Francamente el presidente-candidato Juan Manuel Santos está empeñado en que su popularidad siga cuesta abajo. No de otra manera se explica su declaración sobre que él conoce la ubicación de Rodrigo Londoño Echeverri, Alias “Timochenko”, máximo líder de las FARC, pero que lo pensaría dos veces antes de ordenar un operativo en su contra pues las condiciones del país hoy son distintas.
¿Cuáles son las condiciones diferentes que aduce Santos para no ordenar una operación militar semejante? Esta semana el diario EL TIEMPO publicó como Ecopetrol no podrá cumplir con la cuota de entrega de petróleo debido a la gran cantidad de ataques que han sufrido los oleoductos en los últimos meses. Luego, este es el momento oportuno para dar una respuesta militar a las FARC en momentos en que se está negociando la paz del país. El Estado debe privilegiar el imperio de la ley.
Santos dice que no atacaría a Timochenko puesto que en el momento actual esa decisión podría afectar negativamente los diálogos de La Habana. Entonces, surge una pregunta: ¿Las FARC se han detenido a pensar un momento el impacto negativo que podrían tener el asesinato de policías en estado de indefensión, la voladura de obras de infraestructura como puentes o torres de energía, o incluso los ataques indiscriminados contra la población civil, como el de la bomba en la plaza de mercado de Quibdó?
El Presidente tiene en sus manos un mandato que le entregaron millones de colombianos hace casi cuatro años, y una de sus principales funciones es la de velar por la seguridad de todos y cada uno de los ciudadanos. Todos, sin distingos. Pero Santos viola la Constitución Política al declarar que no va por un criminal buscado por las autoridades colombianas solo por las conveniencias de un proceso de paz que anda muy lento, que no ha entregado resultados concretos.
El gobierno y las FARC están empeñados en seguir el proceso de paz en medio del fuego, como ya lo han reconocido ambas partes en numerosas ocasiones. Las FARC han sido consecuentes con ese acuerdo y han endurecido su violento accionar con el fin de fortalecerse en la mesa de negociaciones en detrimento de la posición gubernamental. No así Santos, quien a pesar de que no hay ningún cese al fuego, protege la seguridad, la integridad física de un comandante guerrillero que le ha causado un profundo daño al país.
Nadie está diciéndole al Presidente que acabe el proceso de paz, nadie lo está incitando a que se pare de la mesa pues todos los ciudadanos lo que más queremos es que se alcance por fin y para siempre ese preciado objetivo para el país. Pero lo que no se puede permitir es que se les den graciosas concesiones a los guerrilleros, cuando ellos no las tienen ni con las Fuerzas Armadas ni con los ciudadanos del común.
Las FARC desarrollan una teoría inspirada en una frase de Charles Colson, un inescrupuloso asesor del expresidente estadounidense Richard Nixon, quien lo terminó de hundir al aconsejarle urdir el escándalo de espionaje político más famoso del mundo: el Watergate. Colson decía: “Cuando los tienes agarrados de las bolas, tienes su corazón y su mente”. Pues las FARC tienen agarrado precisamente de ahí al Presidente, pues él sabe que su matrimonio con esta guerrilla es indisoluble ya que su estrategia es apostarle a la paz a como dé lugar, así eso implique proteger a un jefe guerrillero de la persecución de la ley.
Santos está en la obligación de proteger los intereses de los 48 millones de colombianos. Pero su sed de poder le impide ver que ya le vendió su alma al diablo al establecer este diálogo en el que las FARC llevan la delantera y, además, tienen cogido a Santos de donde sabemos, seguras de que no hará nada que ponga en peligro las conversaciones por conseguir una paz hasta ahora incierta.
