Quizás sonará muy mamerto recordar Me gustan los estudiantes, la canción de Mercedes Sosa, con motivo de las marchas de los últimos días. Sin embargo, so pena de serlo (y no importarme por demás) creo que lo que hicieron los estudiantes es un evento históricamente importante en la historia de la protesta ciudadana en Bogotá.
¿Cuándo se había visto que los estudiantes de universidades privadas marcharan? Por lo menos en la historia reciente es un evento sin precedentes. Muestran valores como la solidaridad, la hermandad, la reivindicación, la expresividad, la creatividad y un centenar de cualidades más que son de apreciar y de admirar. Su actitud admirable y valiente es un ejemplo muy bonito que las universidades públicas no pueden desconocer, quitan estigmas añejos y poco constructivos que tienen como base la lucha entre clases altas y clases populares. No estaría mal que surja un movimiento estudiantil interuniversitario que se organice en torno a las luchas estudiantiles uno que una, no que divida.
Qué vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría. Son aves que no se asustan de animal ni policía.
Pese a la forma violenta, invasiva y abrupta de la fuerza pública y los medios de comunicación de siempre por empañar y enlodar los esfuerzos de manifestación, los estudiantes logran siempre salir al paso de trasnochados estereotipos y realizar creativamente protestas.
Hay que agregar que ante los infiltrados (que nunca faltan) son un ejemplo de organización que no se deja manchar del estereotipo común de la violencia y la sinrazón. Mientras que se desarrollaba la marcha iban sacando a esa gente que quería romper cosas o dañarlas. El desarrollo orgánico y el impulso espontáneo de la protesta hizo que muchos marchantes fueran muy conscientes y unidos ante los actos infantiles, destructivos, y vandálicos de algunos que creen que protestar se asocia con destruir —¡qué equivocados están!— y este sentimiento hizo que la conciencia fuera el elemento que pesara más que la rabia que producen las injusticias de gobiernos saqueadores y gobernantes inútiles.
La originalidad en los mensajes, las formas de expresión no violenta son la mejor arma contra una fuerza represiva y criminal, que contrario a su obligación, que es velar por la seguridad de la ciudadanía, lo que hacen es reprimirla, provocarla y sobre todo, violentarla. ¿O a ustedes les parece muy bueno que lancen gases contra un hospital o contra gente que está simplemente observando? ¿No sería bueno que por un momento pensemos en cuáles son los verdaderos motivos que generan una parálisis en el tráfico? ¿Importa más el tráfico que las denuncias justificadas y concretas? El derecho a la protesta es un derecho constitucional, ¿no se supone acaso que ustedes como policías deberían velar por el bienestar de los manifestantes y por el de la gente? ¿Ustedes en serio no creen que hay injusticias al interior de su institución, en la sociedad? En su juramento ustedes dicen proteger y servir a la comunidad, ¿deja de ser comunidad aquellos que protestan en contra de ustedes, deja de ser ciudadano quien decide cuestionar sus abusos? ¿Para quién trabajan ustedes, para los políticos de camionetas grandes para los cuales ustedes todos los días abren vías y paran tráfico, o para los ciudadanos a los cuales castigan por tratar de trabajar honradamente en la calle? ¿De dónde creen que sale su sueldo?
El regaño no solamente va a la policía, también a los violentos: ¿no ven ustedes que sus actos deslegitiman la protesta ciudadana, no se dan cuenta acaso que las estupideces que hacen como provocar a las autoridades o romper edificios, locales de gente que trabaja y vidrios de establecimientos es una cosa muy poco inteligente y que no justifica nada? y sobre todo, ¿no se dan cuenta que al actuar violentamente, les dan facultades mayores a los estúpidos gobernantes para justificar sus hamponadas y sus idioteces?
Me gustan los estudiantes que rugen como los vientos cuando les meten al oído sotanas y regimientos. Pajarillos libertarios, igual que los elementos.
Las marchas pacíficas de los estudiantes de distintas universidades públicas y privadas, sobre todo las privadas, han sido un ejemplo claro de cómo dirigir una protesta de una manera adecuada, a pesar de que los medios quieran invisibilizar y deslegitimar la protesta por todas las formas con imágenes de violencia, del morbo y la comidilla mediática, la pobreza creativa, el facilismo de reportar los actos negativos, de no indagar a profundidad, está más que claro que las intenciones del gobierno es darle un peso mayor a todos aquellos actos que les permitan crear más formas de reprimir la voz del pueblo.
Ahora quieren "regular la protesta" yo les pregunto: ¿Qué es regular la protesta? ¿Pedirles permiso a ustedes para manifestarnos contra ustedes? (como el exfiscal que se investiga a sí mismo por corrupción) ¿Poder golpear personas sin ninguna repercusión ni abuso de autoridad? ¿Seguir cometiendo arbitrariedades en nombre de la nación, de un expresidente?
Por favor, ¡no nos quiten más! ¿Cuánto más quieren? ¿Cuánto más necesitan? Los peores delincuentes son ustedes, grupos de ñeros atracando en manada quedan en pañales para las millonadas y las tajadas que ustedes nos roban. Elucubran planes macabros, faltos de toda ética y moral para quitarnos a todos el pedazo de país que nos queda.
Estamos mamados, estudiantes y no estudiantes, de que nos roben las ganas de progresar, las ganas de crecer, las ganas de formar parte de algo más grande. Su egoísmo, su avaricia incalculable, su codicia perpetua y su enfermiza adicción al poder hacen que la voz del pueblo se plante y se manifieste a través de los estudiantes.
Me gustan los estudiantes que con muy clara elocuencia a la bolsa negra sacra le bajó las indulgencias. Porque, ¿hasta cuándo nos dura, señores, la penitencia? Caramba y zamba la cosa, ¡qué viva toda la ciencia! Caramba y zamba la cosa, ¡qué viva toda la ciencia!
Cuántas personas se han ido del país o tenemos anhelos de hacerlo precisamente porque no vemos que en todo esto haya un espacio para poder salir adelante, ni en producción científica, ni en producción académica, ni económica, ni social, ni política, ni ciudadana, ni en nada... Uno pensaría que es exagerado pensar el panorama de manera tan negativa pero es que con las condiciones en las que vivimos es realmente una consecuencia natural vivir entre protestas.
Especialmente cuando se maneja un doble discurso; por un lado, internacionalmente se promulga la paz como el mejor acuerdo de todos, internamente destrozando todo tipo de acercamiento y volviéndonos a una política bélica que favorece a pocos sectores, pero los muertos y el odio quedan en el pueblo (consecuencias de la guerra), en la gente que pone a sus hijos como carne de cañón para los experimentos bélicos, las matanzas y los vejámenes de la guerra eterna que quieren seguir perpetuando ambos bandos de la élite colombiana.
¿Seguimos con la polarización o enfrentamos el cambio con protestas pacíficas, nos unimos en una lucha o le entregamos nuestra indiferencia a quienes amasan fortunas a costa de ella? La decisión no está en solamente los estudiantes, la decisión está en nuestras manos.
Es una brillante idea la de marchar, la de unir pese a las diferencias, nuestra riqueza y nuestro baluarte más preciado es la diferencia, la riqueza más grande de un país es su diferencia, somos ricos, lo sabemos pero no nos lo creemos. ¿Por qué tienen que venir otros a aprovecharse de lo nuestro, por qué no nos unimos en comunidad para crecer, por qué esas ganas de opacar a los otros con estereotipos infértiles y argumentos carentes de lógica constructiva? En vez de estar sentados dando likes, ¿por qué no caminamos por lo que creemos? En vez de estar lanzando juicios de valor, insultando, dividiendo, ¿no sería más constructivo debatir con argumentos y sustentando las opiniones, no los egos?
Quienes somos educadores nos interesa poner siempre nuestro rol de formadores por encima de la profesión, sea la que sea, al servicio de los demás, nuestras reflexiones hacen que nuestros estudiantes piensen de manera crítica, analicen sus contextos, expresen sus ideas, materialicen sus proyectos, crezcan sus iniciativas y desarrollen sociedad. Desdibujar ese rol por populismo y utilizar y manchar la imagen de los maestros que todos los días cuidan de sus hijos, es criminalizar el progreso de un país completo. ¿No se dan cuenta acaso que cuando atacan a la educación le quitan toda posibilidad a las personas de crecer?
Por estas y más razones me gustan los estudiantes, me gustan sus ideas, me gustan sus expresiones de idear una nación libre de corruptos, egoístas, codiciosos, "bandidos" que buscan deslegitimar con mentiras y de manera rastrera la forma de reivindicar los derechos de las personas. Estudiantes que buscan no solo pagar deudas del Icetex, o de créditos bancarios, sino personas que hagan crecer un país, seres humanos que libremente puedan pensar y desarrollar sus iniciativas para mejorar la calidad de vida de las personas, personas formadas en sus valores y ética que no elijan el camino de la corrupción, el dinero fácil, que sus intereses morales primen ante el espejismo del poder que da el dinero. ¡Viva el paro estudiantil! ¡Viva el derecho a la protesta!