Nuevamente Bogotá amanece con caos en la movilidad, no es por el tráfico o por el pésimo estado de la malla vial, sino por la marcha "pacífica" de taxistas, quienes reclaman al gobierno distrital por el aumento de lo que ellos denominan “transporte pirata” (Uber, Didi, Cabify, Pick Up y muchas otras), que a la fecha se estima en 130.000 vehículos que prestan ese servicio.
Pero esta marcha no tiene nada de pacífica, en la avenida de las Américas, entre la Boyacá y la 68, los participantes del paro están obligando a los taxistas a detenerse y participar. Según algunos medios de comunicación, en otras vías ya se han presentado hechos de violencia donde están pinchando las llantas de los taxis y están amenazando con romper los vidrios a quienes no se unan al paro. Sin embargo, estos hechos de violencia lo único que hacen es empañar aún más la mala imagen de este gremio. ¿Acaso se les olvida que varios de los taxistas deben cumplir una cuota diaria? Al parecer prima el irrespeto y la afectación con quienes luchan día a día por brindar un buen servicio, pero como dice el adagio popular “una golondrina no hace verano”.
Lo cierto es que esta protesta no tiene fundamento alguno, ya que por años hemos tenido que aguantar los abusos de muchos taxistas, entre los que se destacan: taxímetros adulterados, el famoso "por allá no voy", malos tratos, vehículos en mal estado y hasta los famosos ‘"paseos millonarios". Frente a este último delito, el año pasado se presentaron cifras alarmantes, donde cada día siete personas eran víctimas. Estos hechos abrieron la puerta a nuevas estrategias de negocio donde los propietarios de vehículos particulares encontraron la forma de generar un ingreso adicional prestando un servicio diferente.
Sería mejor que el líder de los taxistas, el famoso Hugo Ospina, dejara el odio y comenzara a liderar positivamente a los taxistas y los convocara para organizarse y prestar un buen servicio, que marque la diferencia y así poder ganar el terreno que han perdido debido a la aparición de las nuevas plataformas. El reto es grande, pues es entendible que ustedes diariamente se enfrentan al estrés del tráfico, el alza en la gasolina y a la inseguridad, pero la unión con respeto hace la fuerza.
Los usuarios queremos un buen servicio, donde podamos viajar tranquilos, sin taxímetros adulterados y con un trato amable.
