La actualidad política de la capital de la república deja prever un escenario de discusión basado en un tema que lleva más de cincuenta años sobre la mesa de prioridades de los aspirantes a ocupar el Palacio Liévano: el metro.
Los estudios que hasta la fecha se han realizado le dan el aval de construcción a las dos propuestas divisorias, subterráneo o elevado. Pero han pasado aproximadamente tres generaciones, billones de pesos de inversión, diferentes administraciones y los bogotanos lo único que han logrado es una oficina con gerente.
Ahora bien, la pregunta que todos nos hacemos en este momento es: ¿por qué no se ha hecho? La respuesta se encarna de manera viviente en el máximo líder la Colombia Humana, Gustavo Petro, quien se encaprichó en el metro subterráneo y cuyo ego le enceguece la razón. Su apuesta por Hollman Morris deja en evidencia que su arrogancia maltrata las ideologías de igualdad de género y de respeto a la mujer tal cual como su candidato a la exesposa.
El senador pasó por encima de Ángela María Robledo y de Aída Avella, líderes y voceras de la izquierda que se le acercaron en repetidas ocasiones para que pensara bien su intención de voto. De hecho, fueron tantos los esfuerzos de Ángela María que reunió a Claudia y a Petro en su apartamento, pero el tema metro los volvió a distanciar, debido a que la candidata verde se compromete con los ciudadanos a continuar con lo que deje la “impopular pero eficiente” administración de Peñalosa. Así lo confirmó López en los micrófonos de la W.
Petro se la jugó con Morris bajo el argumento del metro subterráneo como lo puso la su cuenta de Twitter. Su ego elevado probablemente le hizo olvidar lo que fue su nefasta alcaldía.
Esperemos que a los capitalinos no le sigan enterrando la plata en papeles y trámites solo por los caprichos de Gus.