Hace poco, en ese patio efímero y verdulero que es Twitter, Fajardo hizo un post relacionado con la insuficiencia de las metas del PND en el cuidado de nuestros bosques nativos. Más de 300 ciudadanos, que en mi opinión reaccionan con la regularidad de una campaña sistemática y que realizan sus intervenciones basados en la vieja consigna “al enemigo ni agua”, atacaron injustamente —no el tuit— sino la figura de Fajardo y, en especial, centraron sus críticas en decisiones suyas del pasado.
Lamento que estas personas —que ojalá sean reales— piensen que eliminar al mensajero, hacerle “matoneo” sistemático al que se expresa diferente y atacar por extensión a una cuarta parte del electorado colombiano, es su mejor manera de invertir su tiempo.
Estos nuevos savonarolas del internet —que paradójicamente siempre hablan en nombre de la democracia y la igualdad— han trastocado a tal punto los principios democráticos que aquella frase que decía “no estoy de acuerdo contigo pero me haría matar para que tengas el derecho de expresar tus ideas”, parece ahora una frase hueca y descontinuada. Su libertad de expresión la han convertido en matoneo de descalificación en todos los casos y un largo “me importa un rábano lo que plantees”, así sea como en este caso la defensa de los pulmones verdes de Colombia.
Lo que sucede en Twitter contra Fajardo es una guerra totalitaria, una montada prefabricada que ha logrado el perverso propósito de silenciarnos a una respetable parte de los colombianos, que ya tememos pronunciarnos allí, porque la agresividad desbocada e intolerante especialmente de los petristas es implacable y pertinaz.
Señores facebookeros y tuiteros petristas, la lógica de “porque te quiero (en una convergencia), te aporreo”, no es una buena táctica. La cuarta parte del electorado en Colombia no es masoquista, se lo pensará tres veces antes de votar por opciones tan agresivas y sesgadas. La visión que tenemos de Colombia y las medidas que había que aplicar a sus problemas no coincidieron. Si ustedes supieran de algo matemáticas tendrían claro que Duque les sacó 2 millones de votos.
A raíz de muchos comentarios y propuestas sobre supuestas alianzas de los alternativos —ahora y después—, la pregunta que me ronda es por qué quieren —o querrán en el futuro— el apoyo de alguien tan tibio, tan cobarde, tan uribista, tan caballo de Troya, tan descriteriado y tan irresponsable —que son entre otras las lindezas que le dedican a Fajardo en sus comentarios—.
Se necesita tener una mente retorcida para no sacarse de la cabeza el poder y que desde ahora estén haciendo una campaña sistemática para desacreditar posibles rivales, con la paradoja de que nos invitan a sumarnos a supuestas “convergencias” para estas elecciones. Así no, petristas. Desde ahora les digo, no cuenten conmigo y, por favor, no me cuenten en sus cuentas. Vivan y dejen vivir.
