A lo largo de nuestra historia hemos visto y sentido miles de pestes… pero hay una en especial que es mucho más grave y la hemos causado nosotros mismos: la destrucción del ambiente.
Este daño no se realiza solamente por votar un papelito o por dejar basura regada en todos lados en la calle. ¡Claro! Estas son algunas formas de contaminar también nuestra comunidad. Pero no es solo eso… el daño radica en nuestra indiferencia hacia nuestro “medio” ambiente (y tienen el descaro de llamarlo “medio”, porque ya no es completo y solo lo hemos saqueado continuamente). Todo esto influenciado por factores políticos, económicos, sociales y sobre todo “éticos”.
No es un secreto que la administración gubernamental actual no es la mejor, aunque sí tiende hacia la mediocridad, pero ciertamente la causa eficiente del deterioro ambiental somos nosotros y nuestros pequeños actos que contribuyen a destruirlo aún más.
Han escuchado hablar del efecto mariposa, bueno, esto tiene mucho que ver con lo que platicábamos sobre los pequeños actos.
Según esta teoría, aunque yo creería que puede convertirse en una ley, nos dice: cada pequeño acto que hagamos tiene unas enormes consecuencias en el mundo y en las personas que nos rodean.
En ella se nos plantea la situación de que un aleteo de una mariposa del otro lado del mundo puede generar un huracán en el otro extremo. Puede que suene algo “extremo”, pero no es tan descabellado si lo llevamos al plano de nuestras acciones cotidianas.
Traduciendo un poquito toda esa información llegamos a la siguiente conclusión: “Pequeños cambios, generan grandes consecuencias”. Esto también aplicado tanto para cambios positivos como negativos.
Nuestras reservas biodiversas se deterioran por las inconscientes manos de nuestra especie. Y aun así nos seguimos denominando sapiens.
Esta sociedad actual solo se basa en consumir y producir, nada más. Si una carrera universitaria no genera ingresos al estado, no sirve… se elimina. Si no se ponen el nuevo vestido que usan las famosas actrices de Hollywood, no están a la moda. Así, nuestra filosofía muere lentamente y aumentan cada vez más el materialismo compulsivo, el deterioro al ambiente y la degradación del ser humano por acción propia.
Hemos dejado a un lado lo que era realmente esencial y nos convertimos en “máquinas útiles e ignorantes”
Nunca más seremos Homo sapiens sino que pasaremos a llamarnos Homo technological incultis. Todo lo que hemos hecho por acción de nuestras manos, lo borramos con nuestra cabeza.
Simplemente ya no nos importa que depare el futuro o contribuir a forjar el presente, sino en solo sentir el propio bienestar. No entienden que toda esa felicidad es efímera y ficticia; que es solo una quimera que tapa la estela de realidad en la que estamos inmersos, pero que no aceptamos y no vemos como en verdad es… solo nos volvemos indiferentes.
Ya no cuestionamos, ya no tenemos curiosidad, perdimos nuestra capacidad afectivo-emocional porque ni vivir queremos. Solo esperamos el dulce momento de la “eterna liberación” de nuestro ser, pero ni siquiera en esto podemos ser libres porque estamos atados a un ciclo del cual no hay escapatoria.
La naturaleza y su biodiversidad parecen no tener una salvación, nosotros, los humanos, en vez de buscar verdaderas soluciones solo nos enfocamos en la magnitud de los problemas y nos olvidamos por lo que luchábamos… ahora solo nos importan nuestros intereses y placeres personales.
Quiero pedirles, amables lectores, una disculpa por haber dejado este escrito en un tono lúgubre y de descontento, sé que ese no es mi estilo. Mi propósito es recalcarle a la humanidad lo que ha olvidado para que despierte un poco y pueda volver a cuestionar su actitud, que no es la mejor para dar solución a los problemas.
De que necesitan darle otro enfoque a esas situaciones y la necesidad obligatoria de comprender que todas las personas merecen ser escuchadas sin ser destruidas física, emocional y psicológicamente… En vez de eso, corrijamos nuestros errores de manera constructiva, aportando cada uno un pedacito de ese ser interior. Nunca olvidemos la promesa que hicimos de cambiar el entorno de modo que no impacte negativamente. Ayudemos todos a que ese cambio sea lo más positivo posible, sin la presencia de algún despiadado interés.
Recuerda que en ti está el secreto de poder cambiar. Solo se necesita la llave de la comprensión para abrir la puerta de la aceptación, y que esa comprensión llega cuando reconocemos nuestro error y decidimos mejorar para construir… No un mundo de perfectas ilusiones sino un mundo imperfecto lleno de personas que tienen una actitud de mejorar cada día…