Si bien es cierto que la ciudad quillera es una de las mas importantes del caribe colombiano y del país en general, también lo es que hace rato el cemento se quedó corto para las necesidades de sus habitantes. La pavimentación vial no tiene impacto relevante si por esas vías no recorren rutas que ayuden al transporte estudiantil —educación básica en sus tres niveles (primero a tercero, de cuarto a sexto y de séptimo a noveno), de la educación media (décimo y undécimo) y de la educación universitaria o técnica— y a los aspectos laborales.
Por ende, nos podemos preguntar, ¿para quién en realidad hacen las calles? Para los comerciantes, el ciudadano de estrato uno y dos poco y nada, y el que está en grado de miseria, peor, donde se encuentra el desarrollo, una golondrina no hace verano. La patria chiquita, como le nombraría el Joe Arroyo en una de sus canciones, necesita educación y pedagogía social. Esta última, en palabras de Xavier Ucar, teórico español, es llevarle a esas personas en condiciones de miseria y pobreza herramientas para que puedan mejorar su calidad de vida.
En este sentido, se debe invertir el presupuesto distrital en el fomento de hábitos más saludables. Es ahí donde se necesita la inversión. La ciudad es una ciudad de extremos, solo en los medios nacionales pasan las grandes obras arquitectónicas mientras que en la realidad las personas se siguen muriendo por enfermedades que nunca son tratadas. Eso sin contar con que todavía existen personas sin alfabetización, trabajos donde se explota en demasía a las personas, se pacta por debajo del mínimo vital establecido por la norma de normas, en algunas casas existe hostigamiento, mucha sobrepoblación, en unos cuartos pueden dormir hasta 7 u 8 personas y en otros casos mas crueles no tienen donde dormir.
Solo por citar estos mínimos ejemplos, desde la Barranquilla oculta (o que tratan de ocultar) se hace el llamado a la democratización de los recursos públicos, no a la prioridad como han hecho en estos últimos años de la infraestructura, que impero no es un problema, pero sí es usada para ocultar a la mayoría de población que el cemento les quedó corto, por que de cemento únicamente no se vive.