El 'perreo' que tumbó al gobernador de Puerto Rico

Las2orillas estuvo en San Juan junto a la gente que atiborró las calles con reguetón y fiesta, celebrando la caída del gobernador Roselló, que no aguantó la presión por los chats filtrados

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Ricardo Roselló arrancó con el pie izquierdo su administración. Cuando apenas llevaba 9 meses como gobernador de Puerto Rico, el Huracán María azotó la isla. Roselló negó la gravedad de la tragedia, y aseguró que los muertos, aunque muchos, no llegaban a los tres dígitos. Pero la realidad era otra. Los puertorriqueños enterraban a su gente en los patios de las casas porque los hospitales no tenían cómo atenderlos. Sin luz, sin agua, toda la isla cayó en una depresión de la que apenas se recuperan, porque los muertos, en cifras no oficiales, pudieron haber sido más de 1.300. Pero la cosa no quedó ahí, y el informe final fue aún más contundente: la Universidad de Harvard dictaminó que el número de fallecidos era de 4.600.

Mientras tanto, Roselló descansaba plácido en su casa con aire acondicionado y todos los servicios. Su pueblo se moría a la entrada de las clínicas, los bomberos no tenían la capacidad de reaccionar, pero el entonces gobernador lo negó todo.

- El 'perreo' que tumbó al gobernador de Puerto Rico

Las calles del viejo San Juan fueron el escenario de una gigantesca fiesta que aún no acaba. Foto: Juan José Jaramillo

Los puertorriqueños supieron la calaña de gobernador que tenían. Las protestas no valieron, la oposición no fue suficiente. Pero un grupo de periodistas investigativos le dieron la estocada a Roselló. Casi 900 páginas de chats del gobernador lo pusieron contra las cuerdas. Su equipo renunció porque fue inaceptable la manera en la que se expresó: racista, homofóbico y clasista.

Una oleada de protestas lo sacó de su cargo. Primero renunció a la reelección que estaba buscando el próximo año, pero no era suficiente. Hasta que en el día de ayer Ricardo Roselló no aguantó más.

Y las calles se llenaron de alegría. Antes eran personas viviendo en una isla, pero con la victoria volvieron los puertorriqueños a ser los que mandaron la parada en su territorio. Música, reguetón, baile y alegría. Estaban anestesiados, una depresión colectiva de la que se están logrando recuperar.

Foto: Juan José Jaramillo

"El país entró en depresión colectiva, y muchos todavía no salen de ahí. Imagínate, hasta la música paró porque teníamos que enterrar muertos y pelear contra el gobierno, así que hasta el sabor paró por un tiempo". Le dijo una manifestante a Las2orillas.