Ahora resulta que la respuesta de la Corte Constitucional a las “obsesiones” del presidente Duque contra la ley estatutaria de la Justicia Especial para la Paz, obligándolo a sancionar la ley en contra su voluntad, no sirvió de nada, sino todo lo contrario, es la causante de la crispación, urticaria y polarización del Centro Democrático y del expresidente Uribe. Adoloridos por tanto trabajo inútil sin resultado alguno han resuelto ahora,con una reflexión luminosa y movimiento maquiavélico, acudir a la recolección de firmas para implementar un referendo con el fin de acabar con las JEP y las cortes, utilizando el cuento mentiroso de acabar con la impunidad. "Allá va el ladrón", dice el delincuente.
Como siempre, pegados al retrovisor, acudiendo al expediente de la victoria del no en el plebiscito, como la estatua de sal, pegados al pasado con la perspectiva inútil de un futuro imposible para poder justificar su terquedad política frente a las mayorías en el Congreso y en la opinión pública democrática; frente a los organismos multinacionales como la ONU, la opinión pública europea que le hizo su merecido recibimiento en Londres; frente a las cortes colombianas que han tratado los acuerdos de La Habana como un Acuerdo de Estado que no se puede modificar en su naturaleza fundamental durante tres gobiernos consecutivos, so pena de incurrir en graves sanciones contra el gobierno y contra el Estado por parte de la Corte Penal Internacional.
Pero nada, como quien dice todo vale, por este atajo que es más rápido, empezaron a recoger once millones firmas para realizar un referendo que acabe con la Justicia Transicional en una empresa temeraria e irresponsable que no calcula las posibles consecuencias irreparables que eventualmente podría generar semejante despropósito.
Desde luego que saben cuál es el doble propósito, cuál es el juego a dos bandas: además de tener la clara la imposibilidad de recoger esa cantidad de firmas sin desgastarse en el intento y que en el hipotético caso de que las recojan estas tienen que pasar por la aprobación del Congreso donde son minorías, además de que posteriormente deben contar con el visto bueno de la Corte Constitucional, lo que haría muy difícil para no decir que imposible llevar a cabo la tarea, pues en el fondo no pierden nada y ganan mucho, como efectivamente pasó con las “obsesiones”: descuadernar el país, polarizar la “opinión pública”, y crear las condiciones psicológicas y políticas para adelantar la campaña electoral de octubre con un proselitismo abiertamente ilegal, con el San Benito mentiroso de la lucha contra la impunidad mediante el Referendo contra la JEP y contra las cortes, que en el fondo no es más que la defensa de la impunidad para sus propias actuaciones criminales.
Se trata, como se puede ver con claridad, de asumir todas las formas de lucha para defender sus protervos intereses politiqueros de mafiosos y delincuentes, dejando de lado el estudio y las propuestas de solución de los grandes problemas nacionales, como el despegue de la economía que está estancada, así le duela al gobierno y a su ministro alcabalero, el de los Bonos del Agua de los Municipios estafados; el crecimiento del desempleo, 13% en este trimestre; la variación de la norma fiscal para poder atender al millón y medio de migrantes de Venezuela; el terrible e imparable asesinato de los líderes sociales y de los excombatientes de las Farc; el incumplimiento de los acuerdos de las Habana en lo que tiene que ver con los tres millones de hectáreas de tierra para los campesinos y los siete millones de hectáreas para la formalización territorial y catastral; el incumplimiento y lentitud de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial para los exguerrilleros de las Zonas de Capacitación y Reincorporación de los excombatientes.
Todo lo anterior en una clara demostración de desacierto y falta de brújula en los proyectos de ley que se han hundido sin pena ni gloria en el congreso en este primer año de un gobierno gris en medio de una “Patria boba”, como la reforma de la Justicia, la reforma electoral, la reforma contra la corrupción, a no ser que salga adelante la cárcel sin palacetes para los corruptos; con la victoria a pupitrazo limpio de la ley del Plan Nacional de Subdesarrollo y de la ley TIC, que no es otra cosa que la victoria de las multinacionales de las telecomunicaciones contra la soberanía de la industria audiovisual nacional.
Acorralados en su propio desconcierto no atinan a salir del desespero y en vez de mirar hacia adelante con propuestas de solución de los grandes problemas nacionales, vuelven a reciclar de manera ramplona la misma forma de lucha que siempre han utilizado para ganar las elecciones movilizando a la gente con un discurso de miedo, de odio y de mentiras.
Ahora resulta que el estado de opinión está por encima del Estado de derecho. La manoseada tesis a la que acude el “Mesías” para defenderse como fiera acorralada en su decadente situación de falta de oxígeno político; no ha podido percatarse, ni se percatará jamás que su enfermedad terminal es irreversible; que los tiempos han cambiado y que hoy en día no es lo mismo que los ocho años de su gobierno causado por la reforma del articulito de la Constitución del 91 gracias a la compra de los votos de Yidis Medina y de Teodolindo.
No ha podido medir el aceite de su profunda vanidad, ni lo podrá hacer ahora en su declive incontenible hacia el ostracismo político, metiendo la cabeza en la arena para evitar mirar de frente la realidad política, llevando con su terquedad invencible y su contumacia de salud mental en decadencia, al país por los bordes del precipicio de una guerra civil que no dejaría piedra sobre piedra si no fuera por la tabla de salvación de las reservas democráticas que, como el gigante Gulliver, ahora están dormidas pero perfectamente incólumes en su potente despertar democrático.
Cómo así que todo un Presidente de una República democrática le ordena al Procurador General de la Nación evitar la posesión en la Cámara de Representantes de un negociador de los acuerdos de La Habana porque según su veredicto es un mafioso, sin esperar el debido proceso y la presunción de inocencia del sindicado, en una clara y desfachatada intromisión en la soberanía de la justicia, interviniendo como su mentor político lo hizo con los jueces de la república, destrozando la independencia y el equilibrio de las ramas de los poderes públicos, en una clara violación de los principios fundamentales del Estado de derecho. ¿Cómo así que el presidente de este país calla con su silencio cómplice cuando el jefe de su partido llama públicamente a manifestar en la calle su repudio contra las cortes?
Están desesperados y no atinan a cambiar de rumbo, y en su peligroso desespero siguen cometiendo desafueros que poco a poco los van llevando inexorablemente a la tumba política. Ya viene otra demanda porque habiendo recurrido a los impedimentos resolvió estar presente en las sesiones del Congreso y votar contra la JEP las “obsesiones” presidenciales.
No saben cómo escapar al cumplimiento de la financiación de los compromisos con las comunidades campesinas para la erradicación voluntaria de los cultivos ilícitos y acuden de nuevo a la nefasta experiencia de la fumigación con glifosato, desatando la guerra contra las comunidades campesinas del Cauca, Nariño, Putumayo, Catatumbo, y el Bajo Cauca Antioqueño. “Su demencia corrobora mi razón”, como decía el poeta del “Sueño de las Escalinatas”, Jorge Zalamea Borda.
Por todo lo anterior, a la recolección de once millones de firmas para implementar un referendo para acabar con la JEP y con las cortes, mejor dicho, a la campaña ilegal para las elecciones de octubre, hay que responder con la movilización ciudadana por la paz.
No hay tal Estado de opinión, lo que se viene es el terrorismo de un Estado fascista para conservar los privilegios del sector más reaccionario de la clase dominante. Quieren barrer con la independencia y el equilibrio de las ramas de los poderes públicos para poder esconder la verdad de sus actuaciones criminales, por eso si las fuerzas democráticas no se movilizan para detener este esperpento, nada se podrá hacer.
Por eso frente al estado de opinión está el Estado de derecho. Y frente al referendo contra la JEP y las cortes está la movilización ciudadana por la paz.