Y a Yohir Akerman, también y a Joaquin Zabala, y a Iván Cepeda, y a todo aquel que lo controvierte. A mi Uribe me escribió este mensaje:
Después de escribir un artículo sobre el crimen del defensor de derechos humanos Jesús María Valle a quién no escuchó mientras le suplicaba por su vida siendo gobernador de Antioquia, Uribe decidió bloquearme en Twitter. Además del insulto no tuvo argumentos para refutarme, algo parecido a lo que en la noche del martes le dijo a Petro después de que le sacara en cara en el Congreso los supuestos nexos con paramilitares que tantos le han endilgado. Tan solo se limitó a llamarlo Sicario, Sicario, Sicario.
Una de las grandes virtudes del líder del Centro Democrático es que ha sabido conocer como nadie, desde Laureano Gómez, la idiosincrasia del colombiano. Por eso reacciona a punta de insultos como el ya el clásico “le voy a dar en la cara marica”. Y así se ha convertido en el presidente más popular de la historia de este país.
Una de las grandes virtudes de Uribe es que ha sabido conocer como nadie,
desde Laureano Gómez, la idiosincrasia del colombiano.
Por eso reacciona con insultos como el ya el clásico “le voy a dar en la cara marica”
Gustavo Petro no es santo de mi devoción. Voté por él porque creo que cualquier cosa era mejor que Duque y el tiempo nos ha dado la razón. Creo, como dicen quienes lo conocen, que no es el amigo más leal y que la modestia no es una de sus cualidades. También creo que es un misógino crónico, como tantos líderes de izquierda que conozco. Pero sobre Petro la Corte Penal Internacional no alberga ninguna sospecha de asesinato ni desplazamiento. Y no ha hecho ninguna reforma pensional para impedir que los colombianos pobres podamos llegar a la vejez con dignidad, no sumidos en la miseria como nos va a tocar gracias a las ideas del Presidente Eterno. Porque soy coherente con mi clase social, porque mi papá no es senador, yo le diré no más a Uribe
Uribe nos ha devuelto a mediados del siglo XX, a tiempos de Laureano, cuando se mandaba con la Biblia y la calumnia. No queremos más espectáculos bochornosos como el de anoche en el Congreso. No puede ser que en vez de disfrutar de lo que ha hecho junto a sus nietos en una finca remota, siga sin tratarse esa adicción al poder que tiene. ¿Cómo no pensar en el inefable juicio de la historia? ¿Cuáles son los pecados que a Uribe le impiden retirarse con discreción? ¿Por qué necesita seguir mandando?
Sicario, Sicario, Sicario, tres palabras dichas por Uribe que me recordaron la necesidad de creer en alguien capaz de acabar con tanta pelea. Por ahora Gustavo Petro, como su antítesis, parece ser el antídoto contra el veneno del uribismo.