El nuevo gobierno está pretendiendo hacerle modificaciones a la historia de Colombia.
Duque nombró como director del Centro de Memoria Histórica a Darío Acevedo, profesor universitario, magíster en historia de la Universidad Nacional y doctor en historia de la Universidad Huelva (España). Cabe anotar que Acevedo se hizo popular luego de afirmar que “aunque la ley de víctimas dice que lo vivido fue un conflicto armado, eso no puede convertirse en una verdad oficial”. Estas declaraciones, por supuesto, despertaron el enojo de varios historiadores, profesores universitarios, comunidades indígenas, líderes sociales y demás amantes de la paz. De hecho, luego de esa frase, el historiador se ganó el apodo de “negacionista”. Sin embargo, eso no es todo. A esa polémica se le suma una carta de un colega, el profesor Gabriel Cabrera, publicada en el diario El Tiempo, donde denuncia que este intentó vetar dos cursos: “Fascismo y modernidad” y “Pensamiento filosófico de Karl Marx”.
Ahora bien, luego de la posesión de Acevedo, 30 líderes sociales e indígenas y más de 90 organizaciones señalaron que van a retirar los documentos que tienen en el Centro de Memoria Histórica, según ellos, para salvaguardar la historia. Con eso en mente, vale preguntar: ¿cómo puede tener semejante cargo una persona que no reconoce que en Colombia hubo un conflicto armado, donde estuvieron involucrados guerrilleros, militares, paramilitares, políticos, empresarios, ganaderos, terratenientes, latifundistas, como ya se tiene registrado? ¿A quiénes les conviene el ocultamiento de la verdad?
Renuncias inexplicables
Sin una clara explicación, el gobierno, a través de la secretaria del Ministerio de Cultura, pidió la renuncia de Consuelo Gaitán, filósofa y literata de la Universidad de los Andes, que desde hace seis años dirigía la Biblioteca Nacional. En una entrevista para Noticias Uno, luego del suceso mencionado, Consuelo Gaitán dijo: “Desde el gobierno ya están interpretando que hay una sola verdad...”.
No obstante, la renuncia de Consuelo Gaitán no fue la única, también se pidió la renuncia de Armando Martínez, director del Archivo General de la Nación, y de Daniel Castro, director del Museo Nacional. Estos tres directores estarán en estos cargos hasta esta semana.
Cabe mencionar que algo que resalta al Archivo General de la Nación es que allí se encuentran, según lo expresado por Armando Martínez, más de catorce mil cajas con documentos sobre el DAS. Esta información se encuentra en cuatro depósitos blindados, a los que pueden acceder el procurador general de la nación, la DIN (Dirección Nacional de Inteligencia) y una persona con mandato judicial, ambos acompañados por un funcionario del Archivo General. Estas cajas tienen una reserva de 30 años.
El Archivo General de la Nación, por ahora, solo custodia estas cajas, ellos no saben nada del contenido de los informes. Recordemos que el extinto DAS destruyó casi cien mil cajas con información precisa sobre el conflicto armado en Colombia. Armando Martínez declaró: “Es casi imposible que todos los archivos del DAS estén perdidos”.
Con ese panorama, ¿a quién van a nombrar como director del Archivo General de la Nación?, ¿quién manejará tan importante documentación?, ¿a quiénes les conviene el ocultamiento de la verdad?
Hace una semana se hizo viral el numeral #SalvemosLaJEP. Periodistas como María Jimena Duzán, noticieros como NC Noticias y centenas de tuiteros manifestaron su apoyo a la Jurisdicción Especial para la paz (JEP). Esto se hizo para darle un mensaje al gobierno de Iván Duque para que no objete la JEP, ya que si lo hace, las víctimas del conflicto armado no sabrán qué fue lo que pasó en los 50 años de guerra.
La JEP no va a favorecer a las Farc, ni a los militares, ni a políticos ni empresarios que participaron directa o indirectamente en el conflicto, esa jurisdicción es el único mecanismo que tienen las víctimas para el esclarecimiento, la verdad, la justicia, la reparación y no repetición del conflicto.
¿A quiénes les interesa que se objete la JEP? ¿A quiénes les interesa que no se esclarezcan los aberrantes hechos ocurridos en el marco del conflicto? ¿A quiénes les conviene el ocultamiento de la verdad?
Ahora, como colombianos, es nuestra responsabilidad cuidar nuestra historia, nuestro patrimonio, nuestra esencia; tener memoria y nunca olvidar el pasado. Es natural que ya no se confíe en las instituciones que por tantos años guardaron los documentos más preciados de nuestra historia. Sin historia no hay identidad, no hay cultura. Es menester de todos los colombianos cuidar lo que nos representa.
“La historia la escriben los vencedores” y el uribismo quiere, a costa de cualquier cosa, ganar la guerra.
