Estamos ante la peor emergencia ambiental de la historia reciente de Latinoamérica. Los incendios forestales en el Amazonas son el resultado de siglos del modelo capitalista estadounidense, depredador y consumista, que en su afán por generar capital ha destruido los recursos naturales de nuestros países latinos.
Hace ya 60 años, Charles David Keeling demostró que las emisiones de CO2 en la atmósfera estaban aumentando progresivamente, causando lo que hoy se conoce como "cambio climático" o "efecto invernadero". Esto es que el aumento en los niveles de este gas, provocado por la creciente industrialización de nuestra especie, generaba una retención del calor que provenía del sol en la atmósfera. Sin embargo, desde entonces ha sido muy poco o nada lo que se ha hecho para detener este fenómeno. ¿Por qué?
Una cifra: de todas las emisiones de CO2 producidas en el mundo, el 54% son emitidas por China, Estados Unidos y la Unión Europea. Y otra cifra: los niveles de CO2 han aumentado 45% respecto a los niveles pre industriales. De ahí que las grandes potencias mundiales, líderes en industria no estén interesados en una reducción de estos gases, pues esto implicaría un cambio en su modelo productivo. Pero precisamente eso es lo que necesitan. Por poner un ejemplo muy cercano, el modelo económico de Venezuela fracasó estrepitosamente por depender exclusivamente de la explotación de petróleo, que es un recurso no renovable, por ende, se acaba.
Se acaba, como se acaba la naturaleza con el modelo consumista que predomina actualmente en el mundo. Sin embargo, para las grandes potencias no se acaba, porque encuentran maneras de incursionar en otros países para seguir explotando recursos. Es el caso de Estados Unidos con Latinoamérica.
La historia de América Latina es una historia marcada por la insurrección de los pueblos contra regímenes que intentaron establecerse en nuestro territorio, y que dejaron su huella en nuestro modelo político y económico. Es el caso de los Estados Unidos, al que todos los países latinos deben rendir pleitesía, si es que no quieren un bloqueo económico como el de Cuba o Venezuela.
Tan incrustado está esto en nuestra cultura, que los dirigentes que escogemos en nuestros países latinos (Bolsonaro, Macri, Duque) son la copia barata de quien dirige la política pública de América desde Estados Unidos, Donald Trump. Todos estos presidentes hacen parte de un mismo modelo capitalista que, utilizando el poder para el beneficio económico suyo y del complejo empresarial que los saca electos, están acabando con los recursos naturales, que literalmente nos dan vida. No se dan cuenta que ese pequeño beneficio en el corto plazo está teniendo un costo altísimo en el largo plazo.
Concretamente, en el caso de Brasil, se habla de que la empresa ganadera JBS, que controla el 10% de la producción de carne mundial y que tiene gran influencia en el Gobierno de Bolsonaro, estaría detrás de estos incendios. Y es bien sabido que la ganadería extensiva es una de las principales causas de deforestación en el mundo. Así es este modelo: ganan las empresas, pierde la gente.
Y así funciona igual en Colombia. Un ejemplo claro es Enrique Peñalosa. El alcalde de Bogotá ha llevado la ciudad a una de las peores emergencias ambientales de su historia, debido a su meganegocio de buses diésel y su amistad con el sector constructor que quiere destruir la estructura ecológica de Bogotá, construyendo en los Cerros Orientales y en la Reserva Van der Hammen.
Así que lo que está sucediendo hoy en el Amazonas es simplemente el resultado de siglos de malas decisiones respecto a la gente que nos gobierna. No se puede solucionar así como así. Un problema de largo plazo requiere una solución de largo plazo. Por años, este tipo de gobernantes han engañado a la ciudadanía con falsedades para perpetuarse en el poder. La emergencia ambiental en el Amazonas tiene que ser un llamado de alerta para detener la depredación del medio ambiente, dejando de elegir a estos negociantes para gobernar países. Que sea este el despertar de los países latinoamericanos para que digamos de una vez por todas: ¡no más a esos mismos políticos de siempre! Esa es la única solución para que no vuelvan a pasar emergencias como esta. Esa es la única solución para generar verdadero cambio.
