Estabas que te ibas y que te ibas y ya te fuiste
Opinión

Estabas que te ibas y que te ibas y ya te fuiste

Por:
marzo 22, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

¿Cuántas veces habremos llorado a mares con los nazis que torturaban gitanos o judíos, cuántas iras habremos soltado al ver a Kunta Kinte sufrir con los actos del hombre blanco, no todos hemos acompañado a Abel frente a las accionesinhumanas de su hermano Caín?

Buenos y malos. Blanco o negro.

Aunque a veces el bueno de John Wayne nos hacía pasar malos ratos. Siempre habíamos estado en favor de los indios y en contra de los invasores con jeans, que era la tierra ancestral de ellos y aquellos unos desalmados conquistadores. Pero llegó John Wayne, símbolo del rudo masculino y haciendo el papel de vaquero bonachón todos cambiamos el chip y los indios pasaron a ser los malos del paseo cuando ejercía Wayne de protagonista. Pero todo seguía siendo blanco y negro.

Sin embargo, no venimos a hablar de cine ni de indios y vaqueros, sino de buenos y malos y más que de malos y buenos de la falta que hacen estos últimos.

Hablamos de Bogotá, ubicada a más de dos mil quinientos metros sobre el nivel del mar, rodeada en su parte oriental por una espectacular montaña y que algún aventurero la habrá llamado la Atenas suramericana.

Debiera ser hoy una bella y espectacular ciudad, a lo tipo danés si quieren, con mucho árbol y avenidas grandes, un gran lago artificial y algo caótica debido a que al ser alargada, pues tiene muy pocas vías que la atraviesan de sur a norte.

Bueno, todos son sueños sin sentido, añoranzas de lo que debiera ser la ciudad en la que vives y gastas los días, y solo son sueños ya que Bogotá ha sido gobernada en su larga historia por políticos malos, sin planes mayores  a aspirar a ser designados ministros. O embajadores en  París, una ciudad con un rio bonito, o eso dicen. Y están los alcaldes en sus puestos, pasivamente, dos cuatro o seis años, tal como los presidentes están en sus cargos, esperando que pase el tiempo para gozar de una merecida pensión.

Alcaldes malos como el recién inhabilitado Petro. Un pésimo alcalde, demagogo, un posudo con ínfulas de Gaitán, con un discurso seudochavista poco maduro, sin equipo o gente con las pilas puestas que haga cosas y sin ideas de ningún tipo, convirtiendo a la ciudad en lo que es hoy. Una urbe con un pésimo y caótico sistema de transporte liderado por miles de buses decimonónicos que expulsan humo negro y que lidian entre huecos y cráteres contra miles de vehículos pitones y eso que no se habla de las basuras y la indigencia y la pobreza.

Hasta que en un acto arbitrario un procurador reaccionario lo inhabilita por quince años y el alcalde, como única y desesperada acción, opta por convocar a sus miles de simpatizantes en la Plaza de Bolívar a gritar “Petro se queda”. Y se manifiesta a través de Twitter. “Buenos días”, comenzaba cada jornada y alardeando repetidamente de una frase como si fuera suya: “No pasarán”. Y el pueblo repetía “No pasarán”, cuando uno no entiende quién pasará dónde y cuándo solo se sabe que esa frase le pertenece a los republicanos españoles ante el asedio de Madrid por parte de las tropas de Franco por allá en 1939.

Y decía Petro en sus tuits que “Todas las instancias del Distrito con optimismo a mantener y desarrollar los programas de Bogotá Humana. Gobernamos hasta le final”, y uno se decía de qué está hablando.

O cuando afirmaba “Llevamos cien huecos tapados por día con una máquina. Debemos llegar a mil con cinco”. A mí me da 500 y me inquietan sus sumas y restas.

Y el mismo día de su destitución (un marzo 19 (M-19)) vemos a Petro por su tele posesionando  a 14 gobernadores indígenas. Sé poco de normativa capitalina, pero me pregunto con serias dudas si una de las funciones del alcalde sea la de posesionar gobernadores indígenas y a lo único que huele eso es a gritar a los cuatro vientos somos gente de izquierda.

Y recuerdo a Ortega y Gasset cuando decía que “ser de izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil”, y añado a Russell quien decía algo así como que quien a los 18 no es de izquierdas pues no tiene corazón, pero si a los 50 sigue siéndolo, pues no tiene cabeza.

Tantas dudas y lecciones que deja el caso Petro, todo tan etéreo como este artículo,  y cuando todo sigue igual de sucio y corrupto. Y queremos que lleguen algún día los buenos. Nunca es tarde para nada.

Unas palabras finales para la perrita Bacatá, que ya no tiene donde cagarla más.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Por suerte casi los mato

Por suerte casi los mato

Celos de hombre (II)

Celos de hombre (II)

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--