La estupidez nos mantiene en una confrontación interna, los paros agropecuarios en el sur del Huila han dejado cientos de millones de pesos en pérdidas económicas, pero lo realmente trascendente es que campesinos y policías siguen enfrentándose y causándose daño. La violencia verbal ha pasado a los hechos y esos hechos ya no son por la reivindicación del sector agrario, sino por la fiebre desmesurada de los uribistas en contra de los santistas o viceversa.
El viernes ad portas del comienzo de la movilización social nos careamos con el destacado líder campesino William González Henao en Ke Buena Stereo Noticas, del periodista Alberto Renza Lizcano en la emisora La Fiera de Timaná; él decía que se iban a tomar las vías del sur del departamento para presionar al Gobierno y obligarlo a cumplir los compromisos adquiridos en un acta firmada en la ciudad de Neiva; y quien escribe, le refutaba que no nos impidieran el normal desarrollo de las actividades de quienes consideramos justas sus peticiones y respetamos el derecho a protestar, pero sin taponamientos. Y les sugería que lo más justo y necesario era tomarse el centro del poder político y económico del país, Bogotá, D.C.
Siete días después observamos con profunda preocupación lo que ha sucedido y hacia dónde vamos. Estamos haciendo apología al libro de Vicky Dávila, Enemigos ¿Por qué se odian? Nos hemos convertido en enemigos entre hermanos, aquí, los muertos en esta guerra fratricida los ponemos los estratos populares, las personas menos favorecidas terminamos prestando el servicio militar, de patrulleros de la Policía, sub oficiales del Ejército, o en su defecto al servicio de los grupos armados ilegales, llámese: guerrillas, autodefensas o bandas criminales. Reflexionemos, ¿Quiénes nos están llevando a esto?
La crisis agraria que actualmente estamos viviendo se empezó a agudizar en el gobierno Gaviria con la “Apertura Económica”, continuó con los “Tratados de Libre Comercio” del gobierno Uribe, sin pensar en establecer una Política pública a favor del sector. Apenas ahora se están dando los primeros pasos para un proceso que durará años y que nos llevará a entender que estamos en un mundo globalizado y debemos prepararnos para competir.
Mientras tanto, lo ideal sería dejar de atacarnos y salir copiosamente a votar el próximo 25 de mayo, por la candidatura que más nos llame la atención. Cada quien (en privado), en este país afortunadamente democrático puede libremente escoger entre seis propuestas. Y quienes lo hacemos público, seguiremos esgrimiendo el porqué de nuestro apoyo.
