Directivos de Fecode (Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación) están promoviendo un paro nacional del magisterio para el 14 de febrero, en mi opinión, respaldando a la camarilla comunista venezolana, con el sofisma de la “no injerencia de nuestro Estado en los asuntos internos de Venezuela”. Pues bien, estos señores deberían de saber que el régimen chavista ha asesinado y torturado en sus 20 años de terror a más de 2000 sindicalistas en la patria de Bolívar, única y exclusivamente por no estar a las órdenes del gobierno, como su correa de transmisión.
Lo anterior demuestra que la protesta del 14 no es por las reivindicaciones de los maestros, sino que tiene un objetivo político mamerto (marxista), para perpetuar en la hermana república el colonialismo cubano, que maneja como una marioneta a Nicolás Maduro, asaltando la auténtica autodeterminación de los pueblos, siendo eso sí, indiscutiblemente, una absoluta injerencia descarada.
Hay que recordarles a los dirigentes sindicales que convocan paros a favor del castrochavismo (otro remoquete del marxismo), que al señor Karl Marx, a quien denominan como “el padre del proletariado” y del cual son sus iracundos seguidores, que dicho personaje fue repudiado por los trabajadores en la Primera Internacional en el siglo XIX por sus tesis estatistas, burocráticas y embrutecedoras, pero de pronto después de más de 150 años todavía no se han enterado y por eso que apoyan a la tiranía del socialismo del siglo XXI en Venezuela, que es otro mascarón de proa del comunismo totalitario.
Así que con esa postura de algunos dirigentes de la federación de educadores, el sindicalismo pierde su esencia, que tiene que estar basada en la independencia y la democracia, respetando el pluralismo ideológico, porque es impresentable apoyar a una dictadura que ha condenado al 90% de la población de ese país al hambre y, es por eso que hay cerca de 4 millones de refugiados venezolanos en los países vecinos, muchos de ellos pidiendo limosna en las calles y en el transporte público o en oficios de muy baja calidad, lo que debería conmover a los maestros que como colombianos también son testigos de semejante drama, pero tal parece que a los políticos de la llamada izquierda que fungen como sindicalista en la educación poco les importa esa calamidad.
La actuación del gobierno colombiano en la catástrofe humanitaria que viven los venezolanos es consecuente con el postulado altruista de la solidaridad entre los pueblos, y de ninguna manera los problemas sociales que hay en Colombia le pueden servir a los mamertos de los diferentes pelambres para exculpar o justificar la debacle venezolana provocada por el socialismo del siglo XXl; ya que lo que busca el gobierno del presidente Iván Duque es prevenir un monumental éxodo de la vecina nación a nuestro territorio, que podría llegar a 8 millones de personas en los próximos 6 años si se consolida la dictadura de Maduro. En esa misma actitud están los países del Grupo de Lima.
Estados Unidos, conocido como el “imperio”, también busca que a futuro no le lleguen millones de refugiados venezolanos hambrientos, siendo esa la principal preocupación de la administración norteamericana, a lo que se le adiciona la influencia de China y Rusia en Venezuela. En consecuencia, desde la época del presidente Barack Obama, se consideró a nuestro vecino como un peligro para la seguridad nacional, sin embargo la mamertería alega que EUA está detrás del petróleo, lo que es un embeleco, porque el país del norte en la actualidad es el mayor productor del crudo en el mundo y exportador de energía, con el agregado de que el calentamiento global por los gases de efecto invernadero llevará a que en pocas décadas el petróleo sea inviable, lo que desmiente la especulación sobre las pretensiones estadounidense para quedarse con el crudo venezolano.
La lucha sindical se enmarca en buscar mejores condiciones de vida y trabajo, pero cuando se hacen mezcolanzas con un programa político marxista en este caso respaldando a la dictadura genocida de Maduro, la protesta social pierde su esencia. Recordando que el sindicalismo históricamente es la antítesis del marxismo, como lo hemos venido enunciando, pues hay que tener en mente que dos de los sepultureros del comunismo totalitario en Europa Oriental con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS fueron sindicalistas. Tal es el caso del líder polaco Lech Walesa, presidente del sindicato Solidaridad, y Ronald Reagan, mandatario de EE. UU. (1981 a 1989), quien fue durante varios años presidente del Sindicato de Actores de Hollywood, antes de incursionar en la política partidista; lo que es demostrativo del antagonismo que existe entre el sindicalismo y el marxismo o comunismo totalitario.
Para ser coherente con la lucha sindical, hay que rechazar de plano el manoseo, el oportunismo y la distorsión de la protesta social, que mamertos del magisterio pretenden hacer para apoyar a la camarilla comunista venezolana.