Los Ambuila vivían dos vidas: una normal en el barrio Centro, en pleno sector continental de Buenaventura. Ómar, el papá, tenia un ingeso de $ 10 millones como Jefe de Control Interno de Carga con el que vivia acomodadamente pero sin mayores lujos externos distintos a darse el gusto de acompañar a la Selección Colombia en las eliminatorias mundialistas en Barranquilla. Asistir a la Iglesia de la Comunidad Cristiana de la paz, dirigida por el pastor Arlés Vanegas era una cita segura porque además, y especialmente su esposa, Elba Chará, quien manejaba un activo grupo de mujeres a través de las cuales multiplicaban el mensaje del Pastor Arlés Vanegas.
Desde el 2001 los esposos Arlés y Deyanira Vanegas había abierto la primera de las sedes de la iglesia en la calle 10ª ·71-16 en la capital del valle. Al poco tiempo, y con la ayuda inestimable de fieles como los Ambuila, quienes continuamente hacían donaciones, lograron expandir su iglesia a Buenaventura en donde funcionan ahora en el barrio El Carmen, en Jamundí en la carrera 11#3-29, además de sedes en Palmira, Juanchito, Medellín y Bogotá. En algún momento habían dicho que la devoción que sentían por la pareja de pastores se había traducido en la donación de un carro para el pastor de la congregación, algo que dentro de la iglesia han negado.
Los Ambuila habían entrado a la Comunidad Cristiana de Paz desde el 2006. La bonanza que súbitamente vivió la familia y que le permitió enviar a su hija Jenny a estudiar a Harvard y vivir rodeada de lujos como carteras Louis Vuitton y Lamborghini era por la oración constante. La entrega de los Ambuila a la iglesia era absoluta. Elba Chará dirigía incluso una célula de mujeres dentro de la iglesia y ayudaban a que se enrolaran a la comunidad a otras personas.
Cristianos y fervorosos seguidores del Centro Democrático y del expresidente Uribe, los primeros que se sorprendieron ante la detención de Omar Ambuila el pasado viernes 29 de marzo fueron sus vecinos. Su trabajo era el de encargarse de verificar que entraba y qué salía del puerto. Una de las pruebas que aportó la Fiscalía al caso fueron las redes sociales de su hija Jenny en donde posaba al lado de las más caras marcas del mundo y los festivales de música electrónica más cotizados de Europa. La gente del barrio El Centro de Buenaventura no lo podían creer. La señora Elba nunca se había hecho una cirugía plástica, algo que suelen realizar la gente que tiene plata en el puerto. Para Elba ese tipo de vanidades son pecados que enardecen al señor, algo que no escuchó su hija Jenny.