Venezuela necesita una salida política y no que se desarrolle un conflicto armado. Votar por la guerra, animados por las exacerbaciones retóricas de sus promotores, no es la mejor opción. Tampoco debemos entrar en un paraíso de indiferencia y quedarnos contagiados del espíritu de Nerón que, según la leyenda, se puso a tocar la lira mientras Roma ardía. Decir soy neutral ante un hecho es por sí mismo una posición axiológica y ver cómo nuestro hermano país se desmorona tampoco es la mejor opción. Ambos países estamos unidos, nos une la región, la pinta, la raza y el don del sabor, como lo dice Choc Quib Town.
Recordemos que la religión y la política son dos de los determinantes más poderosos de la conflictividad humana; sin embargo, a nuestro país hermano hay que mostrarle y convencerle de que el avión se va estrellar y ya solo les queda la salida de emergencia. No necesitamos más pirómanos dispuestos a incendiar y prender fuego al problema. Quienes creen que estos asuntos tienen solución exprés, están muy equivocados, pues se requiere una política de transición gradual democrática. Ni invasiones extranjeras, ni extraterrestres, ni el pajarito que le habló a Maduro van a resolver el problema de inmediato.
Una intervención militar a otro país conlleva a un acto de violencia, a una acción bélica, donde saldrá perjudicada la población civil y traería consecuencias colaterales a los países vecinos, implicaría inclusive una guerra civil en el interior del país. Las consecuencias serían nefastas y los únicos ganadores serían los mercaderes de armas. Además, esa guerra también se presentaría en territorio colombiano y ni imaginemos las consecuencias fatales para nuestro país. Si analizamos, Colombia será el país más afectado junto con Guyana y la parte norte de Brasil. Dada una intervención militar, nuestro país será utilizado como plataforma de ataque contra Venezuela; así las cosas, sacar a la fuerza a Maduro no es la mejor opción.
Los que incitan a una intervención militar en Venezuela les recuerdo que esto no es un juego y no será como la película Top Gun, donde Maverick e Iceman con sus aviones de combate Tomcat F-14 vencen a los malos. Aquí la realidad será otra y muy devastadora. La invitación es la búsqueda de una solución diplomática, política y humanitaria. Abogo para que la situación se resuelva de manera pacífica, con el diálogo, la concertación y el mutuo acuerdo. Rechazo una intervención militar, ya que creo que el diálogo político será la única salida para la crisis en Venezuela y buscar el bien común para ayudar a las partes a encontrar una solución aceptable.
Una intervención militar será un desafuero, una injusticia y arbitrariedad. La invitación es que no traigamos más problemas, propongamos soluciones y acciones encaminadas para resolver pacíficamente el orden y ayudar a enderezar la economía de nuestra nación hermana.
Estamos seguros de que la única manera de taponar esa vía de agua que amenaza con hundir el barco venezolano es por medio de una transmutación inmediata, de un cambio. Venezuela requiere salir de ese callejón sin salida, de ese camino complicado por donde transita.
Colofón
El llamado a Tirios y Troyanos es a la mesura, a la cordura, a la sensatez, a la serenidad y a deponer ese sentimiento de hostilidad, de enemistad, rencor e invitar y conminar al dialogo en pos de ver una Venezuela florecer.
Los que amenazan con una intervención militar nada aportan, ni solucionan, al contrario estimulan las tensiones y ahondan las diferencias entre unos y otros. Por otro lado, las economías donde se han presentado guerras tardan muchos años en recuperarse, sería más beneficioso negociar una ventana para buscar una salida pacífica y negociada a la crisis económica, humanitaria y política de Venezuela.
Una salida pacífica sería, por ejemplo, que la carta magna venezolana convoque a las presidenciales y que los líderes opositores al gobierno actual como Capriles y López; entre otros, estén habilitados para participar, también que exista una comisión de observadores electorales, estos veedores no necesariamente deben ser de la ONU.
La salida ideal del conflicto es que se dé una conciliación entre la oposición y el gobierno, que se construyan y se lleguen acuerdos serios para que se dé una transición pacífica.
Concluyo diciendo como dijo Jesucristo, "La paz os dejo, la paz os doy".
