No es un secreto ni una posición personal frente al desafortunado abordaje que hace el periódico El Meridiano de Córdoba en relación con temas políticos o económicos de interés nacional e incluso asuntos administrativos locales.
Suena extraño cuando se trata de brindar información real, más cercana a la verdad tal como se presentan los hechos, asumiendo posiciones de las partes involucradas, contrarrestar opiniones y validar las fuentes para lo cual se nutren los periodistas. Sin embargo, este periódico en reiteradas ocasiones deja claro y de manera directa, sin eufemismos y sin vergüenza, su posición personal, ideológica, política, no como el editorial en que valdría el caso, sino en una evidente contaminación de la noticia, en su tratamiento más formal y de significaciones e incluso en su intenciones para modificar la manera de pensar de muchos lectores desprevenidos y también críticos.
No se necesita un estudio profundo de teorías comunicacionales para reseñar esta tragedia mediática a la que estamos sometidos los lectores de agendas noticiosas diarias. Es un irrespeto, un acto deshonesto y para nada ético la actitud de este medio. No es justo que lleve incluso el nombre del departamento en su carátula concibiendo la idea de periódico líder en la región. No es para nada un orgullo que se muestre como la alternativa de información y desarrollo del departamento. No así, no manipulando, entre otras cosas, el derecho de todo ciudadano a estar informado, por lo menos a leer un hecho sin prejuicios y alejado de todo tinte morboso.
CASO PETRO: para mencionar un caso aberrante y reciente, sin dejar en olvido la figura del ex presidente Uribe y del Alcalde de Montería Carlos Eduardo Correa, entre otros amigos de la casa.
El tratamiento que se le ha dado hasta el cansancio, de parte de este medio dicharachero al caso del Señor Guatavo Petro ha sido, en esencia, un atropello desproporcionado.
Los titulares dejan entrever su poco carácter noticioso, su escasa y muy cuestionada imparcialidad, su odio y hasta pisotean el derecho de la otra mirada, de la otra fuente, de la contraparte, a la que por decencia moral tenemos derecho todo ciudadano lector.
Un periódico que a voz abierta y pública se jacta de ser un ente serio de la verdad, de las causas sociales, de la gente popular, de la educación con su programa Prensa Escuela, que no es ni prensa ni escuela, porque esa actitud baja y vil con la información, NO debe enseñarse a los futuros periodistas escolares, eso no es formación en valores, eso no tiene nombre ni explicación alguna. O por lo menos, no para mí.
Qué decir del manejo electoral en estas pasadas contiendas, un desastre. Un titular puede tener poder directo sobre la manera en que las personas perciben la realidad, una noticia desarrollada con adjetivos, intenciones ocultas e indirectas puede, y no es invento mío, sino una teoría explicada, transformar incluso, conductas ciudadanas. Por eso es necesario una formación ética y transparente en el manejo de la información, una formación que parece se queda en las aulas universitarias y en discusiones de pasillo.
Cuando conocí la noticia por los medios nacionales escribí en el muro de mi perfil (Facebook)
…Nada más me imagino el titular del Meridiano de Córdoba para mañana. Lo harán con un fresquito mediocre. (19 de Marzo, 07: 10 p.m) Y como si se tratara de una predicción o acto de magia, este fue el titular del día siguiente 20 de marzo: SANTOS ECHÓ A PETRO SALVÓ A BOGOTÁ.
Acaso ¿cómo pudiéramos entender este mensaje? ¿Salvó a Bogotá de qué? De la corrupción a la que estaba sometida en las pasadas administraciones, al desastre de robo en contrataciones y narco- paramilitarismo? ¿Salvó a Bogotá? ¿Acaso Bogotá venía en un ritmo interesante en materia de seguridad, indigencia-robo, criminalidad, movilidad, salud y educación? Claro. Entendido.
¿SANTOS LO ECHÓ? Ese verbo demanda una actitud de discriminación absoluta, como si se tratase de una decisión vulgar y arbitraria. O como si el Presidente actuara siendo un pelele y echara a un animal de su casa. Y no fue así. Es una decisión jurídica y aunque estemos o no de acuerdo, FUE ALGO FORMAL Y ADMINISTRATIVO. A lo que el burgomaestre debió acatar y asumir como ciudadano y servidor público.
Pero la historia de este periódico en el manejo del caso Petro venía desde hace tiempo y con un seguimiento casi que perfecto a cada instancia y caída del mandatario distrital, mas no un seguimiento para registrar avances y aciertos de su gobierno. Ahora yo pregunto ¿Eso es equilibrio noticioso?
Otros titulares como GOLPE A PETRO: SE VA PORQUE SE VA, emitido el 7 de marzo de 2014 es un claro ejemplo a la academia, a los futuros comunicadores de lo que NO DEBE HACERSE. Y aunque la realidad de su trabajo lo convierta en un vasallo y títere del dueño de la empresa informativa, el periodista debe tener DIGNIDAD. En el lead de esta nota se menciona a los “rolos” quienes serán gobernados por Pardo, como si se tratase de los únicos que se convertirían en ser dirigidos a sabiendas de que en Bogotá hay ciudadanos de todo el país.
Titulares como PETRO, EN “CUIDADOS INTENSIVOS” del 19 de marzo de 2014 es otra magistral muestra del poco soporte y fundamento informativo. Abusando de las comillas como si eso aguantara todo, con una carga semántica de decadencia y debilitamiento.
En el titular del 10 de diciembre de 2013 El Meridiano de Córdoba sentenció con fuerza de expresión y burla SE LE ACABÓ LA BULLA: PETRO DESTITUIDO Y SANCIONADO 15 AÑOS.
Es cierto que fue destituido por 15 años, pero yo pregunto ¿cuál fue la bulla? Acaso él tenía una bulla en especial, ¿de qué bulla habla en este caso el periodista o el empresario? O es una expresión coloquial costeña, pero además irónica. El lead de esta nota habla de que se dio por su falta de planeación e improvisación, de su irresponsabilidad, que dejó Bogotá vuelto un basurero. Pregunto ¿el periódico, en esta noticia, es quien determina que hubo todo eso en el actuar del Alcalde, y si fuere el caso, por qué no se explicita la fuente que lo dijo?
Como si fuese poco, este medio, en su redacción desacertada e incoherente descarga calificativos irrespetuosos como “Petro, de forma olímpica”… “Ni para Petro ni para la DICHOSA CIDH”. Sin duda una expresión que traspasa ciertos límites y denigra de una honorable y respetable Comisión seria y constituida legítimamente y con méritos de sus integrantes altamente formados. Pero bueno, como esa redacción se maneja al antojo y capricho de quienes dirigen este periódico. A juzgar por cada línea.
Es claro que aunque no se esté de acuerdo con ciertos procedimientos políticos o jurídicos, o no se está de acuerdo con la ideología de alguien, es necesario establecer límites, escenarios que un medio de comunicación debe atender, ellos como empresa se deben a sus lectores. No se aplaude esta actitud arbitraria y deshonesta que defiende el periódico de Córdoba.
Ojalá algún día y aunque sé que esta columna no calará en ellos, (en esa casa editorial) por lo menos me sentiré más tranquilo al haber representado la opinión y la palabra de miles de ciudadanos que están de acuerdo conmigo.
