Desde hace un tiempo para acá, sobre todo desde la llegada de las malas prácticas en el ejercicio del proselitismo político, importadas a Colombia por la derecha extrema colombiana, en su afán por sostenerse en el poder, el escenario comunicativo durante el ejercicio electoral se ha venido llenando de lugares comunes, clichés o frases de cajón, a los que recurren de manera intensa los nuevos demagogos de siempre para desinformar y/o confundir al potencial electorado. El término polarización es un ejemplo sobresaliente de esta triste moda mediática.
La propaganda negra, las noticias falsas, las pos verdades, traídas al escenario político de la tierra del sagrado corazón, en la cabeza, la boca y las manos siniestras del venezolano J.J. Rendón, contratado por el uribismo, han dado paso a un terrible espacio inundado con la intolerancia, el insulto, el agravio, la calumnia y el odio, tristemente abanderado por la secta política afín al expresidente, hoy senador por esa colectividad, así lo demuestran las recientes salidas en falso de sus alfiles en el gobierno del segundo a bordo del Centro Democrático, Iván Duque.
Nubia Stella Martínez, directora del partido de gobierno, atacó a la otrora aliada en los medios Vicky Dávila, calificándola de jefe de prensa de la “rata de Petro”. Luego, el exgerente del sistema de medios públicos RTVC, Juan Pablo Bieri, censuró momentáneamente al comunicador Santiago Rivas, co-guionista y presentador del programa de televisión Los Puros Criollos, por su crítica al gobierno uribista de Duque. Ah, y para cerrar con broche de oro, el recientemente renunciado director de televisión del Palacio de Nariño, sede del gobierno nacional, en un infame trino, calificó de “putas” a las simpatizantes de la Colombia Humana, como colofón de una afinada estrategia de prensa negra en contra de la oposición practicada fervorosamente por la derecha y sus aliados en el centro.
Santander de Quilichao es ahora, cerca de las elecciones locales, un campo abonado para la desinformación, el sectarismo, la intransigencia y la intolerancia endémicos de esta zona de Colombia, en el que los nuevos predicadores del importaculismo tratarán de hacer su año. Han empezado a echar mano del cliché de la polarización para alinderar groseramente a las buenas gentes de Quilichao. En el terreno de un sentimentalismo, vulgarmente ligado al clientelismo, los eternos líderes del monopartidismo quilichagüeño paulatinamente pretenden llevar a la ciudadanía nortecaucana a un centrismo apolítico que impide la crítica y el debate democráticos.
Mediante el apasionamiento manipulado por parte de estos eternos seudo líderes se pretende impedir que las ciudadanías libres de Santander de Quilichao sigan transitando el camino iniciado en el Cauca desde el año pasado, cuando de manera abrumadora estos ciudadanos libres dieron aviso de su intención de cambio y erradicación del tradicionalismo político de derecha, de la manipulación clientelar, la cooptación corrupta de la administración local y la eternización de los mismos con las mismas en lo mismo.
Inocentemente, muchos de esos eternos enamorados y enamoradas del amiguismo clientelar se rehúsan a la crítica, al debate, a la opción de cambio, negando torpemente a las nuevas generaciones quilichagüeñas la oportunidad de la llegada de caras e ideas nuevas a la administración municipal. Se defiende el monopartidismo local en cabeza de sus candidatos y candidatas, apelando a confundir lo buena personas que son, hayan sido o puedan llegar a ser, con su histórico desgaste y su actual ineficiencia en la dirección del municipio. Toda una manipulación, vuelvo a reiterar, de estos seudo líderes, copiando el afán de sus aliados en el Centro Democrático en el poder nacional, de mantenerse como sea y abrazando a quien sea, corrupto, investigado, acusado o sentenciado por crímenes de lesa humanidad, todo para mantenerse en el poder, acusando a las personas críticas y conscientes de ser polarizadores.
Si criticar, debatir, exigir, acusar y juzgar al político, al administrador de lo público o al miembro de cuerpos colegiados es polarizar, entonces seré uno de los convencidos en polarizar la política en Quilichao.
