La atención de la opinión pública mundial tiene los ojos puestos en Venezuela. Y no es para menos. El curso de los acontecimientos ha venido agudizando las contradicciones entre distintos sectores del vecino país. El gobierno bolivariano, encabezado por Nicolás Maduro, ha entrado en una fuerte contradicción con la Asamblea Nacional (parlamento), la cual designó a Juan Guaidó como presidente paralelo con el respaldo inmediato del mandatario norteamericano Donald Trump y de Iván Duque, el presidente de Colombia, a los que se han sumado otros cincuenta países de cerca de doscientos que hacen parte de las Naciones Unidas. Es claro que la ONU en la Carta de las Naciones prescribe el principio de la autodeterminación nacional desde su fundación, como también la no injerencia en los asuntos internos de una nación por parte de otra, por poderosa que sea.
El pulso se ha concentrado en los últimos días en la llamada “ayuda humanitaria” que ha tratado de introducir en Venezuela, contra viento y marea, el bando comandado por el gobierno estadounidense, sin contar con la aquiescencia del Palacio de Miraflores y a contrapelo de la Cruz Roja Internacional, de la Cruz Roja de Colombia y la Media Luna Roja, instituciones paradigmáticas en estos asuntos. En entrevista con la revista Semana, Christoph Harnisch, jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional en Colombia, afirmó: “Hoy estamos en una situación en la que desafortunadamente la primera víctima de lo que está pasando es la palabra ‘humanitaria’, porque hay un debate, hay una controversia pública, hay una manipulación de todas partes de este término. Para nosotros ‘humanitario’ es algo que no debe ser controversial, debe ser del interés de las personas. Y en este sentido, estamos en una situación que no es totalmente nueva, pero que lamentamos mucho, porque esto no es necesario”.
El Nuncio Apostólico, representante del Papa Francisco en Colombia, monseñor Luis Mariano Montemayor, señaló en forma categórica a Noticias Caracol Televisión que “el problema que tenemos es que la ayuda expresada por el gobierno americano tiene una connotación política evidente” y agregó: “La ONU, la Cruz Roja y Caritas no pueden participar en una acción política en que se utilice la ayuda humanitaria”.
Después del fracaso del último fin de semana de ingresar a la brava la “ayuda humanitaria” por varios puestos fronterizos desde territorio colombiano y brasilero, el gobierno de EE. UU., a través de su vicepresidente, Mike Pence, amenazó en la reunión del Grupo de Lima con que “todas las opciones están abiertas”, aludiendo a una posible intervención militar, pero no obtuvo el respaldo del Grupo de marras. La Unión Europea acaba de declarar que hay que evitar una intervención militar en Venezuela. Los gobiernos de México y Uruguay instaron asimismo a una solución pacífica y acordada por las partes.
Utilizando las “ayudas humanitarias” cual caballo de Troya, las salidas guerreristas llevarían el conflicto a situaciones impredecibles con implicaciones de inmensa gravedad tanto para el país vecino como también para Colombia, no vistas antes en nuestra historia.
