Quienes más cuestionan y critican porque las campañas electorales tienen costos exorbitantes, que proporcional a los salarios asignados para alcaldes, gobernadores concejales o diputados no compensa, parece que son quienes más gastan en precampaña electoral de las regionales del próximo octubre.
Sorprende que se diga tranquilamente cuánto cuesta una curul al concejo o cuánto una alcaldía. También se afirma que algunos candidatos financian sus propias campañas para no adquirir compromisos políticos, ni de negocio, con algún financiador. Pero la lógica dice que nadie invierte para perder. Y en cuatro años, estimo que con el sueldo asignado, poco se logra recuperar lo invertido de su propio bolsillo.
En la campaña a la alcaldía de Cali llama poderosamente la atención que la recolección de firmas de los precandidatos, se dice, ha costado un recurso económico importante (y eso que aún no son candidatos). Se escucha en las calles de Cali que una de las campañas paga la suma de $30.000 diarios más almuerzo a quienes se encargaron de recoger firmas para que un candidato pudiera inscribirse ante la Registraduría.
La suma que se dice es astronómica, toda vez que la labor de recolectar las firmas fue por más de dos meses. Y no es solo eso. Hay que sumar también los costos de la sede política, los servicios públicos de la sede, las gigantes vallas que están regadas en la ciudad, la estructura de personal de la campaña, la propaganda radial y los gastos propios que se derivan de esa gestión, que no dan como resultado una cifra menor. Insisto, esa inversión se da sin haber iniciado legal y formalmente la campaña a la alcaldía, en el entendido de que aún no se han registrado los candidatos ante la autoridad competente, plazo que se vence el 27 de julio de 2019.
Por eso es de resaltar lo que ha hecho el exalcalde y exsenador Jorge Iván Ospina Gómez, quien no ha iniciado campaña formal, solo obtuvo el aval de la Alianza Verde el pasado 28 de junio de 2019 de manos del actual presidente del partido Antonio Navarro Wolff.
Jorge Iván inició realizando las tertulias ciudadanas en la plazoleta Jairo Varela, también conocida como de la “Caleñidad”, la misma que él dejó construida cuando fue alcalde. Allí se convocaba los lunes, como ahora, a las 6:00 p.m. a quienes quieran pensar la ciudad, sus problemáticas y ayudar a proponer fórmulas de solución para la “amada Cali”, como él ha llamado a la sucursal del cielo.
Ospina inició en diciembre caminatas por los barrios de Cali acompañado de una comparsa que voluntariamente hizo parte de los recorridos. También iban en la caminata un grupo de jóvenes disfrazados de los tradicionales “diablitos” de diciembre que en Cali hacen parte de la tradición popular. El costo de las caminatas puede decirse que fue cero, salvo gastos menores propios de ese ejercicio.
Posterior a esas caminatas que demostraron nuevamente el click con la gente de los barrios: una encuesta realizada los días 29 y 30 de enero de este año por el Centro Nacional de Consultoría* arrojó como resultado lo siguiente: Jorge Iván Ospina, 33%; Roberto Ortíz, 17% y Alejandro Eder, 6%.
Luego, Jorge Iván ha venido realizando encuentros en las casas de familias, en los parques, en salones comunales, en la calle, con grupos de personas que le invitan para bautizar lo que él ha denominado GATOS, que son Grupos de Apoyo y Transformación Social.
Se observa una mística de la gente en la conformación de estos grupos de trabajo, un compromiso voluntario que no se puede pagar con dinero. Es una verdadera comunión, un querer proponer fórmulas para ayudar a la solución de los problemas en los que Cali se encuentra, luego del retroceso en que Armitage la deja.
Transcurridos cinco meses de calentamiento de esta campaña a la alcaldía de Santiago de Cali, en el mes de junio, en encuesta elaborada por el Cetro Nacional de Consultoría, publicada en el noticiero CM&, el resultado es diciente en la intención de voto: Jorge Iván Ospina, 29 %; Roberto Ortíz, 21% y Alejandro Eder, 6%.
No solo es dinero lo que vale en estas campañas. Valen las ideas, las propuestas, los sencillos encuentros, la espontaneidad. Esa es una bella manera de hacer una campaña descalza: sin costo económico alto, sin lujos, sin pagar por armar grupos, sino que, por el contrario, los mismos líderes barriales con su mística son quienes construyen desde sus propias posibilidades las tertulias, los GATOS, y entregan siempre detalles para dejar huella en el corazón de Ospina, quien entregará ese corazón latiendo vivamente a la ciudad, cuando logre la alcaldía.