la del Cabo, no aparece nada bueno en la televisión nacional. Nos hacen falta actores como John Alex Toro, como el propio Robinson. ¿Pero cómo confiar en alguien que habla mal de sus colegas?
Sí, se puede pasar de sincero, de pronto la honestidad es demasiado descarnada, pero a mí no me cabe duda de que tiene que manejar la política para que tenga trabajo. Por culpa de su prepotencia nos ha privado de verlo en televisión. Por ahora tendremos que abrazar a los Carriazo, a los Trujillo y añorar al gran Víctor Mallarino. En medio de tanta mediocridad se nos acabaron las estrellas, ¿díganme cuál es la nueva estrella de la televisión colombiana? No existen, es como si los canales, dentro de la negrerización laboral que hay en el país de Uribe, no quisieran lidiar con los grandes. Parece que creen que lo mejor es callarlos, borrarlos... no darles pantalla. Y eso es lo que ha pasado con el gran Robinson Diaz, nos privaron no solo de un gran actor sino de un hombre que tiene la altura moral para decir lo que piensa.