Hay que decirlo claro y no se dejen confundir por los periodistas colombianos: James no tiene opción de ser jugador del Real Madrid así esté entrenando con el equipo principal. Zidane no lo quiere ni ver. Yo no sé qué le hizo a Zidane pero cada vez que le preguntan por el colombiano las respuestas son secas, frías. Queda claro que James no tiene cabida allí. Y uno a estas alturas del partido no sabe si es verdad que hubo interés del Atlético o que tan urgente necesitaban en Nápoles al colombiano. Yo ya no le creo a Jorge Méndes ni a sus periodistas que han ubicado en medio mundo a James.
Lo único cierto es que los equipos no quieren a James porque el muchacho es un malcriado. No puede ser posible que mientras debería estar en Europa intentando venderse James decidió refugiarse en su búnker en rionegro a empacharse de helado, reggetón y play station. Llegó sobre la hora, cuando ya el mercado de fichajes se está cerrando. James es soberbio, no pone atención en las charlas tácticas, tiene la mentalidad de un quinceañero. En el fútbol el éxito no se consigue solo por talento, hay que trabajar y obedecer.
Lo más patético es que en realidad el único equipo que lo quiere es el Inter de Miami de David Beckham y un par de equipos en China. Osea, lo más seguro es que saldrá de la élite mundial esta temporada. Yo no me imagino a este niño de cristal estar a la orden de alguien tan recio como el Cholo Simeone en el Atlético y, lo peor, Ancelotti, cuando se encontraron en el Bayern, lo sentó en la banca. Es mentiras que sea su papá futbolístico, a James no lo quiere es nadie.
James tiene talento le falta solo profesionalismo, algo que históricamente le ha faltado a nuestros futbolistas. Una pena ver como el mejor futbolista de nuestra historia se está quedando sin equipo. El peor de los escenarios es que se quedé en el Real Madrid, allí nadie lo quiere, empezando por su técnico. Acostumbrémonos a meter a James en la larga lista de promesas del fútbol colombiano que nunca se hicieron cracks o leyendas verdaderas.