La vuelta al mundo en 80 risas es verdaderamente una ofensa para el país. El chiste se basa sobre todos aquellos estereotipos de los cuales nosotros mismos nos quejamos. Es verdaderamente absurdo que nos ofendamos porque un gringo piense que Bogotá es una selva pero premiemos con rating a un programa que nos falta el respeto de frente: ¿Por qué juntar a una modelo con un humorista y mandarlos a viajar por el mundo? ¿Es este un programa de viajes o de humor? Simple: Ellas están ahí porque deben desempeñar el rol de la chica físicamente atractiva cuyo escaso intelecto no le da para comprender la cantidad de chistes verdes que el humorista hace sobre ellas
De entrada, vemos a Laura Tobón con Boyacoman asustada subirse a un globo en la Capadoccia. El comentario de "Cuidado que eso vale plata. Es lo más caro que trajimos al paseo" que el humorista hace para referirse a la presentadora cuando la están ayudando a subirse al globo es verdaderamente ofensivo. Lo grave no es tanto el comentario. Sino que esto se transmita en tv nacional y los colombianos lo celebren con risas.
Dejando el tema del machismo a un lado, el humor del programa se sostiene sobre el chiste barato y malo. La siguiente pareja, Sara Uribe con Loquillo. Los vimos comer serpientes en Hong Kong. La analogía de comer serpiente con hacerle sexo oral a un hombre fue una constante durante los minutos que duró la escena al aire. Mejor dicho, el humor del programa es tan malo que necesita siempre estar atado a lo sexual, porque de otra manera no podría causar una sola risa. "Pónganse a pensar chicas lo bueno que han pasado metiéndose en la boca algún invertebrado" cantó el humorista ante el resto del grupo en el estudio y el canal le celebra esto con risas libreteadas.
La parte de Don Jediondo vendiendo gafas en la playa de Santa Mónica no es más que reforzar la imagen del colombiano lobo y de mal gusto. Es casi que insinuar que un campesino boyacense no puede salir de su departamento a otras partes del mundo porque no sabe comportarse. Básicamente, Caracol nos está diciendo que somos una partida de ignorantes incapaces de viajar y conocer más allá de nuestras narices. Si nos llevan a pasear en convertible lo adornamos con letreros de buses, tal y como hizo Don Jediondo. "Hay muchos estilos de presentar. El estilo presentador de la red; mariposa" Fue uno de los chistes de este humorista. Por si fuera poco misógino, machista y vulgar, ahora este programa es homofóbico.
De ahí en adelante no quise seguir viendo más. Si mi ojo terminó en semejante basura televisiva fue porque lo tenían de fondo en un restaurante. Le pedí a la mesera si era posible cambiar y poner cualquier otra cosa. Mientras los colombianos sigamos viendo este tipo de programas, debemos olvidarnos de cualquier posibilidad de cambio. En un país más avanzado, la transmisión de un capítulo como el de anoche hubiera supuesto un verdadero escándalo; la gente se hubiera pronunciado, los anunciantes le habrían cancelado la pauta a Caracol -cuesta creer que una marca no tenga problema en dejar que su imagen se asocie a un programa como éste-. Pero nada de eso sucede aquí. Después de todo, estamos en el país del Sagrado Corazón.
