Para gobernar no se necesita educación, se necesita respeto, tolerancia y voluntad. María Fernanda Cabal, personaje de moda por su enérgica salida verbal contra Gabo, pertenece a ese extenso grupo de gobernantes ignorantes, irrespetuosos, intolerantes y faltos de voluntad. Ella es una ignorante etimológica, no peyorativa, ella ignora que existe otra postura y apuesta intelectualmente por algunas posiciones que defienden lo indefendible. No hay puntos medios, le gusta periodismo sin fronteras… eso es casi como leer ANNCOL pero inversamente. Seguidora de Fernando Londoño, eso es como ser fan Walter Mercado pero de derecha.
Está casada con el delfín de Fedegan, el multimillonario y antireforma agraria José Félix Lafaurie, igual que su padre, jamás entenderá que se necesita generosidad para hacer la paz, que no es multimillonario por derecho divino, ni necesita el dinero para llegar al cielo. Le recomiendo que lea la historia de Alberto Vollmer dueño de Ron Santa Teresa (Ojala le pique a los lectores buscarlo). Este si es un ejemplo REAL de lo que se puede ganar con el dinero y el poder.
Admiradora de Milton Friedman, padre del neoliberalismo, un tipo que admitió que privatizaría hasta el aire (esto sí es ser muy codicioso). Fanática de Olavo de Caravalho, un pensador de derecha que rechaza la teoría evolutiva de Darwin, defiende la astrología (tarotista?), cree que el cristianismo debe defender el capitalismo y por ende es un convencido anti-comunista. Seguidora de Ronald Reagan, padre de la crisis del 2008 y su desregularización del sistema financiero. Ojala leyera el analfabeto político de Bertolt Brecht, porque aunque estoy seguro que no lo ha leído, si entendería el mensaje de su poema, se sentiría avergonzada, de hecho acá lo dejo.
EL ANALFABETO POLÍTICO
El peor analfabeto
es el analfabeto político.
Él no oye, no habla
ni participa en los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida,
el precio de los frijoles, del pan,
de la harina, del alquiler, del calzado
y de las medicinas, dependen de las decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro
que se enorgullece e hincha el pecho
al decir que odia la política.
No sabe el imbécil que
de su ignorancia política proviene
la prostituta, el menor abandonado,
el asaltante, y el peor de los bandidos,
que es el político aprovechado,
embaucador y corrompido,
lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
