El fundamento de miles de alianzas que hoy se establecen en Medellín es velar por un bien común: un aire más limpio para los paisas. Esto lo ha entendido muy bien la alcaldía que, en los últimos tres años, ha puesto 19 ecoestaciones eléctricas alrededor de la ciudad diseñadas para cubrir cerca 5.000 vehículos de manera simultánea. Para las autoridades paisas, esto hace parte de la bienvenida a la era del transporte eléctrico. Adicionalmente, más de 60 buses eléctricos articulados han empezado a operar en sus calles.
Y es que esto no hubiera sido posible sin la capacidad desarrollada de establecer alianzas estratégicas con entes públicas y privadas bajo un mismo objetivo que compete a todos los ciudadanos.
Este apoteósico trabajo quiere construirles la idea a todos los medellinenses de que el transporte eléctrico es la respuesta a las preocupaciones del mañana. Quien compra un carro eléctrico, está llevando a su casa un vehículo cuyo costo de mantenimiento anual es un 60 % menor al de los convencionales y que no emite emisiones de C02 ni partículas contaminantes.
Además, recargar los vehículos eléctricos en el garaje de la casa es prácticamente tan sencillo como hacerlo con un celular. Los tiempos de recarga para cada automotor varían dependiendo del modelo y si se utiliza un enchufe tradicional o una caja de recarga (wallbox), pero el proceso para obtener la energía necesaria para su funcionamiento es así de simple.
El sueño de una Medellín verde se remonta desde siempre. Pero fue en 2008, que EPM comenzó a estudiar a profundidad la movilidad eléctrica. La empresa encargó dos estudios a las universidades Eafit y Pontificia Bolivariana, UPB, para conocer las probabilidades de masificación de esta tecnología y su impacto en las redes eléctricas del Valle de la Aburra.
Estas investigaciones arrojaron resultados positivos sobre la capacidad de las redes para cubrir esa tecnología y determinaron que era clave para su masificación que EPM asumiera la tarea de convertirse en el articulador del ecosistema de la movilidad eléctrica en la ciudad, Antioquia y en otros lugares del país donde tiene filiales. Luego de más investigaciones y pilotos técnicos, a partir de 2015, EPM empezó a efectuar inversiones estratégicas para cultivar la cultura de los vehículos eléctricos.
A diciembre de 2018, existían 551 vehículos eléctricos conectables en el Valle de la Aburra, una suma que a simple vista puede parecer pequeña, pero que anualmente crece de manera exponencial. Y así, Medellín se proyecta y camina hacia la posibilidad de ser la capital de la movilidad eléctrica de Latinoamérica en el año 2030.