De acuerdo a la Real Academia Española, esotérico es: “Oculto, reservado, que es impenetrable o de difícil acceso para la mente. Se dice de la doctrina que los filósofos de la Antigüedad no comunicaban sino a corto número de sus discípulos.Que se transmite oralmente a los iniciados”.
La astrología (no astronomía) es considerada por los científicos “una pseudociencia o una superstición”, en la cual se utilizan los fenómenos astronómicos para determinar los rasgos de personalidad y los acontecimientos que afectan a un individuo.
Frente a la inquietud de un ciudadano sobre la existencia en el canal regional TRO de un programa diario de consultas astrológicas (que él considera ofensivo desde su posición religiosa), decidí observar el contenido del mismo durante varios días, para saber de qué se trata y cuáles son los alcances de su contenido.
Efectivamente de lunes a viernes se transmite entre las 11 y las 11:30 de la noche un espacio que abre los micrófonos al televidente, para que haga las consultas sobre las razones de sus fracasos en la vida, y lo que puede esperar frente a su situación emocional, económica y de salud en el futuro.
Hay un conductor, que aparece rodeado de imágenes religiosas, y realmente sorprende por el poder de sus palabras. Al conocer la fecha de nacimiento de la persona que llama, comienza a descifrar todo sobre su existencia. Sabe la conformación de su familia, las situaciones más traumáticas que han vivido, las dolencias que padece, los por qué de sus problemas; información que termina siendo confirmada por el participante en el programa.
En algunos casos, ofrece desatar “amarres” para regresar a la pareja del televidente, invitando a la persona que se comunica, a una cita personalizada. Durante el programa las interacciones presentador-televidente se combinan con la lectura del horóscopo.
Colombia es un país que permite la pluralidad religiosa y de creencias, y la televisión debe reflejar esa diversidad, sin discriminación. Es decir, legalmente sería correcto, pero, desde el punto de vista, de la función social, educativa, cultural, que debe conservar la Televisión Pública, ¿este tipo de programas están contribuyendo a tales fines?
Sin entrar a cuestionar la validez o no, de utilizar el tarot, la carta astral, la adivinación y numerología, para predecir comportamientos humanos, la reflexión cabría desde el punto de vista, de la generación de los contenidos más convenientes para un canal regional público.
El artículo 21 de la Ley 182 de 1995, señala que la televisión pública “es aquella en la que la programación se orienta en general, a satisfacer las necesidades educativas y culturales de la audiencia”.
Ese concepto de Televisión Pública, con intereses más allá de lo comercial, y del rating, viene desarrollado por varios Acuerdos de la antigua Comisión Nacional de Televisión, en los cuales se enfatiza sobre las parrillas de programación: están “orientadas al desarrollo social y cultural de la respectiva comunidad” (Acuerdo 012 de 1997).
El Plan Estratégico del Canal TRO 2012-2015 ratifica la esencia de sus contenidos: “Programas educativos, culturales y de opinión regional, que propenden por la difusión de los valores humanos orientados al Desarrollo Social y la Integración del Gran Santander”.
La Ley 182 además establece la “preeminencia del interés público sobre el privado”, y “la responsabilidad social de los medios de comunicación”. Aquí habría que anotar, que siempre los intereses de una organización esotérica o religiosa, serán particulares, frente al grueso de la población.
Lo anterior me lleva a pensar que más allá de programas de esoterismo o de proselitismo religioso de cualquier tipo, los canales no privados deberían procurar la realización de espacios, en donde se promueva la formación de una lectura crítica del televidente, frente a estas manifestaciones, presentado sus orígenes, sus planteamientos, y devenir en la historia.
La conveniencia o no de este tipo de programas en la Televisión Pública no está ampliamente desarrollada en nuestra legislación. Hay una serie de principios rectores, pero no se precisan los límites.
Dudas similares surgieron frente a este tema en Ecuador. En el año 2008, El Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión de ese país, prohibió la difusión de programas de mentalistas o parasicólogos que pudieran inducir a errores médicos o culturales, y que llegaran a afectar la salud física o mental de la población. (confrontaropinion.com)