No logro descifrar si la intención con la cual el autor de la nota a la que haré una breve crítica aborda su defensa en favor Carolina Sanín es de índole sarcástica o cómica, porque si me decanto por lo último, lamento informarle que no logró el cometido de generar esa carcajada que causa un buen chiste o un comentario jocoso, más bien me dejó un mal sabor de boca. Parece un poco hipócrita de su parte decir que lo que usted escribió no lo hizo "pensado para el guardia de seguridad involucrado", pero indirectamente le lanzó el dardo con un poco de veneno.
Sin el ánimo de rozar el umbral de la ofensa y con la certeza de que no recibirá con agrado lo que voy a decir, califica usted para arribista haciendo de abogado del diablo y tomando por convicción la defensa de alguien elitista, prepotente y pedante como Carolina Sanín. Lo anterior teniendo en cuenta que esta "académica" (su defendida) ha estado en varias ocasiones en la picota publica por comentarios que ha publicado en Twitter con tintes ofensivos y clasistas con miras a "pordebajear" a personas que no están a su altura (que bajo la perspectiva de alguien con los pies en la tierra y sin que padezca de delirios de grandeza, dan pena ajena y ponen en tela de juicio su coherencia de cara a la realidad), comentarios que por más aburrido que esté cualquier humanoide con su vida o bajo los efectos del alcohol y/o sustancias alucinógenas osaría en escribir. Es como si ella viviera en su propia burbuja, se las supiera todas y todo aquel individuo por fuera de su círculo social apestara.
Se debe ser un extraterrestre o un ermitaño como para no saber que muchos establecimientos comerciales se reservan el derecho de admisión o establecen normas internas para garantizar que sus clientes asiduos o momentáneos vivan una agradable experiencia en su interior, se lleven una impresión positiva y posteriormente regresen. Entre dichas normas se restringe el ingreso de mascotas que para evitar que hagan sus necesidades fisiológicas en el piso, que generen ruido con sus ladridos y esto moleste a los demás clientes, o incluso lleguen a lesionar a alguien con su mordida. No faltará el indignado que diga que su perro es lo suficientemente educado como para no hacer "chichí" o "popó" en el piso del establecimiento, pero hay que tener en cuenta de que un animal no tiene el aguante suficiente en sus esfínteres del que sí pueda tener un ser humano.
Amén de que todo negocio que cuente con un gran volumen de mercancías e igual flujo de clientes debe casi que por obligatoriedad contar con el servicio de seguridad privada y no porque todos sean amigos de lo ajeno, sino para garantizarle tranquilidad a los clientes de que ante cualquier siniestro que se llegue a presentar, el guardia de seguridad esté presto a ayudarle y hasta de sacrificar su vida de ser necesario. En cuanto al procedimiento de requisa, es para ellos un protocolo casi que de cumplimiento general exigido por los directivos, propietarios o gerentes de locales comerciales. Si a uno no le gusta un lugar porque algo de allí le incomoda, es mejor no regresar, y cuento acabado. Y lo que se lee anteriormente va dirigido a usted, señor Andrés (si es que llega a leer esta nota), si le genera una molestia colosal que le requisen su carriel, morral, costal o lo que lleve a cuestas, simplemente no se aparezca por ese sitio. ¡Ah! Y no compare un local comercial o entidad del Estado con la casa de su tía Cleofe, estoy seguro de que allá no lo incomodarán con algo tan harto para usted como un simple requisa.
Por otro lado, no veo la necesidad de recurrir a la página de la RAE para conocer de primera mano que la palabra canino hace referencia a algo perteneciente a la raza canina, propio de un perro, o unos de los dientes que tenemos todos los seres humanos en nuestra boca. Pero claramente el guarda de seguridad se refería al perro de Carolina.
Entonces si lo vemos un poco más claro con las definiciones mencionadas anteriormente, el guarda de seguridad no empleó para nada de manera errónea la palabra "canino" para referirse al perro, a menos de que la señora quisiera que el empleado de seguridad llamara al perro por su nombre (no sé si fue por eso que se sintió ofendida) como quiso hacerlo ver en su tuit. Evidentemente, ante la altivez de sus palabras, ella quería ridiculizar al señor de seguridad y asimismo el señor autor de la nota en defensa, disfrazado de su abogado imaginario, haciendo comentario hilarantes de muy mal gusto (con los que él solito se ríe) y carentes de gracia alguna.
En cualquier gremio del que se tenga conocimiento, llámese médico, de la construcción, oficinistas, deporte y seguridad, etc., se emplean diversas palabras tanto técnicas como coloquiales, para hacer de su trabajo un poco más fácil y entendible entre sí. Es muy bien sabido que ante la constante repetición de alguna acción, se crea un hábito, y esto llevó nos lleva al resultado de las palabras que empleó el guarda de seguridad de manera constante en su gremio y que quizás aprendió en la academia donde se certificó, ello sin la plena intención de aparentar ser un literato o un erudito frente a la ya mencionada señora. Si usted llegara a sufrir una lesión en su rodilla, el médico a través de sus propias palabras le informará que usted sufrió una lesión de rótula de rodilla, un sobandero le dirá que usted se jodió la "chocozuela", asimismo un obrero de la construcción para manifestar que se va para la obra a trabajar, dirá de la manera más desparpajada que se va a echar "rusa", y así con más ejemplos, que si continúo esto se irá de alargue.
Dejando todo claro, paso a decirle al señor Andrés Óliver Ucrós y Licht y a la señora Carolina Sanín (su defendida virtual) que dejen a un lado tanto ''arribismo'', se unten de un poco de humildad (está comprobado científicamente que no mata personas) y que recuerden bien que cuando van a baño depositan exactamente lo mismo que cualquier ser humano o quizás hasta más putrefacto.