En la medida que el diálogo fue avanzando, el ambiente se fue distensionando y el personaje fue entrando en detalles de la paz y la guerra, estábamos frente a Rubén Cano, ampliamente conocido en las filas de las FARC y en Urabá como “Manteco”.
Hombre de mediana estatura, delgado, de mirada fija y penetrante, curtido por la guerra y la violencia desde niño y que hoy está atrincherado con sus hombres en la vereda San José de León, jurisdicción del municipio de Mutatá, pero en vez de fusiles, están rodeados de lagos de peces, galpones de pollos y gallinas. Su lenguaje es la paz.
Allí llegó con 45 familias en medio del pantano y la incertidumbre, prácticamente abandonados a su surte por el gobierno, en el municipio de Tierra Alta en Córdoba, en el Cerro del Paramillo y de inmediato comenzaron a construir sus casas en madera, las vías de acceso, a montar algunos proyectos productivos que les garantizaran el día día. Ha sido una labor titánica que hoy tiene el reconocimiento de la comunidad internacional.
“Rubén Cano en el momento es el líder de la Comunidad de San José de León, del proceso de paz del movimiento ex guerrillero FARC, soy una persona oriunda de Urabá, del corregimiento de Currulao, soy hijo de padres comerciantes y tuvimos también fincas de ganado y plátano.
“Estamos cerca a los dos años de la dejación de armas, mi percepción frente al proceso de paz primero, que todo que es un proceso que el pueblo lo necesita, lo añoraba, y lo apoya en su mayoría, desafortunadamente las clases políticas en el poder no les interesa el proceso de paz para nada y lo que quieren es cumplir lo que prometió Duque a los electores, que los volvería trizas, a pesar de que nos ha permitido mejorar la calidad de vida, la inversión social, lo del turismo ha mejorado muchísimo en Colombia, pero no se está cumpliendo con los acuerdos” Esta es la primera impresión de quien fuera uno de los combatientes màs beligerantes durante las últimas dos décadas de presencia militar de esa organizaron armada en Urabà, Córdoba y Chocó.
Rubén Cano se pregunta por qué la ONU no exige y presiona al gobierno nacional para el cumplimiento de lo pactado e incluso a los gobiernos garantes.
Rubén Cano pasó más de la mitad de su existencia en las FARC, fueron 32 años en la guerra, de 49 que tiene hoy.
“Antes de ingresar a las FARC, yo era un joven normal, estudiaba, le ayudaba a mis padres en lo que tenía que ver en el campo, con el ganado, con el plátano, teníamos una cantina que se llamaba “Puertas del Sol”, de vez en cuando acompañaba a mis padres ahí.
“Este proceso de paz nos ha permitido encontrarnos con la familia, aunque nunca estuvimos alejados de ella, ahora hay más posibilidades de estar con ella y se me ha permitido reencontrarme con algunos amigos de infancia, de estudio” nos contó.
“No me arrepiento de haber firmado el acuerdo de paz, porque fui a la guerra pensando en la paz, siempre nuestra propuesta como FARC, era poder lograr la paz y creemos que la paz es el camino a seguir y todo sacrificio que se haga por la paz no debe uno arrepentirse para nada, sabemos que es difícil, sabemos que es riesgosa, que es humillante, pero por la paz debemos trabajar seriamente y no me arrepiento; hay preocupaciones, por el deterioro de los acuerdos, es mi preocupación pero no mi arrepentimiento de estar en la paz y sería muy triste para el país despreciar esta oportunidad tan clara de la paz”
“Uno no puede decir que el día de dejación de armas fue un día de felicidad, porque inmediatamente se empezaron a dejar las armas, comenzaron los incumplimientos, a ver las humillaciones, digámoslo así, entonces no podemos decir que hay felicidad, hay es tristeza de ver como se juega con una voluntad de paz”
“Un día de rutina de Rubén Cano acá, es que a las seis me levanto a cuidar animales, tenemos gallinas, peces, cerdos, hay que lavar el corral de los cerdos y a las 6:30 o 7 de la mañana estar listo para las actividades colectivas, si hay que cargar madera para algún caserío, si hay que hacer un alcantarillado, si hay que cargar arena y estar atento para cualquier actividad con alguna organización que nos visite.
“La salida de nosotros de la vereda El Gallo en Tierra Alta, obedeció a que estábamos convencidos que Colombia necesita la paz y queremos trabajar seriamente por la paz y estar en un sitio donde no haya posibilidad de hacer nada y cuando sabíamos de antemano que nos iban a incumplir, pues eso no es trabajar por la paz, llegamos a un punto donde nos reventamos, muchas dificultades en Córdoba, sin vías, sin comercialización y entonces tomamos la decisión de venirnos para acá, además conocíamos estos terrenos.
El gobierno no nos ha entregado un metro de tierra, en cambio nosotros como frente 58 entregamos siete fincas; esta tierra donde estamos la compramos, es una parcela de 21 hectáreas, la adquirimos juntando los dos millones 600 mil pesos que nos dio el gobierno de auxilio”.
“Aquí no había carretera lo puede confirmar usted con los pobladores,no teníamos vivienda, nos tocó construir carretera y vivienda, el tiempo se nos ocupó en esto, pero hemos estado trabajando; ustedes ya han visto las peceras, los galpones y el poco espacio que tenemos lo invertimos en sembrar yuca, plátano y se está ensayando con unas semillas de soya para ver cómo nos pega acá, tenemos una experiencia con Sacha Inchi, un lotecito sembrado y el Sena nos hizo una capacitación, eso hay en el poco terreno que tenemos, no nos da para más tampoco.” Explica además, Rubén vive allí con su compañera, es padre de tres hijos, el mayor de veinte años
Rubén dice no estar tranquilo, porque la historia de este país es cruenta y todos los líderes de los procesos de paz han terminado asesinados, “esperamos que no suceda esto, pero está por verse, como lo repito, insistimos en el compromiso de trabajar por la paz”
Sobre la historia del fallecido jefe paramilitar de Urabà, Carlos Vásquez, alias “Cepillo” quien en una entrevista con este medio de comunicación lo referenció dijo : “Nooo, eso me han dicho varios que “Cepillo” era de Currulao, no recuerdo, a lo mejor hasta compañerito de infancia sería, por eso soy consciente y sigo arriesgándome en el proceso de paz, he llegado a la gran conclusión, ya mirando a los soldados, a los policías, a todo el mundo y uno dice: no joda, nos estábamos matando era los que no teníamos que matarnos, son hijos de pobre, con ilusiones, con esperanzas, con padres, con hijos, con mujer, con una ilusión de salir adelante; todos, porque es que el soldado y el policía que va al combate es el hijo del pobre, me hubiera gustado saber quién era realmente “Cepillo” porque igual el paramilitarismo o los paras que llamamos son también colombianos.
Sobre el interés de Teodoro Manuel Díaz Lobo, excombatiente del EPL, de reunirse con él, y quien afirma que no lo recuerda porque Rubèn estaba muy joven, y él hace 28 años que hizo dejación de las armas, que le gustaría sentarse para hablar de paz, Rubén Cano dijo: "Con Teodoro hemos estado intentando conversar, porque me parece que después de tanto tiempo fuimos amigos o fuimos primero adversarios después amigos, otra vez fuimos adversarios, después en este proceso de paz tengo entendido que somos amigos y estamos apuntando al mismo objetivo que es lograr la paz, estamos interesados en esto pero cuando ya estamos concretando, resulta que él quiere que se haga un acto público, primero tenemos que sentarnos a hablar las cosas de todo lo que ha sucedido porque de ellos como movimiento EPL y después como Esperanza, Paz y Libertad como partido político hay muchas cosas que es bueno que la hablemos primero nosotros. Si estoy interesado, Pastor también está interesado y el resto de dirigentes nuestros en Antioquia están muy interesados en hablar con él, de eso se trata de hablar con todos, incluso entre los peores enemigos es que tenemos que sentarnos a hablar, porque estamos comprometidos con la paz. Yo a él lo recuerdo un poquito, en el 88 estuvimos juntos, y si, lógico, yo estaba muy joven tenía 18 años por esa época, ya él estaba de edad, un poco gordo.
Rubén, quisiera que le enviara un mensaje a los habitantes de Urabá por nuestro medio de comunicación: “Que en el Partido FARC estamos comprometidos con el proceso de paz, vamos a trabajar muy seriamente en la región de Urabá que ha sido azotada por la violencia y estamos seguros que entre todos podemos sacar esta bella región y la podemos poner a producir en favor de todos los Urabaenses, entre todos podemos lograr la paz, la paz no podemos dejarla centralizada en el gobierno nacional, eso es de todos. La paz es el futuro de Colombia.
Y a quienes persisten en la guerra, como el ELN, ¿qué mensaje le daría Usted?
“No, es que el mensaje no se lo tengo que dar yo, se lo está dando el gobierno y es un mensaje de guerra, que le va a decir uno a un movimiento como el ELN, como les vamos a decir que entren en un proceso a que también les incumplan. Esto es muy triste porque hay muchos incumplimientos. Entonces nooo, es decirle al gobierno nacional que ponga voluntad de diálogo, de paz para que puedan tener credibilidad y logremos por fin dejar la guerra en el pasado.
¿Y qué mensaje le envía a la sociedad que desde diferentes ángulos sigue torpedeando la paz?
“Creo que ya es justo, más de sesenta años de derramamiento de sangre, que están atizando una guerra entre hermanos, que la guerra a ningún país le conviene, le conviene a unas pocas familias, pero no al colectivo de colombianos, que por favor paremos ya de estar atizando la guerra, que más bien estos recursos, estos esfuerzos los apuntemos a la reconciliación para que por fin podamos abrazarnos y vivir como hermanos.
*Este artículo fue publicado originalmente el 12 de marzo de 2019 con el título No me arrepiento de la paz: "Manteco" en El Pregonero del Dairén.