En pleno siglo XXI hay quienes insisten en que la universidad pública no es importante y gobierno tras gobierno han recortado el presupuesto para la educación superior. Iván Duque como candidato expresaba su “enorme aprecio” por la juventud y los planes que tenía para que la situación de esta mejorara. Sin embargo, como presidente, Duque propuso en el 2018 un recorte al presupuesto educativo y ni que hablar del Plan Nacional de Desarrollo recientemente aprobado, en el cual no se presentan las soluciones precisas para todos los problemas que presenta la Educación en todos sus niveles, por el contrario una vez más Duque demuestra que en su gobierno la Educación no va a ser su prioridad.
Los estragos de la crisis presupuestal son evidentes, por ejemplo para la Universidad del Valle, la cual está próxima a cumplir 74 años de fundación y es la mejor Universidad pública del suroccidente colombiano y la cual alberga 30.000 estudiantes en sus 9 sedes regionales, se traduce en que los últimos 10 años por cada peso que recibe de la nación ha tenido que buscar un peso adicional para su funcionamiento, lo que genera una crisis en la prestación del servicio del restaurante universitario y de salud, la falta de aulas para asignar clases al inicio de cada semestre y la alarmante desfinanciación de las sedes regionales.
Pero no todo el panorama es desalentador, por medio de la movilización amplia, creativa, masiva y, sobre todo, pacífica, el movimiento estudiantil y la comunidad universitaria le dieron valiosas lecciones a los Colombianos en el 2018, un paro estudiantil que nos trajo como ganancia una histórica victoria para la Educación Superior de una inyección presupuestal $5,85 billones de pesos para educación, ciencia y tecnología, además mesas técnicas en las que se construirán propuestas de reforma integral para el Icetex y el Sistema General de Regalías, demostrando así que la crisis financiera de las IES públicas existe, que sí hay recursos para financiarlas integralmente y lo más importante que luchar sí sirve.
Por ende debemos estudiar, cuidar y vigilar el cumplimiento total del acuerdo firmado con el gobierno y, lo más importante, insistir en que la educación pública es la única vía para que un país prospere, porque con educación científica y de alta calidad podemos quitarnos las vendas de la ignorancia, superar la polarización que nuestros gobernantes agencian y avanzar para alcanzar un país auténticamente soberano.