Desde el 24 de julio de 2018, cuando la Corte Suprema de Justicia llamó a indagatoria al expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, por falsa denuncia y presunta manipulación de testigos, se dio inicio a un tira y afloje de acciones y pronunciamientos públicos de ambas partes, que han hecho de esta historia una telenovela que tiene en vilo a todo el país con el fin de conocer su desenlace.
Luego de que por medio del entonces magistrado José Luis Barceló, presidente de la Corte Suprema, el tribunal mostrara sus cartas públicamente, en cuanto a la determinación de llamar al expresidente a rendir indagatoria, Uribe dejó ver su primer as bajo la manga y por medio de su Twitter anunció su renuncia al Senado: "Me siento moralmente impedido para ser senador, enviaré mi carta de renuncia para que mi defensa no interfiera con las tareas del Senado", dijo a través de un trino en su cuenta oficial (1).
La estrategia fue mostrarse frente al país como víctima y ciudadano ejemplar que no interfiere con la justicia, pero de fondo la renuncia revelaba que Uribe consideraba que podía tener mejor suerte ante la Fiscalía que ante la Corte. Sin embargo, y ante estos señalamientos, en varias ocasiones sostuvo que su intención al renunciar a su fuero como parlamentario no era quitarle competencias a la Corte Suprema sino dedicarse a su defensa (2). Al final, y luego de días de incertidumbre para el país y de reflexión para él, desistió de la idea al darse cuenta de que perdería más de lo que ganaría si renunciaba, sobre todo en temas políticos relacionados a su bancada el Centro Democrático y a su pupilo que recién estaba por posesionarse como presidente.
Entonces buscó una nueva estrategia y a través de su abogado interpuso un recurso de nulidad contra el proceso asegurando que el expediente debía anularse por varias razones. Entre ellas argumentando “rebeldía” de la Corte y “extralimitación” en sus funciones. También señalando que todas las evidencias recogidas —que incluyen cientos de horas de grabaciones de interceptaciones del expresidente— debían ser excluidas, pues fueron obtenidas por “funcionarios judiciales que carecían en manera absoluta de competencia”.
Al final esta táctica fue contraatacada. Tampoco le funcionó puesto que la Sala de Instrucción a la que había pasado la investigación desestimó los alegatos del abogado y respondió uno a uno todos los señalamientos. Consideró que la defensa acudió a “malabarismos argumentativos” y a “una línea de argumentación especulativa y de construcción de premisas inciertas” para justificar sus alegatos.
La decisión de la Sala de Instrucción de la Corte en febrero pasado, aunque muy técnica, fue enfática en los reproches al abogado de Uribe, sosteniendo que sus alegatos fueron “sofísticos”, “confusos”, “redundantes” y, en todo caso, alejados de la realidad al tiempo que dejó íntegro el proceso (3).
Ante esta nueva negación Uribe interpuso un recurso de reposición como nueva estrategia, que también fue denegado el pasado lunes por la Corte, que se reiteró dejando en firme el proceso y el llamado a indagatoria del hoy senador (4).
Pero aunque las estrategias jurídicas se han ido agotando y la Corte aún no pone fecha, Uribe aún piensa poner un tutela como nueva estrategia al tiempo que hace una maratónica cruzada por diferentes emisoras pregonando el discurso. “Yo no estoy dilatando el proceso, si lo hiciera no estaría enfrentando esto como lo he hecho en los medios de comunicación y ante la corte”, afirmó en la última entrevista dada a Blu Radio. En ese mismo espacio también señaló que es “presidente y senador” de Colombia, lo cual fue rectificado por uno de los entrevistadores, quien le dijo “fue”, refiriéndose a su autoproclama como presidente (5).
De dichas entrevistan tampoco ha salido bien librado, puesto que ha tenido más tropiezos que aciertos. Otro ejemplo fue el de la FM, donde Luis Carlos Vélez terminó cortantemente la entrevista con Uribe diciendo que “lo que acaba de pasar no fue una entrevista, fue un monólogo del expresidente”, esto claramente molesto porque no permitió que Uribe manejara la entrevista como es su costumbre (6).
El expresidente no ha tenido suerte con sus estrategias, ¿pero la Corte con las suyas sí? En el país del realismo mágico, donde todo puede pasar, se podría pensar hipotéticamente hablando de que el otro protagonista de esta telenovela también podría estar creando estrategias y jugando sus propias cartas.
A lo que me refiero es que ha pasado más de un año, la investigación ha cambiado de sala, ha pasado por tres magistrados y aún no se conoce la fecha de la indagatoria. ¿Es la Corte la que está dilatando el proceso como estrategia? Al mismo tiempo, curiosamente desde la presión de Daniel Coronell con su columna publicada el 23 de junio en la revista Semana titulada Fecha y Hora (7), a hoy (casi dos meses) ya hay dos nuevas columnas de los más acérrimos periodistas opositores de Uribe y un nuevo pronunciamiento de la Corte que no lo favorece del cual ya hablé.
Las columnas están basadas en audios que hacen parte de las 12.500 llamadas que tiene la Corte como prueba contra Uribe. Por un lado, Coronell el pasado domingo en Semana publicó Quemen eso (8) y, por otro lado, Yohir Akerman, columnista de El Espectador, hizo para Caracol Radio una audiocolumna titulada Pareciera que es la Corte Suprema la que tiene miedo de llamar a indagatoria al senador Uribe (9), las dos basadas en audios de llamadas telefónicas que comprometen de cierto modo al expresidente o lo dejan mal ubicado. ¿Estrategia de la Corte para suavizar el camino de lo que se viene y darle contentillo a los periodistas?
Aunque suene escabroso, y basados en la definición del economista Alfred Chandler (estrategia es la determinación de los objetivos a largo plazo y la elección de las acciones y la asignación de los recursos necesarios para conseguirlos), seguramente la Corte también debe estar fraguando sus estrategias. Está llevando a cabo una determinación sin precedentes que pone al expresidente frente al más serio apuro en su carrera de cara a la justicia. Si se mantienen firmes los dos cargos que se le endilgan, luego de agotarse el proceso, daría para una imposición de medida de aseguramiento. A lo que se debe dar un manejo con guante blanco porque aunque suene descabellado es posible pensar que ese final termine en graves problemas de orden público de parte de los más fervientes seguidores del uribismo.
(1) Álvaro Uribe es llamado a indagatoria por la Corte Suprema
(2) Renunciar al Congreso o no, la nueva encrucijada de Uribe
(3) El regaño de la Corte Suprema de Justicia a los abogados de Álvaro Uribe
(4) En firme proceso contra Álvaro Uribe por presunta manipulación de testigos
(5) "Soy el presidente de Colombia": la frase de Uribe en BLU Radio viral en redes sociales
(6) Entrevista de Luis C. Vélez a Uribe no salió como él quería, y terminaron ‘agarrados’
(7) Fecha y hora
(8) “Quemen eso”
(9)Revelan audio interceptado de Uribe preocupado por su proceso de falsos testigos