La desesperanza como muchos otros males sociales está ligada directamente con el desarrollo de las mismas ciudades y grupos sociales. Según el gran pensador Paulo Freire, la humanidad está atada a una existencia de lucha, por lo cual la esperanza y los sueños juegan un papel fundamental en el crecimiento de las personas. Sin estas dos fuerzas expresadas por Freire se llega inevitablemente a una desesperanza y desesperación, que como resultado de su ausencia genera un desvío en la parte vital del hombre.
Hablando primero del deber ser, la esperanza es algo necesario para un normal desarrollo conductual de las personas. No obstante, no lo es todo, y no porque no tengan valor los esfuerzos que hagamos en mantenernos esperanzados y con sueños, sino que esta esperanza debe luchar para lograr la libertad, tan anhelada por Freire y por nosotros, de una sociedad que consume en todo ámbito los sueños de los que, por situaciones propias o impuestas, pierden el rumbo de sus metas y sueños.
Si hablamos de los modelos educativos impuestos necesariamente debemos tocar el tema de la pedagogía crítica que expuso Freire en La pedagogía del oprimido (1970), tal concepto es la educación bancaria, que fácilmente se expresa a continuación:
En la visión “bancaria” de la educación, el “saber”, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentales de la ideología de la opresión: la absolutización de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienación de la ignorancia, según la cual ésta se encuentra siempre en el otro. (Freire, 2000, p 52)
Entre más conocimientos trates de llenar en las cabezas de las personas, mejor docente serás, sin embargo, ningún conocimiento adquirido de esta forma garantiza el crecimiento académico de las personas, ya que no somos vasijas para llenar, viéndolo como estudiante, ni mucho menos fuentes inagotables de conocimiento desde el punto de vista docente.
Interrelacionamos dos temas con un solo concepto, el de cultura del silencio, descrito también por Freire en la Pedagogía del oprimido (1970). Una sociedad donde los estudiantes son relegados al aprendizaje memorístico, sin la mínima posibilidad de la reflexión o criticidad, conlleva a un grupo de personas que generaliza el silencio y “crece” basada en conocimientos impuestos, sin un trasfondo social. Esta opresión y falta de esperanza y crecimiento las relaciono con el concepto de la teoría crítica que habla de la cultura de masas, homogéneas y literalmente cortadas con la misma tijera, en donde ser parte de un grupo es importante, dejando de un lado la posibilidad de salir del molde, pensar y actuar diferente, ya que la sociedad lo ha impuesto.
¿Qué realidad se vive donde existe una educación bancaria y una sociedad consumista? Una muy alentadora. Creería que es una pérdida de tiempo educar a las generaciones para que se pierdan en la realidad estandarizada del consumismo.
En este sentido, a lo largo y ancho del mundo, las diferentes naciones buscan la integración de estas nuevas formas de ciudadanía a sus sistemas educativos, tanto en la agenda social, política, cultural, humana y ambiental. Específicamente para nuestro caso, en Colombia se ha visto un alejamiento de los diferentes gobiernos en sus planes de desarrollo respecto a incluir soluciones de tipo estructural, soluciones orientadas al fortalecimiento de un empleo productivo que genere más valor social y competitivo internacionalmente, mejorar temas de injusticia y exclusión, disminuir los índices de desigualdad en concentración de la riqueza y conectar las nuevas ciudadanías con las estructuras sociales. En resumen, cambios que tengan que ver con un mejor desarrollo económico.
Por lo tanto, las nuevas tendencias de orden mundial han llevado al nacimiento de nuevas ciudadanías, por lo cual es necesario el ajuste de las condiciones normativas educacionales del momento y buscar nuevas medidas para se implemente nuevas formas de educación, más acordes al contexto coyuntural.
El concepto de desesperanza, ligado a las metas de la formación, se ancla a una categoría mayor en el plano de la comprensión de las realidades socioculturales que le sirven de referente y contexto en la construcción de humanidad, esto es a favor de la inclusión y la diversidad.
Temas como el consumo, la mediatización de los medios tecnológicos, la reestructuración del sistema productivo, la informatización de los procedimientos administrativos en el ámbito privado y público, la moral, la política, la comunicación y sus distintos niveles, el desarrollo de la democracia en términos de valores y estructuras institucionales, el sistema financiero internacional, la ética, el cuidado del medio ambiente, el nuevo rol de los organismos e instituciones internacionales y la globalización de la cultura, procesos que, en conjunto con el fenómeno de la migración y el territorio, determinan cambios profundos en las actitudes, valores y formas de vida de los pobladores. Claro está, que la enseñanza y el aprendizaje de estos temas debe tener en cuenta las características cognoscitivas de los estudiantes en los diferentes niveles educativos, la estructura lógica de estos saberes sociales y humanos y las particularidades del contexto social y cultural de los estudiantes y sus aportes a la transformación de la realidad.
En Colombia a través del tiempo han ocurrido cambios dentro de nuestra sociedad, por ejemplo, han llegado a las ciudades nuevos grupos sociales, nuevas formas de pensamiento y nuevas costumbres las cuales, han sido aceptadas en la noción de ciudadanía para que esta sea incluyente. Pero también la ciudadanía ha generado cambios y nuevas formas de organización a nivel social, político y económico. En lo político existen reformas de manera constitucional que se centran en la legislación y la administración. La Ciudadanía social se enfoca en los derechos al trabajo, educación, vivienda y salud y la económica que se entiende apunta hacia aquellos que su propósito es satisfacer sus necesidades.
Al buscar construir y formar una ciudadanía mejor, debemos iniciar desde la escuela, ya que la mejor manera de transformarla es a través de la educación. Se necesita generar cambios en el individuo, ya que este hace parte esencial de todo un grupo social, si bien la ciudadanía es el escenario que moldea al sujeto junto con la educación que este recibe, entonces, lo que se debe lograr como propósito fundamental a través de la academia, es crear una sociedad que apunte a un ordenamiento acorde a sus necesidades.
La escuela es simplemente un reflejo de lo que ocurre en la sociedad, si una ciudadanía está manchada en un ambiente más conflictivo y agresivo, esta se encontrará en un ámbito adverso para sí misma. Así mismo si una escuela es bien creada, constituida, organizada y gobernada, conducen a la ciudadanía a una formación responsable, competente y competitiva.
“La esperanza permite ver la realidad sin determinismos y comprender la historia como posibilidad, sujeta a ser modificada cuando el ser humano, descubre su condición de oprimido y busca la superación concreta de su liberación” (Freire, 2000, p. 166).
La desesperanza es tan real, como el consumo. Desafortunadamente son pocas las acciones que se pueden realizar y que generen impacto fuerte, ya que trabajamos en contra de las grandes maquinarias, de la cultura de masas.
Referencias
Freire, Paulo. Pedagogía de La Esperanza. Editores Argentina, 2006.
Ocampo López, J. (2008). Paulo Freire y la pedagogía del oprimido. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, (10), 57-72.