Las encuestas, decía Álvaro Gómez, son como las rellenas, muy ricas y agradan mucho a quienes las van ganando, pero eso sí, no pregunten cómo las hacen. Esta introducción pertinente, dirigida, no a minimizar el presente trabajo que PORTADA ofrece a sus lectores, ni más faltaba, sino a precisar el verdadero significado de las encuestas, y explícitamente, de las político-electorales.
Las encuestas son una fotografía de un determinado tamaño, pequeñas o grandes, en diferente zoom, a momentos únicos y específicos, cuyos resultados solamente muestran las percepciones y opiniones de los ciudadanos entrevistados en ese minuto; extrapolar los resultados a otros tiempos y situaciones, desvirtúan absolutamente lo que están pensando los encuestados y los ciudadanos en una coyuntura especifica.
Hecha estas aclaraciones, podríamos señalar los siguientes tópicos de la encuesta practicada por PORTADA a 200 empresarios de Santander.
¿Por qué rajan un “alcalde social”?
Las respuestas siguen las mismas tendencias de las encuestas nacionales y locales que hacen periódicamente, tanto el Centro Nacional de Consultoría CNC (mensual), como Gallup (trimestral). Según Portada, la favorabilidad positiva del alcalde Luis Bohórquez LB, sólo alcanza un porcentaje del 31%, 21 puntos debajo de la última de Gallup en octubre de este año, y 15% de la aplicada por el CNC, la cual marcó 46%. Dramáticamente, ha perdido 14 puntos en los últimos cuatro meses. Porqué un “alcalde social”, que ganó gracias a franjas de opinión de la mano de un discurso y programa centrado en lo ambiental y la recuperación de la autoridad, con acciones de gobierno novedosas y evidentes, como el despeje de informales del paseo del comercio, presenta un desplome de esa magnitud?
Como respuesta, proponemos las siguientes ideas. 1). La opinión pública y los “ciudadanos de a pie”, no han visto, de forma contundente, decisiones institucionales y políticas para combatir la corrupción y la politiquería, quienes se “tragaron” la alcaldía anterior, llevándola al desprestigio total y caos en la ciudad. La gente voto por Bohórquez, confiando en que habría mensajes diferentes y decisiones inmediatas. Se argumenta en diversos sectores, que el alcalde está muy comprometido con la clase política local y sus atajos, quienes le ayudaron a su elección, por lo que ha tenido dificultades para desmarcarse de ellos, pese a sus buenas intenciones. 2). A pesar, que el alcalde tiene logros importantes que mostrar, como la recuperación del espacio público, contención del transporte pirata, gestión de recursos para mejorar la movilidad, recuperación de parques públicos y el diseño de un “nuevo lenguaje de ciudad desde la administración”, etc., los ciudadanos comunes y corrientes no logran comprender y percibir todo ello. Ha faltado una estrategia de comunicación pública que le muestre al ciudadano, sin mediaciones, estos avances de gobierno, pero no ha sido así. Extrañamente no hay un vocero de comunicación en la administración, es evidente una desconexión mediática con los habitantes de la ciudad que permite que las contingencias negativas y los pasos en falso, sea lo que se visibilice y quede marcado en el imaginario de la gente. Como si fuera poco, contrario al estilo del gobernador, el alcalde, es visto distante de las personas que lo apoyaron, tiene problemas para resolver demandas ciudadanas, y en muchas de sus actuaciones públicas, es poco agradable para la gente. Los recursos internacionales y nacionales que el alcalde ha logrado con el Banco Interamericano y FINDETER, el embalse de Tona, Centro de Convenciones, las casas gratis, el viaducto la Novena, no han despertado el interés ciudadano ni la pertenencia de los bumangueses. Que desazón y depresión produce ello, si sabemos que estas inversiones estratégicas, cambiarán la cara de la ciudad en los años venideros. 3). No hay unidad de gobierno en la ciudad. Lo de ciudad sostenible, alcalde social y recuperación de la autoridad, se han convertidos en lemas exclusivos y etéreos del mandatario, sus secretarios que pocos conocen, no hablan ni le “le hacen ruido” a estas directrices de gobierno. Lo que debería ser una estrategia de ciudad, comprendida y empujada, con razones y pasiones, por muchos actores de Bucaramanga, empresarios, políticos, medios, líderes sociales, etc., terminó siendo una voz desesperada y solitaria –a veces autoritaria-, de un alcalde que siente que la ciudad que lidera, no camina con la velocidad que él quisiera.
Por todo ello, además, los empresarios encuestados y la ciudad en general poco creen (25%) en las políticas empresariales que se generan desde la administración local y que se restringen únicamente a microcréditos para pequeños empresarios y PYMES. Asimismo, sólo una quinta parte (21%) de los encuestados, cree que el alcalde ha cumplido con lo prometido en las elecciones.
Paradójicamente, la ciudad es escenario de una cierta bonanza nunca vista, marcada básicamente, por un flujo de inversiones privadas extranjeras, locales y nacionales, y algunas públicas, que se materializan en megaproyectos como El Santísimo, la Supervia, el parque Acualago, la construcción de grandes superficies y hoteles como El Cacique, Caracolí, Jumbo, Makro, Estelar, Marriot, el “boom” de la construcción, las Zona Francas, etc. Para el ciudadano común, estos megaproyectos, que han estimulado positivamente algunos indicadores sociales[1] –altas tasas de cobertura en educación superior, empleo, NBI, reducción de pobreza-, no le han generado aumento de su ingreso ni fortalecimiento de su economía familiar. Para los empresarios de la ciudad, que sienten con más intensidad y más directamente los ciclos azarosos de los negocios, la economía local solamente va bien en un 50%. Al final, estamos en una ciudad, donde la iniciativa económica y las inversiones empresariales es muy alta, jalonada en lo principal por el sector privado, y una sector público, con vacíos institucionales y preso de las garras de las arreglos clientelistas y politiqueros.
¿Por qué al “chino” Richard, le va tan bien?
El gobernador Richard Aguilar ha construido unos papeles y ciertas percepciones diferentes. A pesar que ganó ampliamente, movilizando un respaldo solidario de opinión sin precedentes, arrancó con unos cuestionamientos difíciles de manejar, los cuales casi le embargan su legitimidad; su padre el exgobernador Hugo Aguilar había sido capturado por vínculos con los paramilitares antes y durante su gobierno. Además el joven candidato, conocía poco el departamento y venia sin experiencia en lo público para gobernar, aspecto complicado, si tenemos en cuenta el punto alto en que había dejado Serpa la gobernabilidad departamental. El senador liberal Honorio Galvis, al reconocer que “la gobernación marcha bien”, señaló en el noticiero Candela, que cuando fue elegido Aguilar, la incertidumbre era total.[2]
Desde temprano, ello no afectó sustancialmente la gobernanza regional, y al contrario, se cristalizo entre los ciudadanos una percepción favorable. Desde el primer mes, todas las encuestas le dan dado una favorabilidad promedio del 80%. En la encuesta de Portada, su favorabilidad llega al 70%, y la creencia que ha cumplido lo que prometió en la campaña asciende al 68%. A qué se debe tanta alegría con el gobernador?
Aguilar, ha desplegado un estilo directo, personal y horizontal para relacionarse y encontrarse con los ciudadanos del departamento, llevando inversiones aplazadas durante años, a veredas y barrios de los municipios más alejados e importantes, incluida Bucaramanga y los municipios del Área. Ha realizado 53 consejo comunales en municipios y barrios, en los cuales los ciudadanos piden soluciones, y son escuchados, más allá si les cumplen sus peticiones o no. Si nos atenemos a las encuestas, al parecer sí llegan las respuestas y las obras, acompañadas de mercados, sillas de ruedas, balones de futbol y mercados.
El factor más simbólico del poder en la gobernación lo constituye el factor generacional; quiénes gobiernan desde el palacio amarillo son percibidos como una “nueva generación” de políticos, muchos tecnócratas sin pasado político ni inmersos en las redes tradicionales de la política. Esa imagen renovadora –al menos cronológicamente-, le imprime al poder otros significados y estilos, y lo desnuda, de esas mediaciones que en el poder público, alejan y arrancan a los gobernantes del “principio de realidad” y los gobernados. Si comparamos las fotografías de los gabinetes departamentales anteriores con el actual, las diferencias y los mensajes son contundentes. Sin embargo ello no es tabula rasa. Muchas improvisaciones, retractaciones, salidas en falso, manejo antiestético de hechos políticos, designación de secretarios con perfiles para todo, es producto de la inexperiencia de estas generaciones. Al final, ello poco afecta el afecto de la gente.
Un elemento externo y distante, pero de gran significación en la aceptación del gobernador, lo constituye el “factor Hugo Aguilar”. A pesar de la condena por parapolítica por la Corte Suprema, las influencias suyas en las decisiones del gobierno son innegables. Para muchos, perversas y negativas, para otros, claves y benéficas para la gobernabilidad. Lo cierto es que la presencia en la sombra del coronel Aguilar, que está al tanto del curso diario de lo que pasa y del accionar de secretarios y asesores, ha sido un decisivo factor de estabilidad y de prevención para la pérdida del rumbo político de la gobernación, que inteligentemente, incorporó los liberales, reconoce los logros de Serpa y los congresistas liberales y decidió no echar mano del espejo retrovisor para gobernar. Si ello es constructivo para el éxito de la gobernanza de Santander, solo lo sabremos después. Para muchos, hubiese sido altamente negativo, si toda esta influencia en el gobierno la tuviera el coronel, fuera de la cárcel, siendo protagonista directo y en tiempo real de las decisiones. Las paradojas del poder y de “la dinámica de la política”.
A diferencia de Bucaramanga, el gobernador Aguilar ha echado a andar sus megaproyectos emblemáticos, sin muchos contratiempos -Acuaparque Panachi, El Santísimo, la Supervia, Acualago, las Megaludotecas, Bancos de Maquinaria- con poco cuidado de las opiniones adversas, que provienen básicamente de las ONGs ambientalistas y los políticos liberales. La gente ha visto decisión, a pesar de los vacíos e improvisaciones de tipo técnico, la escasa información que fluye a los ciudadanos y las veedurías en la ejecución de estos proyectos, que han formulado por ejemplo, la fundación PARTICIPAR. Lo cierto es que las obras están ahí en marcha, generando empleo y emprendimientos. En B/manga el megaproyecto más importante, el viaducto de la Novena, tuvo 14 meses de atraso y un hueco financiero de 30 mil millones de pesos, y hay todavía quienes dudan, que los trabajos se terminen en los tiempos acordados. El Centro de Convenciones NEOMUNDO, que quedará en la capital, después de un forcejeo de 3 años, todavía no arranca su construcción, hay demoras en los diseños y se le travesara la Ley de Garantías, según el alto gobierno. Y como si fuera poco, Aguilar prometió en el barrio Kennedy, la construcción de una cancha sintética, por mucho tiempo solicitada a la alcaldía municipal, y en un tiempo record de 6 meses, la construyó y entregó a la comunidad, una especie de estadio pequeño con grama sintética, camerinos e iluminación de alta tecnología. Ese mismo día, la alcaldía en su boletín diario, informaba como evento principal, unos acuerdos de reuniones y controles con comunidades rurales del programa “Bucaramanga Crece contigo”.
Más allá de los interrogantes formulados por algunos parlamentarios, el CONTRATO PLAN con el gobierno de Santos por valor de 6.1 billones de pesos, que incluye las obras de infraestructura más emblemáticas, en todo Santander, se ha visto como un logro de la gobernación y su titular. Por todo ello, la percepción positiva del 68% de los empresarios, acerca de que la economía del departamento marcha bien, no es gratuita.
Sin embargo, estos factores positivos, se deben menos, a la puesta en marcha de una estrategia comunicativa envolvente, aunque hay algunos que sostienen que “unos equipos como hormiguitas”, trabajan, sin descanso, para lograr estos resultados. Lo que se ve, es más de la acción personal del gobernador, su empatía permanente con los ciudadanos. Al igual que en la alcaldía, como es la usanza del poder político desde Simón Bolívar, el “arte de gobernar”, está compuesto de arreglos y negociaciones entre políticos, y de ellos con la sociedad. A la gobernación, poco le hacen mella, las denuncias y percepciones de corrupción no son pocas. El anterior zar anticorrupción, Carlos Fernando Galán, entabló sendas demandas ante la procuraduría por posibles irregularidades en más de 20 contratos firmados. Según Transparencia Santander, la gobernación ha adjudicado a “a dedo”, a únicos proponentes, cerca del 70% de los contratos, diferente a la alcaldía, a la que acusan de adjudicar de la misma forma, el 55% de la contratación; sorprendentemente, las encuestas y la opinión, para Aguilar, especialmente, no reflejan esos acontecimientos.
Algunas pistas para una respuesta integral a ello, solo se obtienen cuando se analiza y se mide los efectos del desempeño y los roles personales del gobernante. Aguilar convence más, es más fresco, se muestra más incluyente, provee más reconocimiento a la gente y es percibido más “entre la gente”.
De otro lado, algo que, también, poco incide en las encuestas, Aguilar no ha podido posicionar en los medios bogotanos y sectores de la opinión nacional, la misma imagen que tiene en Santander. Ha faltado asesoría estratégica en Bogotá, como quiera que algunas entidades nacionales, poco toman en serio algunas iniciativas y gestiones regionales, y prima allí, todavía, un estereotipo que algunos vinculan, como un gobernador con orígenes parapolíticos. Muchos se preguntan, cuales los logros de una asesoría estratégica contratada con el famoso publicista German Medina, en ese sentido
Estos tiempos, le dan mucha importancia a los carismas personales, a la “videopolítica”[3], a la forma como se hacen las cosas antes que a su sentido, sumado al hecho que los ciudadanos están más informados, hacen más control y veeduría, denuncian más y tienen más elementos de juicio para evaluar los gobiernos. Pero también es cierto, que las decisiones populares mayoritarias, por lo general muy razonables, no siempre terminan siendo lo suficientemente inteligentes. Sólo lo sabremos al mediano plazo. En tanto, mañana otra encuesta, que estén aplicando hoy, nos puede mostrar escenarios diferentes a los de ayer.
*Historiador-politólogo. Director del Observatorio Ciudadano de Santander
@julioacelas
[1] Las cifras de educación superior en Santander en el segundo semestre de 2010 ocupó un segundo lugar entre las tasas de egresados por 10 mil habitantes más altas del país, y se consolidó también como la segunda región del país con mayor tasa de personas con educación de posgrados. Adicionalmente es la segunda ciudad, después de Bogotá, donde más ingenieros se gradúan. Además, de acuerdo con los resultados del Examen de Calidad para la Educación Superior, Ecaes, el departamento se ubica en los terceros y cuartos puestos por mejores resultados en las diferentes áreas del saber. Vanguardia Liberal, septiembre 10 de 2010. El PIB percapite de Santander pasó entre 2000 a 2011, de 6.2 millones de pesos a 23 millones muy por encima del promedio nacional que fue 13.5 millones. Según el DANE, en 2012 las personas en pobreza fue de 32.7% a nivel nacional, registrando Santander solo un 20.8% y B/manga apenas 10.4%, cifras muy por debajo de las metas de los Objetivos del milenio (SEMANA, El oriente a seguir, agosto 3 de 2013).
[2] www.candela960.am. Octubre 31/13
[3] G. Sartori. Homo Videns. La opinión teledirigida. Barcelona 2004.