Mi defensa eterna y eugenésica de Margarita Rosa

Mi defensa eterna y eugenésica de Margarita Rosa

"Envejece Mockus a quien ya no le lucen ni los cachetes de la cara, ¿pero ella? No, si sus cachetitos son un candor"

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
agosto 05, 2019
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Mi defensa eterna y eugenésica de Margarita Rosa
Foto: Instagram @margaritarosadefrancisco

Confieso de entrada mi irritación infinita contra aquellos que sin ningún pudor, como si fueran del Centro Democrático, practican su odio contra la Niña Mencha. Recuerdo que ella lució casi como vino al mundo con ocasión de su defensa de la exposición en vivo y en directo de los ya conocidos cachetes de Antanas Mockus, acto este que, sin lugar a dudas, puede ser una de las razones, quizás la única, por la que la presidencia del inefable señor Macías pueda ser recordada; aunque no creo que suficiente para que le fuera otorgada la medalla de honor de Boyacá en los campos; el oso más grande hecho jamás por gobierno alguno de la historia nacional, todo un exabrupto. Dicen que Uque iguala en calificaciones a Macías en su bachillerato por radio, no de otra forma se acepta que haya aceptado ser títere. Con razón el rating de Uque no alza. No, y no alza, qué va alzar. Sube más un triciclo subiendo el Alto de Minas. Y eso que fue a China, luego de darse una pela por tumbar la influencia de esta potencia en Venezuela. Ha bajado tanto en el ranking que ya casi besaba sin agacharse el sagrado mausoleo de Mao Tse Tung.

He leído un poco al sesgo que Margarita Rosa se ha visto obligada poco menos que a defenderse por el ineludible derecho a envejecer. Y ese es el motivo esencial de mi protesta. Pero, quién dijo que ella envejece. Pero aún envejeciendo, ¿a quién en Colombia no le gusta el cucayo? ¡Ay, esa grasita que se va al fondo del caldero en el arroz con pollo o el arroz con coco ya hecho!

Envejece Mockus a quien ya no le lucen ni los cachetes de la cara, ¿pero Margarita Rosa? No, si los cachetitos de ella son un candor. Margarita Rosa, ya sea por detrás o por delante, siempre será Margarita Rosa. Yo no sé a quién pudo ocurrírsele sacarla de los realities ahora que se estaba poniendo más hermosa. Si es que mientras menos carne tenga más suculenta se vuelve. ¡Ay, Margarita Rosa! ¡Margarita Rosa! ¡Ay! ¡Sus preciados huesos!

Quién dijo en aquella exposición de arte que hiciera Margarita Rosa, luego de Mockus, que ella no estaba sonrosada y tierna.

Mi máximo expositor sobre la eugenesia es el filósofo alemán Peter Sloterdijk. Cuando lo de Sloterdijk contra Habermas se puso de moda debatir sobre los límites de la biotecnología y me luce que es aquí el escenario donde parece moverse mejor, ay, esos movimientos en el escenario, de Margarita Rosa. En efecto, de manera natural Margarita Rosa avanza hacia volverse más bella, y algunos creen que ella debe afeitarse, hacerse cirugías o algo así. Pero, por qué no le han exigido a Mockus que se las haga. Esa es mi obvia solicitud de principio, claro.

Sloterdijk, provocador, había dicho algo como "la tarea del humanismo pasa por la ingeniería genética" y defender el regreso a la eugenesia. A lo que habría contestado Habermas: "En la medida en que se extienda y normalice el engendramiento y uso de embriones para la investigación médica, la percepción cultural de la vida humana prenatal cambiará, con la consecuencia de que el sensorium moral para los límites del cálculo coste-beneficio se embotará absolutamente". Habermas quería decir que eso de salir de una probeta para ser más hermoso o mejor dotado embota el trabajo de la naturaleza que siempre nos da el mejor costo-beneficio. ¡Darwin puro, mondo y lirondo!

Y yo me digo que quizás Habermas tenga razón. ¿Será que Margarita Rosa habría salido más perfecta de surgir nacida por probeta? No alcanzo ni a imaginármelo. De las más delicadas y ocultas imperfecciones de Margarita Rosa ya quisiera yo haber probado, siquiera un bocado. ¡Ay! ¡Ay!

Qué tal que a Macías le hubiera tocado deleitarse, como le tocó obligadamente, de los sonrosados cachetes de Mockus, de haber sido hechos por probeta. Seguro que Uque le hubiera otorgado doble medalla al mérito, (¿pero, cuál?) y Macías no cupiera hoy de la fruición. Una foto cachete contra cachete de Macías con su jefe, el otro inefable que sabemos, le hubiera dado la vuelta al mundo. ¡Y una triaca con Mockus habría sido de exportación!

Pero hay que fijarse con más precisión en lo que dicen Habermas y Sloterdijk. Se refieren al uso de embriones solo para la investigación médica, no para la procreación pues, si así fuera, cada varón humano estaría poco menos que para desaparecer, o sumirse en el solipsismo colectivo.

Y a esto es a lo que quiero apuntar en el fondo de este debate sobre la implacable belleza, por demás exótica y maravillosa de Margarita Rosa. Es casi seguro que legiones de colombiano aberrantes cada vez que veían a Margarita Rosa corrían a practicar sesiones íntimas con su propia probeta aunque fuera de eréctil vidrio. Querían reproducir de alguna manera sus oscuras ambiciones eugenésicas y eso es precisamente lo que no le perdonan a Margarita Rosa. Que ya no se preste a ello, eso le achacan. Y eso para mí no vale. Me quedo con Margarita Rosa hasta el final. Quiero ver más de sus sonrosados cachetes. A Macías le dejo los de Mockus pues, al fin y al cabo, durante su gestión le permitieron ganar su medalla al mérito.

Pero Sloterdijk sugiere que el humanismo moderno pasa por la eugenesia. Y parece tener razón, por lo menos, en cuanto pudiera recetarse que el capitalismo pasa por ser cualquier forma de humanismo, en virtud de su pretendida hegemonía. No es sino ver en las pantallas de televisión las acicaladas formas femeninas, y masculinas, como si salieran de probeta. Perfectamente empolvados, acicalados; exactamente como si estuvieran diciendo la verdad en sus noticias. Pero como lo que dicen es pura mentira socializada, tenemos que las noticias que el capitalismo difunde son una forma eugenésica de la información: pasa por la edición, es decir, por la probeta y el laboratorio informático. Y se apoya en la eugenesia femenina. He aquí cómo el debate que sostenían Sloterdijk y Habermas se complica.

Leo en un reciente artículo aparecido en The Guardian, londinense.

“El reino de lo que es posible para las mujeres se ha expandido exponencialmente en todas las capacidades relacionadas con la belleza, piensen en los experimentos extendidos de Kardashian en la modificación del cuerpo, o en los modelos jóvenes cuyos cirujanos plásticos les han dado caras completamente nuevas, y se han estancado de muchas otras maneras”.

O sea que el combate en la burbuja global como hubiera dicho Sloterdijk sigue, ya no en la biotecnología sino en la cirugía plástica. Y surge una pregunta ambiciosa que ya me gustaría que contestara Habermas. ¿Será que con el uso de la cirugía plástica o, por qué no con eso de los piercings, o entintados más feroces y creativos del cuerpo, también se da eso del embotamiento del sensoriumn moral? Este asunto es supremamente complicado pues algunas personas abogan por que eso destaca como libre disposición de la personalidad.

Bueno, ya casi para terminar, creo a pie juntillas que si alguien ha demostrado en Colombia tener personalidad, incluso con atributos de sobra al canto, es Margarita Rosa. Es una lástima que no se hubiera lanzado a la alcaldía de Bogotá. ¡O quizás por esa misma sobriedad moral nunca lo ha pensado! Esta sería la hora en que estría punteando. Ah, y si hubiera lucido como Cicciolina jamás hubiera escamoteado un voto. Pero Margarita Rosa, jamás y nunca se prestaría para ello. Mi Margarita Rosa, no. ¡Ay!

¿Quién puede sospechar, ni por asomo, que se le igualaran María Fernanda o Paloma quienes, no salieron a defender las hazañas de Mockus. ¿Será porque no tendrían con qué?

Ellas defienden solo militares, ¿habrase visto?

…Y en la época del encauchetado ministro Botero. ¡¿?!

Notas. Efectivamente en The Guardian he leído: Athleisure, Barre y Kale: la tiranía de la mujer ideal, las otras citas las he tomado de Google.

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