Después de más de medio siglo de observar las conductas criminales de lesa humanidad, violaciones contra el Derecho Internacional Humanitario, e innumerables comportamientos terroristas con los que ustedes aún no culminan de saciarse contra la población colombiana, contra nuestra Popayán y nuestro Departamento del Cauca; hechos de barbaries consumados bajo el adulterado y deslegitimado argumento de constituir "conductas revolucionarias” conexas con el delito político de “rebelión”; avalanchas de sangre indiscriminadas, las cuales como “boletines de guerra”, ustedes pregonan y fanfarronean consumar en representación del pueblo colombiano y a título de “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Ejército del Pueblo”; he decidido escribirles, para confrontarlos de manera pública, así:
Conforme a rigores socio –políticos, los confronto para advertirles que en absoluto, se les agotó el tiempo para alimentar y perseverar en la denominada “Guerra de Guerrillas” en la que durante más de medio siglo se enfrentaron contra la historia de Colombia, y les llegó la hora exacta en la que los integrantes del Secretariado de las FARC deben proceder a cambiarle de nombre a la “organización”, pues la chapa o etiqueta de “FARC Ejército del Pueblo” y de “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” no les calza ni corresponde en lo más mínimo, toda vez que, en su contrario, en un todo deslegitimados, antes que revolucionarios de izquierda y antes que constructores ciudadanos de nuestra democracia nacional, municipal y departamental, sus ejecuciones criminales los han consagrado como las Fuerzas Armadas Contra o Fuerzas Armadas Anti-Revolucionarias de Colombia, sin mayores elementos de utilidad ni resultados que los diferencien de las bandas criminales (BACRIM): “Los Rastrojos”, “Los Machos”, “Los Urabeños”, “Erpac”, “Nueva Generación” y “Renacer”, entre otras, que operan en nuestro territorio patrio.
El concepto amplio, sin sesgos ideológicos, serio, riguroso, y el estado de existencia del revolucionario de la vida en procura de la construcción del hombre nuevo vivencial en una nueva sociedad justa, real, participativa, democrática, pluralista e igualitaria en medio de las desigualdades, es una categoría socio-política que ustedes degeneraron, envilecieron y traicionaron, toda vez que se empeñaron, a ciegas, a los trancazos, en la tarea anti-histórica e ininterrumpida de distorsionar y depravar el estado del arte, el espíritu e ideales revolucionarios acerca de la construcción del hombre nuevo, propósito que algún día (con razones o sin razones) escuchamos hablar desde la dialéctica, la crítica, la auto-crítica, la teoría y la práctica a Marx, Fidel Castro, Ernesto “Che” Guevara, Camilo Torres Retrepo y demás guerreros políticos.
Hoy, ustedes se transmutaron, no en el ejército del pueblo, no en un ejército popular y revolucionario, sino en un aparato criminal organizado, en enemigos acérrimos del pueblo, de la sociedad civil colombiana, es decir, en una bandola de criminales de lesa humanidad, criminales contra el Derecho Internacional Humanitario, y de paso y para completar la deslegitimación y vuelta de tuerca, en narco-bandoleros, con despliegue desbordado de delitos atroces aún más bajos y más envilecidos de los que consuman los denominados “delincuentes comunes”.
Debo recordarles, por si de pronto se les olvidó tratarlo en sus discursivas de “capacitaciones ideológicas”, que el primer deber ético, humano y humanizado de un auténtico revolucionario, está fundamentado en batallar por la vida en todas sus manifestaciones, toda vez que por el Derecho la Vida de nuestros hermanos colombianos hemos de entregar hasta la vida misma, mas no afanarse por el exterminio, ni en bregar por rendir culto al holocausto como ustedes lo practican.
Los auténticos revolucionarios no se afanan en acrecentar cenizas, tantas viudas, tantos huérfanos y surcos de sangre, tampoco se afanan en coleccionar ataúdes, ni en coleccionar osarios, como si fueran carteros en bicicletas repartiendo mortajas, como ustedes lo practican, al igual como lo realizaron los ejércitos del Nacional Socialismo de la Europa fascista.
Acaso no han percibido conforme a la dialéctica, la crítica y auto-crítica que de revolucionarios no poseen nada; acaso no han advertido, en su lugar contrario, que de coautores y asociados en un aparato criminal organizado de extrema derecha lo tienen todo. Acaso no se han percatado que antes que merecedores de compartir un sitial honroso en la historia como revolucionarios, lo que han logrado a buen recaudo y como hechos notorios antes los ojos adoloridos de nuestra sociedad colombiana: es una equivalencia y similitud con los más depravados criminales en serie de aquellos que ha dado cuenta nuestra historia universal.
Acaso, les pregunto de manera pública, y estoy presto al debate político, público, académico, en el escenario donde lo deseen convocar. ¿Acaso podrá constituir “conducta revolucionaria” arrasar con pueblos enteros en donde habita población civil entre los que se cuentan sectores ciudadanos y populares? ¿Acaso podrán configurar delitos políticos o conexos con delitos políticos, violentar con ejecuciones terroristas las vías públicas nacionales, municipales o departamentales, arremeter de manera indiscriminada contra derechos ciudadanos, derechos colectivos, afectar el comercio en nuestra ciudad de Popayán, afectar el comercio entre nuestro Departamento del Cauca y Valle del Cauca, y afectar el comercio internacional entre Colombia y Ecuador? ¿Acaso podrá constituir “conducta revolucionaria” secuestrar ciudadanos civiles ajenos al conflicto armado, secuestrar ancianos, mujeres y niños, y encerrarlos en jaulas custodiadas por alambres de púas, atentando contra la dignidad humana? ¿Acaso podrá constituir “comportamiento ético, humano y revolucionario” asesinar y apalear como en la época de la Inquisición, a sangre fría, de manera demencial, sin fórmula de juicio a indefensos policías y soldados, a hombres inermes a los que ustedes desde la irracionalidad y perversión ideológica denominan “prisioneros de guerra”, como lo hicieron contra los diputados del Valle del Cauca? ¿Acaso podrán constituir comportamientos revolucionarios, participar como un Cartel más de los existentes, de las ganancias multimillonarias del tráfico de drogas, al estilo y métodos como lo han realizado los capos y patrones de las mafias nacionales como internacionales?
El atentado terrorista consumado por ustedes en la vía panamericana a la altura de la vereda Mandivá, cerca de Santander de Quilichao, no es un atentado contra una alcantarilla. Por el contrario, es un agresión salvaje contra nuestro Departamento del Cauca, contra la economía formal e informal de nuestra Popayán del alma, contra nuestra cultura payanesa, contra la ciudadanía payanesa ajena al conflicto, no entendida como élite, ni burguesía, cuál burguesía, sino contra los sectores populares, contra los turistas que tienen programado viajar a conocer nuestra ciudad, contra los hoteleros, contra comerciantes formales, informales y transitorios, vendedores ambulantes, contra los artesanos de Colombia a quienes los convoca la religiosidad de nuestra Semana Santa que merece el más infinito respeto.
Entre la revolución del hombre nuevo y el terrorismo vulgar que ustedes practican camuflados de un verde selva o disfrazados de revolucionarios, existen diferencias abismales, pónganle fin de una vez por todas a este holocausto interminable, y no se ensañen más contra nuestro Departamento del Cauca, ni contra nuestra Popayán del alma.
Popayán, abril de 2014,
El Portal de Shamballa
G.P.G.
