El viacrucis de la fauna y flora silvestre en Colombia

El viacrucis de la fauna y flora silvestre en Colombia

El tráfico y tenencia ilegal constituye una amenaza: la biodiversidad debe protegerse. Que no pese más el lucro que la vida

Por: Francisco Javier Flórez Oliveros
abril 17, 2019
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El viacrucis de la fauna y flora silvestre en Colombia

La fauna silvestre presenta una valiosa importancia en el desarrollo ecosistémico y cultural de asentamientos humanos en áreas rurales e incluso urbanas, por lo tanto la pérdida de hábitat, generalmente en regiones selváticas o con coberturas vegetales prominentes, debido a procesos antrópicos (ganadería, minería, agricultura y urbanismo) pone en amenaza la estabilidad de las poblaciones de fauna silvestre.

Colombia ocupa los primeros lugares en biodiversidad de vertebrados con más de 3000 especies, ubicando al país en posiciones importantes en recursos naturales: primer lugar en diversidad de aves y orquídeas; segundo puesto para plantas, anfibios, peces dulceacuícolas y mariposas; tercera posición en reptiles y palmas y el número cuatro en mamíferos. Igualmente, presenta un total de 269 especies de vertebrados con alguna categoría de amenaza (150 especies vulnerables, 82 en peligro y 37 en peligro crítico según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza - UICN).

Para el tema que nos ocupa, la tenencia ilegal, esta puede definirse como el confinamiento de un animal silvestre fuera de su hábitat natural en condiciones que lo obligan a depender del ser humano para su alimentación y albergue. La tenencia de fauna silvestre está prevista en el Código de Policía como una conducta no adecuada frente a la conservación de nuestros recursos naturales, razón por la cual no se dan permisos de tenencia ni comercialización de animales vivos. El nivel de conocimiento de la norma y de la problemática se refleja en la tenencia de estos individuos en muchas casas del departamento de Antioquia.

El tráfico y/o tenencia ilegal de fauna silvestre en Colombia constituye una amenaza a la biodiversidad. Se observan diferentes usos de este recurso (consumo, animales de compañía), los cuales varían de acuerdo a la región. Un problema que se presenta en el contexto nacional es la falta de un diagnóstico general actualizado por parte de entidades públicas que permita generar estrategias de acción en busca de la preservación de la fauna del territorio.

Aunque hay una tendencia a la disminución del tráfico de fauna silvestre en Semana Santa (según las autoridades ambientales) en Antioquia y en general en Colombia, se mantiene la odiosa y censurable costumbre de capturar algunas especies para tenencia ilegal o para consumo humano, tal es el caso de las tortugas hicoteas y el cangrejo azul.

El tráfico ilegal de especies silvestres es considerado a nivel mundial como una de las principales causas de disminución de las poblaciones naturales y como uno de los mercados ilegales que mayores sumas de dinero moviliza anualmente con el fin de surtir la demanda de los mercados mundiales de la moda, las excentricidades de pequeños grupos, las investigaciones biomédicas y comportamentales y la prácticas culturales o religiosas de muchas poblaciones humanas.

A escala mundial se estima que unos 30.000 primates, de 2 a 5 millones de aves, 2 a 3 millones de reptiles y entre 500 y 6.000 millones de peces ornamentales se comercian anualmente para atender la demanda de animales vivos para mascotas en hogares, zoológicos y para laboratorios, estimativos que no incluyen los individuos que mueren antes de salir al tráfico internacional.

En Colombia, el número de especies que son producto de la tenencia ilegal está liderado por el grupo de las aves. Las loras, loros y guacamayas son las grandes perjudicadas de esta práctica criminal. Individuos como la guacamaya gonzala, la bandera, la carisucia y los pericos reales son los predilectos de las personas del común. Otro grupo es el de las aves cantoras, como son las mirlas, sinsontes y toches, básicamente cualquier ave que deje entrever un asomo de canto es perfecta para ser encerrada de por vida en una jaula.

Otro grupo que acapara la atención de las personas del común son los primates, conocidos comúnmente como micos: el tití gris, la piel roja, el cariblanco, capuchino y hasta el mono araña o mica prieta. Ellos son condenados a muerte con esta práctica, que está está lejos de ser controlada por la autoridad ambiental. Nada más en Antioquia es común ver esto en las carreteras del departamento en límites con Córdoba, en la subregión del bajo cauca, magdalena medio, occidente, por nombrar solo algunas de estas.

Por último, y no menos censurable, hay datos sobre tenencia de la chucha común y/o zarigüeya (un animal cruelmente tratado y confundido con un roedor gigante, del cual dista muchísimo) como animales de compañía.

Frente al uso de ramos en la Semana Santa, hay que hacer claridad que al llegar el Salvador a Jerusalén, aquel Domingo de Ramos, el pueblo judío salió a recibirlo con flores, mantos y ramos, al parecer de árboles y no de palmas como sucede actualmente en Colombia y otros países andinos.

Con eso en mente, replicar este modelo con una palma en vía de extinción, como es de cera, que a su vez sirve de refugio al loro orejiamarillo y de comida al osos de anteojos, complica aún más la problemática de estos importantes recursos naturales renovables en nuestro país.

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