Cuando uno escucha las declaraciones John Bolton, secretario de Seguridad Nacional, de que con apoyo internacional o sin él sacarán del poder al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como lo expresó a la cadena CNN en el programa State Of the Union, la pregunta obligada es: ¿bajo qué principio y derecho Estados Unidos basa su política de poner y quitar gobiernos en nuestro continente?
La respuesta a esa pregunta está en lo que añadió Bolton: “En esta administración no tememos hablar de Doctrina Monroe”. “Parte del problema en Venezuela es la fuerte presencia cubana”. “Hay de 20 mil a 25 mil oficiales de seguridad de la isla, según informes que han estado en el público. Este es el tipo de cosas que consideramos inaceptables y por eso estamos ejecutando estas políticas”, apuntó. O sea, no le asiste ningún principio ni derecho y es un argumento falso el de la presencia cubana, solo el apetito de intervenir para robarse las riquezas inmensas de Venezuela y afirmar la opinión de que somos “el patio trasero” y que “América es para los americanos”.
Comentar sobre la presencia de oficiales cubanos en Venezuela es la prueba más grande de la sinrazón para su política injerencista. El pueblo venezolano sabe que en su país la única fuerza cubana es el ejército de médicos, enfermeras y técnicos de salud, curando enfermos y salvando vidas a hombres mujeres y niños pobres y humildes venezolanos, a diferencia, señor Bolton, de lo que han hecho sus marines en Colombia, asentados en la base de Melgar, que violaron a 52 niñas y las filmaron para uso pornográfico, con el consentimiento y beneplácito durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y quien es hoy y desde hace años el jefe político-paramilitar de la contrarrevolución venezolana en Colombia y cuya subordinación a Estados Unidos es hartamente conocida.
Con total desenfado afirma que no teme decir que la administración Trump está aplicando la “Doctrina Monroe”. Olvida el halcón Bolton que mucha sangre corrió en nuestra Latinoamérica colonizada, que existió una fuerte y victoriosa lucha independentista encabezada por el libertador Simón Bolívar, San Martín, Sucre, O Higgin, Hidalgo, Betances, José Martí y Carlos Manuel de Céspedes, entre otros insignes patriotas y héroes independentistas.
Tiene mala memoria el señor de la guerra, la política de la Casa Blanca de favorecer golpes de Estado e intervenciones militares en el siglo XX provocó la muerte y desaparición de miles de hombres y mujeres que lucharon contra esas dictaduras. Esos tiempos ya pasaron, señor Bolton, sus indecorosas amenazas contra Cuba, Nicaragua y Venezuela fortalecen el espíritu de rebeldía de nuestros pueblos, también en nuestra Indoamérica. La derrota de Estados Unidos en la guerra de Vietnam lo debe llevar a la reflexión, porque una intervención en Venezuela, Cuba o Nicaragua se convertirá en una derrota no solo de Estados Unidos, sino del actual sistema político, económico y social imperante. Venezuela puede convertirse en el Vietnam del siglo XXI.
¿Dónde están los mecanismos internacionales como la ONU y el Consejo de Seguridad para detener semejante e irracional aberración? De concretarse una acción militar, ya sea con fuerzas estadounidenses o mercenarias, quedará muy claro que resulta de mucha urgencia darle un vuelco a la actual Organización de las Naciones Unidas y a su Consejo de Seguridad, porque ningún Estado, por muy poderoso que sea, puede actuar fuera de la ley internacional. No puede repetirse otro Irak y otra Siria.
El Secretario General de la ONU y el sistema de las Naciones Unidas debe asumir una posición firme y contundente frente a estas declaraciones de Bolton, declaraciones que no deben tomarse como una amenaza más. Tampoco ningún mecanismo de las NN.UU debe prestarse a dar apoyo a las provocaciones que, desde Cúcuta, Colombia, se realizan contra Venezuela y que supuestamente realizan algunos de los funcionarios de ACNUR. A diferencia de la Cruz Roja Internacional, que cumplieron ejemplarmente el principio establecido por la ONU de no prestarse a una provocación política de Estados Unidos.
¿Qué pasará en Chile si algunos de los líderes mapuches se autoproclama presidente para apoyar a su pueblo indígena apelando a que el gobierno de Sebastián Piñera los está masacrando? ¿O un jefe indígena en el Cauca o en la Guajira colombiana se autoproclama presidente por la política de asesinatos y masacres que se cometen contra ellos? Y que organizaciones sociales y voceros de Organizaciones de DD. HH señalan que existen esas criminales acciones en complicidad con el gobierno de Iván Duque.
Parece una locura tales interrogantes o hipótesis, pero tal vez no nos alejemos de la verdad y tomen el ejemplo de Cataluña. Allí se ha presentado este fenómeno del independentismo y no es hipótesis, pues los tribunales españoles están juzgando a los autoproclamados, mientras el gobierno de Pedro Sánchez apoya, increíblemente, al impostor Juan Guaidó. ¿Inconsecuencia del presidente Sánchez o subordinación a Estados Unidos?
Reitero lo suscrito en mi artículo del pasado 1 de marzo, el derecho internacional y el respeto a la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la moribunda OEA están en serio peligro de ser arrasados por Estados Unidos y algunos aliados en Europa. Los países miembros de la ONU deben tomar los debidos recaudos en este importantísimo foro internacional para preservar la paz y el respeto al derecho de soberanía e independencia de cada Estados, como muy bien está plasmada en la Carta de la ONU.