Escribo desde un país (Colombia) en el que nunca me ha tocado ver situaciones de desestabilización política y de un gobierno que lleva 20 años en el poder. A pesar de las innumerables acciones violentas que ha vivido Colombia, lo que hoy ocurre en Argelia es la muestra del aburrimiento de la población de una nación que hace más de 6 años no sabe quién es su presidente.
En las últimas semanas, el nombre de Abdelaziz Buteflika ha sido protagonista en diferentes medios de comunicación que reportan una crisis social y política en Argelia. Buteflika de 81 años, planeaba reelegirse como presidente de Argelia para otro periodo de cinco años, lo que sería su quinto mandato consecutivo con un tiempo de duración, al terminar este posible nuevo periodo presidencial, de 25 años.
Su renuncia a un quinto mandato llega después de una serie de constantes protestas, que fue la herramienta utilizada por la población, para demostrar su enojo frente a un ejecutivo que está en manos de un presidente enfermo y quien no se conoce su figura de un tiempo para acá. Lo que lleva a pensar que posiblemente haya otras personas que estén haciendo las veces de presidente pero con la imagen de Buteflika como el líder de esta nación árabe.
La situación caótica que se refleja en los medios de comunicación hace revivir los recuerdos de la primavera árabe, que dieron lugar a cambios políticos en Túnez, Libia y Egipto, vecinos de esta zona del norte de África. El cansancio popular ha ido aumentando después de la inscripción de la candidatura presidencial de Buteflika, en febrero, para las elecciones de 2019, pero con la decisión de retirar su nombre puede llevar a una calma momentánea mientras se llama de nuevo a elecciones y se elige un nuevo gobernante.
Pero la situación de Argelia no solo es crítica desde un punto de vista político. Desde el entorno económico, el país es un Estado dependiente del petróleo, que ha visto sus arcas enriquecidas por los beneficios de este “oro negro”, el cual también es utilizado por el régimen para su continuidad en el poder. Sin embargo, esto es insuficiente para una económica en donde su población mayoritaria es joven y a la vez son quienes exigen una apertura del mercado que les permita una mayor interacción con el comercio internacional.
Frente al entorno social, el país, por razones políticas o religiosas, se ha aislado del mundo concentrado sus intereses en la tensa relación con Marruecos, su posición en el mundo árabe, en África y su relación con Francia. Por otra parte estas manifestaciones no eran esperadas, lo cual ha tomado por sorpresa a un gobierno que si bien tuvo que hacer cambios significativos en 2011 en plena Primavera Árabe se sostuvo como un gobierno que consiguió un cambio en Argelia, que lo modernizó y lo convirtió en el tercer país más próspero de África por detrás de las islas Mauricio y Seychelles.
Otro de los aspectos que han llevado a la crisis política que vive Argelia en este momento es el cambio constitucional, promovido por el presidente en 2007, con el objetivo de permitir la reelección indefinida. Esto a pesar de que en aquella época no significó una problemática para los argelinos, fue el comienzo de un caldo de cultivo social el cual, que hoy 2019 terminó con la decisión de Buteflika de retirar su nombre de los comicios electorales. A pesar de que el gobierno pospuso las elecciones va a ver un cambio de gobierno, pero la pregunta que sigue ahora es ¿realmente será un cambio de fondo o algo maquillado? esta pregunta es a raíz del llamado del ejecutivo a crear una nueva carta magna bajo la cual el país comience a regir a partir de 2020.
¿Existe un temor por parte de Europa?
Sí, y muy claro. Existe un temor generalizado del gobierno francés frente a lo que sucede en Argelia. Esto motivado al año electoral en la Unión Europea en donde se va a renovar el Parlamento Europeo. La situación de Argelia, país cercano, geográficamente a España y Francia, puede ser aprovechada por los políticos ultra derechistas, pro europa y antiinmigrantes para crear discursos en los que demuestren la problemática a la que se enfrente Europa si permite la entrada de miles de personas que huirían de una difícil situación social en su país de origen.
Por eso, para países como Francia o Alemania es de vital interés que la situación social en Argelia se solucione a nivel interno, evitando una intervención de otras naciones, lo que ha quedado demostrado en el bajo perfil que han mantenido mandatarios como el francés Emmanuel Macron o el norteamericano Donald Trump. La situación de Buteflika es insostenible y debe darse una transición democrática, lo cual sería un aspecto innovador en una región que ha sido, por excelencia, intervenida militarmente o por políticos locales que llevan varias décadas ocupando el cargo de presidente de su país.
Con Argelia puede cerrarse un capítulo, en los países del Magreb, de la duración de los periodos presidenciales de sus mandatarios. A pesar de que actualmente la situación política en Egipto no es buena y de que Libia sea considerado un Estado fallido, Argelia y Túnez pueden sacar la cara por esta zona del mundo, que geoestratégicamente es importante para grandes potencias como Estados Unido, Rusia o China.