Con la cara ensangrentada y en medio de una polvoreda, Óscar Pérez rogó por su vida. Se había rendido ante los 600 militares chavistas que lo tenían acorralado. Tanquetas, carros blindados con lanzagrandas y un helicóptero de artillería tenían una única misión: matarlo. A pesar de haberse rendido ese 15 de enero de 2018, cuatro días después su cuerpo apareció en una morgue de Caracas con un tiro de gracia. En medio del secretismo, el régimen de Maduro lo enterró en un cementerio al oriente de la ciudad, y solo le permitió a una de sus tías asistir a la ceremonia.
Pérez fue un policía, actor, buzo, paracaidista y piloto del Ejército Bolivariano de Venezuela. Sin embargo, el 27 de junio de 2017 se rebeló y quiso declararle la guerra a Maduro: "¡Plomo con los grupos terroristas! ¡Plomo con ellos, compadre!", fue la respuesta del presidente ante la amenaza de Pérez, quien se robó un helicóptero de la Base Aérea Francisco Miranda, voló hasta el Ministerio del Interior en donde lanzó dos granadas que no estallaron y luego disparó contra el Tribunal Supremo de Justicia mientras sesionaba la Sala Constitucional.
A la estrategia militar que Pérez adelantó, sumó una presencia en redes que lo convirtió en una figura mediática. Luego del ataque en junio desapareció del panorama nacional, y solo se sabía de él a través de sus diferentes cuentas en las que publicó varios videos exigiendo la renuncia de Maduro y proclamándose guerrero de Dios.
El piloto venezolano cargo toda su vida un fusil al hombro. Fue oficial de las Brigadas de Acciones Especiales —BAE— e incluso en 2015 actuó en una película venezolana llamada "Muerte Suspendida". Interpretando a Efraín Robles, Óscar Pérez simplemente tuvo que ser él, pues su papel era el de un oficial de las BAE que piloteaba helicópteros y demostraba su destreza militar.
Los militares chavistas lo tenían rastreado. A finales de 2017 se tomó una guarnición en la operación Génesis con la que recuperó decenas de armas de alto calibre. La acción rebasó la paciencia de Maduro, que ordenó darle muerte a como dé lugar. Volcó cientos de soldados para cazarlo y en enero de 2018 por fin pudo alzar su premio con la muerte de Pérez.
Sin embargo, su muerte levantó muchas dudas por las circunstancias en las que sucedió. A Maduro lo acusaron de haberlo ejecutado extrajudicialmente en una casa ubicada en el sector El Junquito, a las afueras de Caracas. El mandatario venezolano ignoró las denuncias en su contra a pesar de en el último video que grabó Pérez aseguró que "no quieren que nos entreguemos, literalmente nos quieren asesinar, nos los acaban de decir".
Su muerte quedó en el olvido en medio de las duras protestas que se presentaron en Venezuela el año pasado. Pero la exfiscal Luis Ortega, quien se exilió en Bogotá después de huir de Venezuela en una cinematográfica operación, retomó su caso y volvió a acusar a Maduro de haberlo matado extrajudicialmente. Con más de 300 fotografías en su poder y un grueso informe forense que asegura tener, Ortega tiene como destino la Corte Penal Internacional para exigirle tomar acciones en contra de Maduro.
Una de las crudas fotos muestra la herida de bala que habría fulminado finalmente a Pérez, que se habría hecho a quemarropa y con sevicia para asegurarse de que lo habían matado.