Durante cuatro años el senador Iván Duque, hoy presidente de la República y toda la bancada del Centro Democrático en el Congreso de la República, implementaron una férrea oposición al gobierno de Santos. Mientras fueron partido de oposición crearon una estrategia de engaños, ataques e indignación para hacer creer al país que todo iba mal y que solo con el estilo de gobierno del uribismo, Colombia recobraría el buen camino. Poco se preocuparon por construir país, por ayudar a resolver los grandes problemas que surgieron, la apuesta de Uribe, Duque y el partido fue la de destruir al gobierno, polarizar y dividir.
La estrategia funcionó, Iván Duque es hoy el presidente de los colombianos, el Centro Democrático pasó de ser el partido de oposición al partido de gobierno. Próximos a cumplir 8 meses de este nuevo gobierno, el país se encuentra sumido en un pesimismo generalizado, ese buen camino que tomaría Colombia después de la salida de Santos y el regreso del uribismo al poder, aún no parecen dar avances. Todo pareciera indicar que las cosas no estaban tan mal como el señor presidente decía cuando era senador. Duque es víctima de su propio invento.
Lo que sí parece estar muy mal es este gobierno, la falta de gobernabilidad que tiene el país es terrible, el presidente no genera respeto, ni legitimidad, en muchos momentos pareciera que el presidente no existiera. Colombia parece ir sin rumbo fijo. La constante durante estos meses han sido paros muy grandes que han puesto en jaque la tranquilidad del país, Duque no tiene un apoyo sólido ni en el Congreso, ni en los ciudadanos. La crisis política y social que vive el país, es evidente.
Por otra parte, la crisis de Venezuela se convirtió en el principal foco de atención del gobierno en los primeros meses del año, algo que le estaba funcionando muy bien, la comunidad internacional tenía a Iván Duque como un referente de liderazgo para acabar con la dictadura de Maduro, la opinión pública colombiana puso los ojos en Venezuela durante algunas semanas. Eso quedó atrás, la crisis en Venezuela sigue igual, no se ve una pronta solución, Maduro sigue en el poder y el caballito de batalla de Duque se agotó completamente, lo que lo volvió a dejar en una situación compleja, pues el foco se centra de nuevo en los problemas internos del país.
Definitivamente las objeciones a la JEP no le salieron bien al presidente, la minga indígena en el Cauca, que tiene afectado a toda una región del país, lo ponen en jaque. Fecode ya anunció un paro indefinido y los cafeteros estudian si ellos también van a paro, el desempleo aumentó en los dos primeros meses del año, la situación de orden público en el país no es la mejor, no hay acciones contundentes en la lucha contra la corrupción, no se le ve una política clara de gobierno, la oposición férrea lo ataca sin piedad y aprovecha cada punto débil que tiene Duque para mostrarle al país que las cosas van de mal en peor. Quizás, el último gran golpe que recibió el presidente, fue el tirón de orejas del que parecía ser uno de sus grandes aliados, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Como pueden ver, no la tiene para nada fácil Iván Duque, ha sido un comienzo peor del que muchos habíamos imaginado. Esos temas que él como senador y su partido utilizaron para atacar al gobierno anterior son los mismos en los que hoy los opositores y muchos ciudadanos le exigen resultados pronto. Hay algo cierto, con Juan Manuel Santos no estábamos en el paraíso, Colombia tenía los mismos problemas, pero en lo que se equivocaron, fue en decirle a los colombianos durante 4 años, que con el regreso del uribismo al poder se mejoraría y se recuperaría el rumbo del país.