No es que la luna se ponga roja. No es que el eclipse pinte de rojo la luna. No es que la sombra que proyecta la tierra al eclipsar la luna sea roja. No es que la luz del sol al ser eclipsada por la tierra en su viaje hacia la luna sea roja. No es que el color rojo se desprenda del arco iris y preñe de rojo la luna. No es nada de esto. Tampoco es nada de lo otro. Es que nos tocó vivir a la verraca la fortuna de ver una seguidilla de cuatro eclipses rojos. Fenómeno éste que no se ve sino cada que a luzbel le da por ponerse la gorra roja y venir de visita al planeta. Hay que hacer un esfuerzo, vale la pena, y por lo menos ver uno de cuatro que vienen. Nos gusta que todo se tiña de rojo.
Hace muchísimos años, cuando los judíos por fin lograron saltar el muro de la casa que los mantenía esclavizados como negros, apareció en el cielo la luna teñida de rojo. Lo recuerdan y celebran con pan ácimo.
Despuesito de la segunda gran matanza mundial, cuando los que más mataron seres vivos teniendo cuidado de no matar tanto descendiente de esclavo, dieron la orden terminante de fundar la casa judía por allá por donde el sol quema la tierra. El cielo también, como si tuviera que ver algo con la sangre de este pueblo, lo tiñó de rojo un eclipse de luna. Nadie lo olvida.
Entonces vuelve a suceder años después, exactamente por allá en los días en que sus antiguos amos, aquellos que los tuvieron por más de cuatrocientos años trabajando gratis, les dio por borrar su casa del mapa. Dicen los que vivieron por allá en esos días que entre el color rojo del sol, la parte roja del arco iris que vemos y la cantidad de bombas casi atómicas que les tiraron a sus amos los judíos mantuvieron por seis días la luna y el cielo teñido de rojo. Todos lo recuerdan.
Hoy por la tarde cuando saltó la luna por el horizonte no solo vislumbre la bóveda ligeramente teñida de rojo, sino que presentí, como en una lectura apocalíptica, que una vez más estamos entrando en un ciclo de esos que, como el que acabo de caricaturizar, todo lo vamos a teñir de rojo: negocios entre bandidos, elecciones entre bandidos, guerras entre bandidos… y todo culpa de la luna roja de un eclipse. Eclipse que todos queremos ver hoy.
