Le apostó al poder desde que se graduó del colegio Columbus School de Medellín. Sin ser adinerado se rozó con los hijos de las familias más importantes de Medellín y desde entonces lo han acompañado con aportes en su dura campaña para evitar la extradición. En el colegio se destacó por su inteligencia. Era célebre porque ni siquiera llevaba cuadernos para hacer anotaciones y aún así era de lejos el mejor de la clase.Prestó servicio militar recién graduado en 1993 con los que logró credenciales que después le resultaron muy útiles en el gobierno de Alvaro Uribe cuando se estrenó en el servicio público. Se abrió el mundo de la academia con becas en la Universidad de los Andes donde nuevamente consignó para el futuro y le permitió ocupar su primer puesto en el Banco de la República.
La vida de Andrés Felipe Arias cambió en marzo del 2000 cuando conoció en una reunión social en el Club Campestre de Medellín al entones exgobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez, quien desde ya pensaba en lanzarse a las presidenciales del 2002. Esa noche hablaron de Economía y Uribe Vélez quedó impresionado con lo que sabía el joven que en ese momento tenía 27 años. Desde ese momento fueron muy cercanos y Uribe siempre lo vio como su sucesor natural.
Empezó como un tecnócrata bien formado en la Universidad en los Andes y con doctorado en la Universidad de California a quien Alberto Carrasquilla, director programático de la campaña de Uribe le puso prontamente el ojo, y lo recomendó con Roberto Junguito, el primer Ministro de hacienda del gobierno Uribe. Arias, con su buena estrella, se estrenó en el sector público como viceminitro de hacienda en el 2002 y de allí paso al viceminsiterio de agricultura hasta reemplazar en el 2005 a Carlos Gustavo Cano en una cartera, empoderada por los recursos presupuestales del megaprograma Agroingreso seguro. Un plan de inversion apoyado por el ICCA formulado para subsanar las dificultades de los agricultors golpeados por la apertura económica. Tenía 33 años.
Su gran mentor fue Uribe y con un evidente parecido fisico, lo llamaban en los medios periodísticos "Uribito". El más Uribista de los Uribistas, tenía 12 fotos del presidente en su despacho y le siguió los pasos en la toma de gotas homeopáticas. Se aficionó a la lectura de biografías de grandes hombres del poder como Bolívar, Ronald Reagan, y Abraham Lincoln.
Buen madrugador. El ejercicio del poder en el Ministerio de Agricultura lo catapultó al punto de brincarse el camino que se habia trazado de aspirar a la gobernación de Antioquia para continuar en el escalón de poder. Se propusó entonces la Presidencia. Con el aval de Uribe arrancó la campaña buscando financiación entre muchos de quienes habia apoyado con los subsidios de Agroingreso seguro, como el caso de la familia Dávila Abondanado de Santa Marta, que fue favorecida incluso con un apoyo a través de la exreina de belleza Valerie Dominguez, novia de Juan Manuel Davila. Este fue su talón de Aquiles.
El camino para la Presidencia lo encontró por la vía del Partido Conservador, pero para lograrlo debia someterse a la consulta interna. Debia enfrentar a una candidata de muchos quilates en ese momento: Noemi Sanin. Y terminó derrotado. Esta fue la primer revés en sus seis años de estrella rutilante dentro del Uribismo que a su vez marcaron el principio de su fin político. A los pocos meses tomo formá judicial el escándalo de Agro Ingreso Seguro que la revista Cambio habia estallado a finales del 2009. Empezó asi su tortuoso recorrido que terminó en la condena de 17 años de cárcel que terminará pagando en Colombia.
En el 2011 a los veinte días de haber nacido Juan Pedro, el segundo hijo que tuvo con su esposa Catalina Serrano, Andrés Felipe Arias fue detenido acusado de haber entregado irregular algunos de los subsidios de un ambicioso programa de modernización del campo cuya inversión alcanzaba los 2 billones de pesos. Este fue formulado en cooperación con el organismo internacional IICA que fue escogido como la agencia ejecutora de los recursos cuyos beneficiarios eran direccionados por comités controlados por el Ministerio de Agricultura en el que Andrés Felipe Arias tenía mando y decisión. Por eso terminó enredado. Desde entonces empezó el calvario. Catalina en esa época no trabajaba. Ella, acostumbrada a operar en el sector financiero, vio como las puertas se iban cerrando una a una frente a su cara. Además su hijo estaba recién nacido. Quiso arrendar el apartamento que habían comprado pero nadie quería tener que ver con el nombre de Andrés Felipe Arias. En los restaurantes la gente se levantaba de la mesa porque no querían tener nada que ver con la esposa de un cuestionado personaje. Encontró trabajo en la facultad de economía de la Universidad Católica pero también de allí debió retirarse. Fue detenido preventivamente en la Escuela de Caballería acusado de peculado por apropiación a favor de terceros y celebración de contratos sin cumplimiento de requisitos legales. Allá lo visitaba los domingos con estoicismo Catalina Serrano y con sus dos pequeños Eloísa y a Juan Pedro. En el 2013 obtuvo libertad bajo fianza y viajaron a Estados Unidos cuando su caso era estudiado por la Corte Supema de Justicia. Allí se encontraban cuando se hizo pública la condena de 17 años y Andrés Felipe decidió no regresar a cumplir la condena por considerar que no existían garantías y que se trataba de un caso de persecución política asociado a su jefe Álvaro Uribe Vélez. El 24 de agosto del 2016 Interpol ordenó su detención con fines de extradición. Ahora, con la extradición en firme hacia Colombia, Catalina sigue siendo su aliada infatigable. Ella fue la primera en pedirle asilo al presidente Trump. Algo que difícilmente pasará.