Basta ya de engaños, eufemismos y cobardía. Es hora de expresar con firmeza y coraje lo que tantos se empeñan en callar: el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) se encuentra inmerso en un accionar peligroso que, llegado el momento, puede llevarlo a ser catalogado como una organización delictiva. Muchos de sus actos colindan con ello:
- Movilizan a miles de personas con el único objetivo de taponar y dañar, entrenadas en el uso de toda clase de tácticas y herramientas de ataque y destrucción.
- Cierran y bloquean las vías de comunicación y acceso de toda una región, dejando con ello a más de un millón de personas a la merced del aislamiento, la escasez y la desesperación.
- Utilizan a niños y niñas como escudos humanos, acudiendo con ello a una de las más atroces tácticas utilizadas por los grupos terroristas más sanguinarios del mundo como Estado Islámico, Hezbollah y Hamas.
- Atacan sin conmiseración alguna a las fuerzas constitucionales del orden, como son nuestra policía y nuestras fuerzas armadas.
- Utilizan como consejeros y estrategas a reconocidos expertos en estrategia narcoterrorista, como el sanguinario Pablo Catatumbo.
- Y, como si todo ello fuera poco, asesinan a nuestros policías, tal y como ha sucedido.
Así que seguir considerando, tratando y asumiendo al CRIC como una diáfana organización social que solo reivindica derechos y necesidades es un acto de imperdonable cobardía que solo nos lleva hacia un camino: dejar a Popayán y al Cauca a merced de una siniestra organización cuyo propósito estratégico parecer ser desaparecer al Cauca como entidad territorial y transformarlo en una confederación de resguardos y entidades territoriales indígenas donde únicamente imperen sus leyes, sus prácticas y sus intereses.
Mostrar apaciguamiento, debilidad y temor ante este tipo de organizaciones psicopáticas es simplemente fatal, porque se nutren y se hacen más fuertes y letales.
Ha llegado la hora de que el gobierno nacional, el Estado como un todo y la sociedad civil caucana y payanesa (porque la mediocridad del liderazgo político regional lo hace cómplice del CRIC) enfrenten a esa organización terrorista con todo el peso de la ley y de las armas constitucionales de la República, desenmascarando sus oscuros intereses y propósitos, desarticulando sus estrategias y cuadros directivos, judicializando a sus líderes, asesores y cómplices y, sin dubitación alguna, utilizar las armas para acabar de una vez por todas con el bloqueo y el secuestro al que esos facinerosos han sometido a más de un millón de caucanos y a más de trescientos mil payaneses.
¡Es momento del valor, del arrojo y de la verdad!