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Artículos para el hogar como pequeñas obra de arte
Detrás de cada pieza de la última colección de la marca de hogar Finlandek hay toda una historia con nombre y lugar propio. Pocillos, platos, artesanías, cobijas y tapetes traen etiquetas que indican el nombre del artesano que la hizo, el lugar de dónde proviene y la técnica usada. “Queremos que quién se lleve una de estas piezas sepa quiénes son estas personas, dónde están y cómo se llaman” cuenta la diseñadora María Luisa Ortiz, quien junto a su colega Diego Guarnizo, fue responsable de esta colección disponible en exclusiva en almacenes Éxito.
Tanto Ortiz como Guarnizo llevan 25 años en el mundo de la moda colombiana. Sin embargo, nunca antes habían trabajado piezas para hogar. “Estamos absolutamente agradecidos con el Éxito porque después de trabajar varias colecciones de ropa veníamos con muchas ganas de hacer algo para hogar. No solo es nuestra primera vez haciendo productos para el hogar sino que también es la primera vez que invitan a diseñadores a diseñar una colección como esta. Nos alcahuetearon nuestros sueños” Cuenta Guarnizo.
La colección es en sí misma una invitación a rescatar nuestra historia. Se llama Simona en homenaje a Simona Anaya, heroína de la independencia nacional que acompañó a Simón Bolívar en su lucha contra el yugo español. Los diseñadores dieron con ella luego de investigar historias de mujeres de la independencia. Lo hicieron porque querían resaltar el papel de la mujer en la construcción de país desde los primeros años en que Colombia se constituyó como república. Para Guarnizo, la colección es en sí misma una forma de empoderar a la mujer colombiana. “El único hombre involucrado en Simona soy yo. Sin buscarlo, nos rodeamos de mujeres; desde la diseñadora gráfica y la fotógrafa, hasta las cinco artesanas que resultaron todas mujeres. Todo el entorno femenino se empoderó de una manera muy grande. Hay empoderamiento femenino. Simona defiende el amor y la libertad”.
Sin embargo, más allá del crecimiento en ventas y la rentabilidad de la empresa, una de las satisfacciones más grandes para Felipe Mejía es el impacto social que han tenido. Felja genera cerca de 400 empleos directos y, en temporadas de alta demanda, ha llegado a generar hasta 600 empleos indirectos. La mayor parte de su nómina está conformada por madres cabeza de familia que son el principal sustento en sus hogares.
Las piezas fueron trabajadas en cinco lugares del país con el apoyo de cinco artesanas diferentes. Jadis Garrido, de Chimichagua (Cesar), hizo piezas con esteras tejidas en palma. Omaira Manrique, de Guacamayas (Boyacá), trabajó con tejido de rollo en cabuya. Aydé Montezuma, de Sandoná (Nariño), usó el tejido en palma toquilla y palma iraca. Yuli Romero, de Rovira (Tolima) trabajó el tejido de mimbre y calceta de plátano. Por su parte, las artesanas María Cano y Victoria Gómez, de Bogotá, trabajaron con su arte orfebre.
Ambos diseñadores se sienten orgullosos de estar presentándole a los colombianos esta colección que para ellos es una forma de preservar nuestras tradiciones. Más que proveedores, intentaron que los artesanos se convirtieran en socios creativos que compartieron sus tradiciones para inmortalizarlas en piezas que cualquiera puede llevar a su hogar. Tanto Diego como Maria Luisa están convencidos de que Colombia vive un momento crucial donde acabamos de salir de una guerra de medio siglo y entre todos podemos construir un mejor país para futuras generaciones. Para Maria Luisa, es importante creer en lo colombiano porque solo hasta ahora empezamos a sonreír: “Creer en lo colombiano significa bienestar, significa cultura y significa reconciliación”.
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