El restaurante Pozzetto que, durante más de 40 años se constituyó en uno de los lugares de comida italiana más conocidos de Bogotá, cierra sus puertas. La inminente demolición y construcción de un nuevo edificio pone fin a la emblemática sede de la carrera séptima con calle 61, origen de una de las mejores pastas artesanales de toda la ciudad y epicentro de la masacre de Pozzetto de 1986.
Este ristorante fue abierto por primera vez en 1973 por el inmigrante romano Gino Surace. El fundador y primer propietario huyendo de la guerra cruzó todo el Océano Atlántico para aterrizar en 1954 sobre las tierras bogotanas. Con la idea de rememorar la tradición italiana, comenzó a fundar pequeñas colonias gastronómicas ambientadas por la música en vivo, el vino de los montes itálicos, las lámparas y cortinas que hacen juego con una comida auténtica y de alta calidad elaborada por máquinas traídas directamente del viejo continente.
Con el paso de los años, mientras se asentaba en Bogotá, Gino fue abriendo una serie de restaurantes dedicados a la comida de su país. Entre los más destacados se encuentra La Cafetería Romana de la novena con calle 17, abierta en 1974; la Pizza Napolitana de la séptima con calle 59 y, tal vez uno de los restaurantes de comida italiana más célebres de toda Bogotá, La Piazzetta. Este último, desde su apertura en 1986, ha sido muy visitado por celebridades y políticos que, además de probar la pizza clásica italiana, han degustado recetas originales de pastas y salsas naturales.
La Piazzetta al igual que Pozzetto vienen siendo recorridos por las anécdotas y tragedias. El primero fue la última cena del asesinado candidato presidencial Luis Carlos Galán el 18 de agosto de 1989; por su parte, el segundo fue el lugar en el que ocurrió la más letal, sangrienta y célebre masacre hecha por un asesino en serie en Colombia.
En ese jueves, en la noche del 4 de diciembre, Campo Elías Delgado —un paramédico veterano de la guerra de Vietnam— con un traje completo entró a su restaurante de comida italiana favorito a ordenar un cóctel de vodka con jugo de naranja y unos espaguetis a la boloñesa. Hacia las 9:00 p.m., después de entrar al baño, los disparos de un arma retumbaron en todo el lugar aturdiendo a los más de 40 comensales, hiriendo a quince personas y asesinado a cinco mujeres y nueve hombres para después resultar muerto en medio de las desordenadas sillas y mesas del lugar.
Actualmente, con un cierre programado entre los meses de abril y mayo, los nuevos dueños del restaurante están buscando locales comerciales al norte de ciudad para trasladar la franquicia. Con la gran posibilidad de que la marca prevalezca, resulta innegable la nostalgia de no volver a ver este rincón italiano en las colinas bogotanas, ya sea por las leyendas urbanas, la fiesta inolvidable en su salón de eventos, el sabor inigualable de sus platos o el vacío que va a dejar en esa esquina de la séptima con 61.