Duquismo y uribismo, mejor juntos que separados

Duquismo y uribismo, mejor juntos que separados

"No tiene sentido que se critiquen unos a otros. Todos están en el mismo barco y deben remar en la misma dirección. No a la confrontación, sí a la cooperación"

Por: Martin Eduardo Botero
junio 26, 2019
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Duquismo y uribismo, mejor juntos que separados
Foto: Las2orillas

Duque es el resultado de una elección histórica presidencial en 2018, que ha permitido instaurar un diálogo enriquecedor y un clima relativamente optimista e infundir esperanza a millones de hombres y mujeres. Duque, en alianza abierta y con el respaldo de Uribe y del uribismo y de sus valores, podrá progresar si es capaz de avanzar en los tres ámbitos simultáneamente: resultados económicos, cohesión social y gestión sostenible de sus recursos. Duque es una ilustración maravillosa de la gran fuerza de esta nueva Colombia, con su diversidad de ideas y experiencias, su historia y también sus historias individuales y sus esperanzas. Todos conocemos las competencias y la inteligencia del presidente Duque y su dedicación inquebrantable y desinteresada a la causa colombiana. Espero y creo que, al final de estos cuatro años, seremos capaces de decir que su presidencia ha sido eficaz. Sin lugar a duda, todavía es demasiado pronto para emitir juicios, pero las condiciones básicas son favorables.

Sabemos que el sonido de duquismo no es el de un único instrumento, sino el de una orquesta que une a todos y los concentra en una sola melodía, y lo mismo se puede decir del uribismo en el que todas las voces forman un conjunto armonioso. Duque no es de un solo color, sino polícromo, tal y como simboliza el logotipo del uribismo. Y esta fuerza, esta diversidad, las numerosas identidades del duquismo y el uribismo convierten a nuestra nueva Colombia en lo que es. Duquismo y uribismo son proyectos que nacen en el campo de batalla y responden a un determinado contexto histórico, sociocultural y económico, que tienen por objetivo ayudar a llenar el vacío existente en la política actual y el de convertirse en una referencia en el mundo de las instituciones, una nueva referencia de modelo de sociedad por crear. Se trata de un asunto político. El debate político debe centrarse en la capacidad de absorción. Duquismo & uribismo hacen un buen trabajo en equipo y responsabilidades individuales, dinámico, abierto y participativo que pertenece al futuro y cree en ese futuro, con un programa operativo conjunto y bien coordinado, con culturas muy diferentes e historias completamente distintas. Les digo claramente, y quizá a algunos no les guste oírlo y puede que no sea universalmente popular, que una no puede mantenerse sin la otra (duquismo y uribismo); es difícil explicar que el mirar lejos o mirar cerca son solo cualidades diferentes y que es imposible preferir el uno al otro. La respuesta a los grandes desafíos actuales y la confianza pública en las instituciones debe fluir desde la confianza mutua entre jefes —Duque y Uribe— como un organismo decisivo que también está unido en su deseo de hacer avanzar a Colombia disipando de este modo la impresión de que todos los duquistas y los uribistas son incapaces de mirar más allá de sus supuestos intereses egoístas, lo que supondría la ruina de Colombia o peor aún que algunos pretendan dictar el camino a seguir. Ese es precisamente el equilibrio apropiado que se debe lograr y confío en que esto será posible si se continúa trabajando en el tema.

Ningún ciudadano ha salido perdiendo al adherirse al uribismo. Todos nos hemos beneficiado. Hemos ganado libertad, paz, seguridad y vías hacia la prosperidad. Paz, seguridad, democracia, derechos humanos, solidaridad y calidad de vida no son cosas que deban darse por hechas, pues no se han logrado sin haber luchado antes. Pero si todo es tan maravilloso, puede que se pregunten: ¿por qué tantos de nuestros ciudadanos se muestran claramente escépticos? Debemos ser muy concretos en este aspecto y analizar la situación con honestidad. A los puntos álgidos del histórico año 2018 les siguió una fase especialmente difícil. Considero que debemos ir con mucho cuidado para no caer en un planteamiento unilateral.

El gran físico cuántico austriaco Anton Zeilinger citado por Wolfgang Schüssel dijo que la pregunta es lo importante. “Según él, en física cuántica, esto es algo mucho más elemental que en el contexto ideológico general. La pregunta suscita la verdad, y la forma en que se formula la pregunta determina la cualidad de esa verdad. Por eso debemos empezar formulando estas preguntas. Deben ser preguntas directas, y también debemos ser conscientes de sus desagradables consecuencias. No tendremos respuestas igual de satisfactorias para todas ellas, pero también debemos desconfiar de los métodos demasiado rápidos”. ¿Qué nos conecta? ¿Cómo podemos abrir las puertas a nuevos modelos políticos? ¿Qué fuerzas internas nos mantienen al fin y al cabo unidos? Según la lógica interna del sistema duquistas y uribistas en su planteamiento histórico y originario deberían ser las dos caras de la misma moneda; una no puede mantenerse sin la otra y en ambos frentes la voluntad política es la clave del éxito.

No tiene sentido que los duquistas y los uribistas se critiquen unos a otros. Todos están en el mismo barco y deben remar en la misma dirección. No a la confrontación, sí a la cooperación y a la comprensión, ese es mi principio y mi lema. Es extremadamente importante que los duquistas y los uribistas tengan una "mentalidad abierta" si desean resolver los principales problemas y tener ambas manos libres para abordar esta misión, así como la habilidad de poder apreciar la diversidad de puntos de vista como un valor añadido. Naturalmente son dos pensamientos políticos y dos filosofías diferentes, pero eso no quiere decir que en el aspecto real que no se pueden considerar complementarios. No debe tratarse de un debate elitista, Colombia interesa a todos. Duquistas y uribistas compiten por el liderazgo con poca diferenciación entre ellos y las decisiones importantes se toman en reuniones informales: ante esta situación, se están intensificando las divisiones, lo que le proporcionarían al pueblo la oportunidad de juzgarlos por sus actos. Es preciso trasladar el diálogo más allá del debate político que tiene lugar en Bogotá y situarlo en un auténtico espacio público nacional, logrando así la mutua comprensión de las diversas culturas, identidades y pensamientos políticos. Traduciendo a términos concretos, instamos a que logren la unidad y la reconciliación entre estos dos reinos, indispensables para cumplir su sagrada misión y los compromisos que han contraído al ser elegidos. Amén.

Nota: es preciso escuchar a los ciudadanos cuando se lamentan del despilfarro del erario público o el derroche de los recursos en algunos programas, de nepotismo en la administración, de nombramientos políticos y de falta de control o piden claramente una mayor transparencia en la toma de decisiones. Se trata del dinero de los contribuyentes, que tienen derecho a saber cómo se utiliza.

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