Las brisas cálidas galopan afligidas, ha marchado al cielo el profesor Ricky Nelson Mejía Quintana. Luctuosa su familia llora, su madre está desconsolada y entristecidos estamos quienes tuvimos el privilegio de ser sus discípulos, los fieles acreedores de sus bellas virtudes de enseñanzas. El profe Ricky, como tiernamente lo llamábamos, simbolizó un paradigma de maestro, imposible de relevar, inculcó la utopía de una educación digna. En cada clase demostró sus sólidos conocimientos. Era capaz de generar ese sentimiento de remordimiento por no leer, pero a la vez fue el gran motivador, el docente que desde las letras de Sócrates interiorizó la educación como su misión sagrada en la vida.
Su huella permanece en nuestras conciencias. Riguroso, didáctico y jovial. Interiorizó para sí mismo la teoría tripartita de la educación y la aplicó con gran éxito. Ilustró en lo teórico, con gran destreza, en lo práctico pero con un gran epílogo de lo humano y lo ético, como las tres fuerzas que consolidan la labor del maestro, como guía y formador de seres humanos y responsables ciudadanos.
Su lenguaje era pulcro, cultivado desde la dramática de los grandes pensadores y como licenciado en Lenguas Modernas egresado en 1998 de la Universidad de La Guajira. Se especializó en docencia universitaria en el claustro de la U. Santo Tomás y desde entonces se consagró en la educación. En el año 2006, recibió de las manos del expresidente Belisario Betancur (q.e.p.d) el cuarto lugar en los Premios Santillana, con la investigación titulada Reencuentros con un mundo de riquezas a través del aprendizaje significativo de la segunda lengua en la etnia Wayúu, representando su eterna casa de estudios, la Institución Educativa Divina Pastora (colegio que amó y cuyos alumnos lo inspiró para escribir el libro Un siglo de recuerdos pastorinos, publicado por Uniguajira).
Se sacramentó como un brillante investigador, como el filósofo de la educación, como el sabio de la Institución Educativa Eusebio Septimio Mary, donde dejó una evocación irremplazable, donde aún es amado por sus colegas y ante todo por sus educandos. Esos mismos que lloramos, que colmados de su catequesis de inglés y buena ética le agradecemos con el alma. Le extendemos un profundo y sentido pésame a sus hijas que tanto adoro, por las que se sacrificó como abnegado padre y a las que tanto exaltó en sus maravillosas clases. Digno del más grande de todos los homenajes, el amigo, el maestro y el paradigma se ha marchado el 22 de mayo para la Atenas de la inmortalidad.